Como la primera vez

4. ¿Por qué demonios tenía que ser tan impulsivo?

Jonathan

Al salir de la habitación, me encontraba tan enojado por la reacción de Kate que no podía asegurar lo que era capaz de hacer.

Ella jamás se había comportado de esa manera, no creía que fuera siquiera la misma persona que conocí alguna vez. La imagen que cargaba conmigo de ella era solo dulce e inocente, y en verdad creía que la conocía mejor que nadie, justo por esa razón me desconcertaba tanto el ver su nueva faceta. Quería pensar que yo no tenía la culpa sobre eso.

Fui en dirección a la oficina de la directora, mi tía. Ella debía explicarme por qué tan repentinamente una chica era mi compañera. Necesitaba cambiar eso. Cuánto antes.

—No teníamos nada más disponible. Tú conoces los expedientes de Victoria y Sarah, nunca podrían volver a la misma residencia—se levantó y caminó hacia donde me encontraba—. Katherine es una excelente estudiante, no olvides que es la única que consiguió la beca completa en esta institución. No creo que sea una mala influencia, trátala bien.

Estaba contra la espada y la pared.

Mencionarle a mi tía nuestro pasado no era una opción, podrían tomar represalias hacia Kate y no deseaba eso. Era consciente de su dedicación a la escuela y a todo lo que le gustaba, arruinar su futuro nunca había sido una alternativa para arreglar el problema. No era tan cruel, por lo menos en ese momento ya no lo era. Pensativo, recorrí el ancho pasillo para llegar a mi dormitorio, debíamos alcanzar esa noche un acuerdo sobre los términos que tendríamos para convivir pacíficamente el resto del año.

Pero vaya sorpresa que me llevé al llegar.

Justo cuando empujé la puerta me quedé estupefacto.  Mis cosas estaban revueltas en la cama. "Esta no se la dejare pasar" repetí en mi mente, no estaba dispuesto a dejarla hacer lo que quisiera en mi habitación. Era el colmo que se creyera con el derecho de tocar mis pertenencias. La esperé conteniendo la furia, pasaron dos horas y no regresaba. Y aunque el tiempo seguía transcurriendo, mis ganas de reclamarle por todo no se habían esfumado, así que seguí en la misma posición reflexionando sobre qué debería hacer con Katherine una vez que la tuviera en la habitación.

En eso, escuché moverse la perilla de la puerta y me levanté en un silencio sepulcral. Ella asomó su rostro por la puerta y al no darse cuenta de mi presencia, decidió entrar. La tomé del brazo en un santiamén y la tiré en la cama. 

— ¿Quién te crees que eres?—me encontraba fuera de mis casillas y le grité como no lo había hecho con nadie en mucho tiempo—. ¿Con qué derecho tiras mis pertenencias?, sigues siendo igual de inmadura y exasperante. 

— ¡Suéltame!—cuando ella pronunció aquellas palabras, me di cuenta mis actos, así que rápidamente me separé—. ¿Aún te comportas de la misma manera? ¡Sigues siendo un total asno!, si antes soportaba tu mal humor te aseguro que jamás volveré a hacerlo. 

—Yo...—dije con un hilo de voz—. Sabía que eras diferente. Es solo que no me esperaba esto, no te esperaba a ti aquí. Menos en mí mismo cuarto.

Era la verdad. Mirarla tan cambiada y rencorosa me dolía. Me invadía un sentimiento de culpabilidad inmenso, sus palabras me impresionaban porque jamás había sido tan tajante y fría. Admití que no tuve la mejor reacción pero ella conseguía hacerme enojar, siempre lo había hecho. Era la única capaz de sacarme de mis casillas de aquella manera.

—Pues culpa mía no fue—pronunció secamente—. Ya no me fío de la gente, lograste lo que deseabas.

Con ese comentario todo lo que sentía dio un giro drástico. Ya no me quedaban fuerzas para discutir, me encontraba arrepentido y exasperado por su forma de ser. Pero no la odiaba, sentía algo más fuerte hacia ella, una atracción... que supuse eran esos sentimientos inconclusos por volver a verla. Si, tenía que ser eso.

La mañana llegó, y no había clases hasta la segunda hora.

El desayuno se servía a las ocho y me quedaba el tiempo suficiente para bañarme antes de bajar. Volteé hacia la cama de Katherine, ella seguía dormida, no deseaba despertarla, aun pensaba que estaría enojada conmigo y que era mejor evitarla. Pero mi lado compasivo se apoderó de mí y se acercó para moverla despacio con el brazo.

—Levántate, el desayuno aquí es a las ocho—dije indiferente cuando la vi abrir sus ojos. Entonces sin esperar su respuesta, fui hacia los baños para varones.

Salí de la ducha y me dirigí hacia mi vestidor personal, pocas personas contaba con uno. Pero claramente yo era diferente. Nunca fui un amante de las duchas grupales por lo que me mantenía alejado en ese ámbito. Así que a su vez Katherine había corrido con suerte. Porque no arrojó como basura mis pertenencias más preciadas. Cuando salí, miré a Zac charlar con un grupo de compañeros, él se dio cuenta de mi presencia y me hizo una señal para que me acercara.

—Pero que buena estuvo ayer—hizo enfásis en lo último, luciendo triunfante—. Esas chicas eran muy hermosas, ya sabes, todo curvas y senos grandes.

Los demás chicos asintieron con sonrisas cómplices.

—Debiste ir con nosotros Jonathan—mencionó Taylor que iba llegando. Nos conocíamos desde hacía un tiempo y habíamos congeniado desde el primer instante—. Saldremos hoy también por si te interesa.

—Aunque quiera ir, no puedo—el deje de mi voz fue penoso—. Tengo una mujer de compañera verdaderamente molesta. 



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En el texto hay: drama, venganza, exnovio

Editado: 07.12.2020

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