Como la primera vez

13. No me preocuparé más

Jonathan 

He buscado por cielo, mar y tierra a Katherine. Sin embargo, no ha dado señales de vida. 

Por la mañana, se pasó horas buscando y rebuscando en su armario, intentando decidirse sobre un atuendo. La observé caminar de un lado a otro enfrente al espejo, mientras a su  vez, sacudía la cabeza cada vez que algo no le convencía. Estuvo tan ensimismada en todo ese lapso que ni siquiera reparó en mi existencia, lo que lo convertía notoriamente en algo inquietante. Lo dejé pasar porque pensé que seguía molesta conmigo y esperé a que volviera. Pero el reloj ya marcaba las diez de la noche y ella no había regresado.  

Esto se estaba convirtiendo en un dolor de cabeza—como todo el tiempo a su lado—y yo ya había revisado cada uno de los rincones del dormitorio y de la academia sin obtener resultados. No era una chica que se la pasara fuera de casa, era hogareña y no es que eso la convirtiera en mejor o peor mujer, simplemente salir de fiesta no era algo que la matara de emoción y eso era lo que me tenía con el alma en un hilo. Algo tuvo que haberle sucedido. Así que no perdí más tiempo y fui directo al estacionamiento esperando obtener una pista de su paradero. Pero para mi asombro, ella ya estaba ahí.  

Pero no se encontraba sola.  Se estaba riendo.  Con Edward. 

Se estaba riendo con aquel idiota. 

La vi como bajó agraciadamente del automóvil de ese bastardo. Y aquella escena fue suficiente motivo para no detenerme a pensar en las consecuencias de mis actos cuando me acerqué velozmente y golpeé con fuerza el capo. Con ella ese tipo no se iba a meter. 

— ¿Se puede saber que hacen juntos a esta hora?— cuestioné mientras intentaba controlar mi furia, y  al instante los dos voltearon a verme. En la cara de Kate se reflejó la sorpresa, para después convertirse a una mueca de disgusto. 

— ¿Qué es lo que quieres? — chasqueó la lengua. Se notaba a leguas que le fastidiaba mi presencia, y Edward solamente dejo salir una pequeña sonrisa de satisfacción. Menudo idiota, ya me encargaría yo de borrarle ese gesto. 

— ¿De dónde vienes? — seguí preguntando. 

— ¿Por qué te importa? 

— ¡Deja de contestar con otra jodida pregunta! — era exasperante. Una odiosa mujer exasperante. 

— Pues es que no deseo darte explicaciones de nada, no eres nadie en mi vida, puedo hacer lo que me plazca. 

¿Por qué le era tan difícil entenderlo? Aquella imitación barata de Justin Timbarlake inglesa solo intentaba ganar terreno. Yo debo protegerla, es solo una niña ilusa, siempre ofreciendo esa encantadora sonrisa a toda la gente, que la hace tan linda, tan buena y que le ayuda a  aparecer unos hermosos hoyuelos que combinaban con su...  

“¡Despierta Jonh!” vociferó mi subconsciente. Maldición, lo había vuelto a hacer. 

— ¿No comprendes la gravedad del asunto? ¡Él está jugando contigo! cuando obtenga lo que desee de ti, te va a desechar.  No te conviene Katherine, lo hago por tu bien.

Contemplé como Edward respingaba por mi vehemencia, dio un paso adelante e infló el pecho, listo para contrarrestar mi comentario con otro igual. Pero no contó con que Katherine lo detendría antes de empezar con nuestra guerra verbal y le hizo un gesto con la cabeza para que retrocediera. 

— ¿Crees que todos son iguales a ti? — advertí el  rencor que volvía a emanar de ella. Era como una versión totalmente mejorada y más malvada de una mujer despechada. Aunque si lo reconsideraba, puede que si fuera eso—. Que tú seas un completo retrasado anormal que solo le interesa el dinero, y siempre busca sacar provecho de todo, no significa que debo categorizar a Edward junto contigo.

Cogió con velocidad el brazo de Edward, y con su mano libre me señaló. 

—No te atrevas a volver a entrometerte de nuevo, ya no soy tu novia, mucho menos tu amiga, ni conocida. Finge que soy... — se detuvo abruptamente y luego tronó los dedos—. ¡Una papa! ¡Si, eso! simúlalo y déjame tranquila. 

Después de eso, consiguió mover a rastras al megalómano hacia el área de la sala de entretenimiento del dormitorio, abierto hasta las once de la noche. Presencié como se perdía entre la penumbra, otra vez esa chica no era capaz de intuir lo que sucedería, no comprende en donde está metiendo sus narices, sigue siendo la misma entrometida y probablemente acabe destrozada por ese idiota. Decidí darle el espacio que buscaba mientras me prometía no volver a preocuparme por ella.

*** 

Estábamos a viernes y la dirección citó a todo el dormitorio a las diez de la mañana, diciendo que tenían un importante comunicado que darnos. Como de costumbre Zac transitó por mi cuarto en espera de que asistiéramos al mismo tiempo y poder tomar lugares juntos. Y cuando estábamos por marcharnos, se detuvo en la parte de la habitación de Katherine a contemplar toda la galería de fotos que ella poseía. Un día antes, había comenzado a sacar montones de fotografías de una maleta, por fin adornando aquel tablero que trajo consigo el día de su mudanza. Al estudiarlas con detenimiento, eran totalmente excepcionales y a la vez insólitas, ya que hacía unos muy extraños enfoques. Como si a primera vista hubiera sido simplemente una imagen de prueba que logró colarse, pero si te detenías a apreciarlas, sabías que habría un sentimiento más profundo. Toda tenían un significado. 



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En el texto hay: drama, venganza, exnovio

Editado: 07.12.2020

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