Como la primera vez

3. Mantén la calma

Katherine

"Mantén la calma" me repetía subconscientemente mientras me desplomaba en la cama. Pero la verdad era que volverme a encontrar con Jonathan me producía sentimientos muy extraños y confusos, yo le odiaba más que a nada. De eso no había ninguna duda. Pero no podía negar que era demasiado apuesto. Lucía sorprendente como siempre lo hizo, aunque ya no mantenía la imagen de chico malo con pocos amigos, daba la sensación de haber madurado en ese lapso de tiempo, esperaba que lo hubiera hecho, por sí mismo al menos. Porque yo también había cambiado.  Prometí que jamás pondría de nuevo a alguien por encima de mi propio bienestar. "Soy demasiado para un tipo como el" repetía al verme al espejo todas las mañanas después de que me dejó. Mentiría si dijera que nunca pensaba en lo sucedido, era inevitable. Pero no era que mantuviera algún tipo de amor hacia Jonathan, al contrario, era mi motivación para alejarme de todo aquello que pudiera dañarme.

Después de salir hecho una furia, actué como si no hubiera pasado nada y me dispuse a desempacar mis cosas. Las acomodé de una por una en la otra mitad del closet, que originalmente debería pertenecer a su compañero.

Al abrir el armario admiré que estaba haciendo uso de todo el espacio, pero poco me importó ya que arrojé lo que se encontraba en esa parte a su respectiva cama. No había razón para tener la más mínima consideración con él, ya no volvería a estar disponible cuando él me necesitara; se había terminado aquella chica inocente y de buen corazón. "Al carajo si soy una pesadilla, mientras más se acuerde de lo que me hizo, mejor" me repetía una y otra vez.

En silencio, me propuse salir en dirección a los baños y me di cuenta que afortunadamente había uno para hombres y otro para mujeres. Llegué a sospesar un breve momento sobre la posibilidad de que también fueran mixtos y me había planteado que de ser así, jamás volvería a bañarme hasta terminar la universidad.

Salí de la ducha y cuando comencé a vestirme sentí una voz detrás de mí.

—¿Tú no eres de por aquí, verdad? —una chica de ojos aceitunados me miraba con expectativa desde el otro lado de la habitación—. Juro que jamás te había visto por aquí.

—Sí, soy nueva. —dije de mala gana recordando la razón de mi cambio.

Su cara se iluminó, y un sentimiento de culpa se apoderó de mi estómago, debido a la forma grosera en que le contesté.

—Soy Juliana Thorner, mucho gusto. Puedes decirme Julia, no hay problema—su semblante se endureció, lo que me hizo pegar un pequeño brinco—. Un consejo, no confíes de las personas que viven en esta residencia. Suelen ser unos hipócritas.

Era irónico conocer a una chica con pensamientos parecidos a los míos.

—No tendré problemas con eso—mencioné—. Prefiero hacer las cosas a mi modo.

—Yo prefiero la gente de otros dormitorios—dijo mientras se sentaba en la silla delante mío—. Sólo convivo con mi compañera, se llama Daphne. Una estudiante de intercambio, es alguien seria y centrada; se podría decir que al punto de que no suele hablar mucho. Aunque ten por seguro que ella es como una tumba a la hora de guardar secretos, además no es para nada mentirosa—Cogió un cepillo y comenzó a acariciar su larga melena oscura, con rizos cayéndole en todas direcciones—. Por cierto, no has mencionada tu nombre. ¿Cómo te llamas?

—Katherine. Kate. —corregí para que notara mis esfuerzo de llevarme bien con ella.

— Así que Katherine, ¿no eres de por aquí verdad?— preguntó interesada.

—No, soy de Luisiana. Estudio aquí por una beca completa que me gané el año pasado.

Me miró incrédula, como si algo anduviera algo mal conmigo.

—De verdad no quiero parecer grosera, pero si tú estás con una beca en la universidad, ¿Qué haces en el décimo dormitorio?, no pienses que te estoy juzgando o discriminando—objetó—. Pero la gente de por aquí suelen ser herederos.

Suspiré de acuerdo con lo que acababa de mencionar, y me dispuse a contarle toda la historia de mi transferencia. Me sorprendió lo sincera que fui con Julia, era una desconocida. Pero sentía una fuerte empatía de su parte.

—Con que eso pasó—se sumergió en sus ideas, pensativa—. Un último consejo. La gente de por aquí no se centrará en ti a menos de que llames la atención. Y la única forma de que ellos te tomen en cuenta es: te desnudas frente a todos o te vuelves amiga de Jonathan Parker.

Lo que me faltaba, pensé.

— Ten asegurado que si el club de fans oficial de Jonathan te mira cerca del chico sin su autorización, serás vista como una gran amenaza y te destazaran como animales salvajes. — su tono se volvió nostálgico—. El lema de ellas es "Jonathan es de todas y para todas, y todas tienen el mismo derecho sobre él".

—Que estúpido. —solté un bufido sorprendida por ese grado de idiotez. Si supieran que ese mandado ya me lo había comido. Sonreí ante mi propia sagacidad y carraspeé para disimular.

—Dímelo a mí—dijo resignada.

—Pues creo que debería ir consiguiendo un guardaespaldas—sonreí con ironía—. Es mi compañero de habitación.

Ella volteo rápidamente, impactada por mi revelación. Después de recuperar sus sentidos, prosiguió.



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En el texto hay: drama, venganza, exnovio

Editado: 07.12.2020

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