Como la primera vez

7. Una trágica memoria

Katherine

"¡¿Pero qué demonios?!" me preguntaba mil veces mientras quería enterrarme viva. Ahí estaba yo, acostada al lado de Jonathan en ropa interior. De todas las personas en el mundo con las que podría haber terminado de esa manera, tenía que ser con aquel ególatra insensible. Lo peor de todo es que no recordaba nada de lo sucedido anoche, solo tenía presente algunas imágenes incompletas que me mostraban a mi ebria hablando con Jonathan y después otras menos claras de él sacándome por la fuerza del club. "¿Por qué debía pasarme esto a mí?" no llegaba a comprender cuál era ese resentimiento que el propio destino tenía contra mí. Nunca había hecho ningún mal a nadie, ya que en realidad eran las personas las que me lastimaban a mi primero.

Me levanté intentando hacer nada de ruido y poder salir de la habitación en calma, sin tener que verme obligada a conversar con él sobre lo sucedido. No quería enterarme de nada, simplemente ignoraría todo y seguiríamos odiándonos mutuamente como si esto no hubiera pasado.

Tomé ropa del cajón abriéndolo con sumo cuidado y cuando estaba medio vestida traté de escabullirme de puntillas. Pero era una pésima agente en cubierto y pronto sentí que perdía el suelo y un segundo más tarde me encontraba derrumbada a un lado de Jonathan, quien ya estaba despierto y me sostenía para que no huyera.

— ¿A dónde crees que vas?— preguntó con los ojos oscurecidos—. ¿No piensas hacerte responsable por esto?

Deje un segundo de respirar.

—No sé de qué estás hablando—trataba nerviosamente de evadir sus preguntas y contacto visual—. Debo irme, llegaré tarde si no me doy prisa.

Tan pronto como intenté incorporarme de nuevo, el volvió a jalarme hacia él y nuestros rostros quedaron a pocos centímetros el uno del otro. Miré como lentamente se acercaba más y más, el ambiente se tensaba y ya podía imaginarme que iba a pasar; sin embargo solo noté que hizo con sus labios algún gesto y entre dientes me pareció escucharle decir la palabra "mierda".

—Estas completamente desquiciado, ya déjame ir— pronuncié fingiendo tranquilidad, y por fin sus manos cedieron permitiéndome el movimiento.

Luego de haber escapado del incómodo momento, traté de llegar lo más pronto posible a las regaderas. Me quité sin dudar mi atuendo e ingresé al agua fría rápidamente para despejarme. Debía quitarme la suciedad de la noche y que con ella se regresaran todos esos recuerdos que aún no llegaban a mí. Al salir supe que lo primero que tenía que hacer era sentarme a pensar. Necesitaba por lo menos algún indicio con el que poder recuperar mi memoria. Y si es no funcionaba, siempre podía preguntarle a alguien. Todo este hilo de cosas por resolver transcurría por mi cabeza mientras tomaba el desayuno. Pero... ¿a quién podría preguntarle lo de anoche? Probablemente nadie sabía de mi existencia, hasta que por alguna iluminación divina recordé a Julia. Ella era la indicada para contarme porqué me puse así de mal en un segundo.

Me dirigí a toda prisa hasta su habitación, esperaba que aun siguiera dormida y no estuviera ignorándome, ya que le marqué mil veces en el trayecto y no obtuve respuesta. Toqué bruscamente la puerta hasta casi desfallecer y antes de irme resignada, sentí como mi cuerpo se iba hacia tras cuando abrieron de golpe la puerta.

— ¿Se puede saber quién toca a esta hora?-– Preguntó en un tono hostil que jamás había escuchado en ella—. Oh pero si eres tu...— su voz cambio por completo a una más linda—. ¿Qué paso contigo anoche?

—Eso venía a preguntarte yo— le dije totalmente confundida.

Desconcertada me invitó a pasar y tomé asiento en un sillón. Al poner un pie dentro, me encontré totalmente anonadada con aquella habitación. Era tan enorme como los dormitorios estereotipados de las princesas. Pero, recordando mi actual cuarto, podría decir que más bien parecía ser la última disponible del lugar. Claro, tampoco podía ser tan cruel y compararla así con la de Jonathan. Que después de todo estaba en un nivel completamente diferente al de todos ellos. Pero después de analizarlo, no tenía mucho sentido que estuviera en una residencia y no en un departamento propio.  Esto representaba un misterio total para mí. "Tal vez están remodelando su mansión y por eso está aquí" me convencí buscando una posible solución al acertijo. Si él se retiraba, posiblemente no volveríamos a convivir hasta la graduación y para mí, eso era lo mejor que me podría pasar en toda la vida.

—Bueno, no tengo ni la más mínima idea de que sucedió contigo. Simplemente desapareciste, después de...—hizo una pausa prolongada, evadiendo la continuación de la frase.

— ¿Después de qué julia?— dije obligándola a sacar la verdad por dolorosa o vergonzosa que fuera.

—Sí, ya sabes—bajo su rostro para no verme a los ojos—. Tomaste una buena cantidad de alcohol y comenzaste a bailar demasiado provocativo hasta para mi parecer.

— ¡¿Qué hice qué?!— me levante histérica al borde de un ataque. No era posible que yo hubiera cometido aquel acto, ahora me conocerán por ser una loca. Quería ser devorada por la tierra y escupida a mil kilómetros de ahí.

—No te exaltes Kate, afortunadamente Jonathan entró en el momento indicado para salvarte de la escena.

Fue ahí que abrí los ojos hasta más no poder. La tierra se abrió justo debajo de mis pies y me invitó a ser devorada por ella.



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En el texto hay: drama, venganza, exnovio

Editado: 07.12.2020

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