Jonathan
Los problemas no dejaron de llegar después de eso. Todo avanzó tan rápido gracias al escándalo que armó Isabella que los profesores entablaron una reunión de imprevisto para determinar lo del supuesto robo de Katherine.
—Señorita Montenegro, me temo que me han llegado malos comentarios sobre usted últimamente, y considerando su buena conducta y calificaciones, me gustaría saber su opinión personal al respecto—dijo la profesora Kannavagh, la cual se había posicionado a la cabeza de la mesa, mientras un diminuto séquito la respaldaba.
Katherine estaba erguida, con la cabeza muy en alto, y con algunos pasos más adelante que yo, sin sentirse para nada intimidada.
—Es verdad que yo extravié mi cámara, pero eso fue mi parte del proyecto, no tiene nada que ver con mi compañero. Por favor, les ruego que solo haya represalias hacia mi persona, Jonathan no tiene nada que ver en esto, él si tiene su parte del trabajo lista, quedó fantástica— argumentó Kate con voz temblorosa, sabía a lo que se estaba arriesgando, pero aun así se mantuvo firme.
—Eso ya lo considerará el profesor Esteban, así que pospongámoslo por el momento— presencié como Katherine fruncía el entrecejo.
—Sí es así, ¿qué es lo que desean decirme?—los profesores voltearon a verse entre sí, preocupados por lo que dirían a continuación.
—Lamentablemente, nos han llegado ciertas noticias sobre su altercado con la señorita Adams, y nos preocupa bastante que la familia de nuestra alumna intervenga. Ya que la acusación es bastante delicada.
Me tensé en cuanto los escuché pronunciar esa indirecta. Era una advertencia disfrazada, y sabía qué buscaban lograr con eso.
—No creo que Katherine tenga algo que ver—intervine fastidiado. Todo era simplemente ridículo.
—Lo siento señor Parker, pero usted no podrá interferir por esta ocasión.
Y por esta ocasión comprendía de qué hablaba. Hablaba exactamente de como defendí a capa y espada a mi ex compañero de habitación, el cual fue discriminado de la peor manera posible y casi asesinado por una bola de estúpidos adolescentes. Todos se habían dedicado a maltratarlo cuando su familia colapsó, perdiendo de un día para otro su fortuna. Aún me lamentaba por no haber podido hacer más por él. Y por supuesto que estaban intentando evitar que volviera a meter mis narices por otra persona.
—Sean concisos—comentó ella queriendo eliminar el silencio incómodo que albergaba la sala—. Si hablan del supuesto robo de fotos de Isabella Adams, de una vez aseguro que no tuve nada que ver. Desde que ingresé a esta universidad he sido catalogada como la mejor alumna de fotografía de esta generación, así que no tengo ni un solo motivo por el cual hurtar material de otra persona. Confío plenamente en mis habilidades.
Se defendió vanidosamente, pudo sonar un poco rudo pero reflejaba muy bien su punto. Y todos sabían que tenía razón.
—Eso creemos, señorita—señaló la maestra Cristine, encargada de impartir la clase de expresión artística—. Por eso mientras no presenten pruebas contundentes te apoyaremos. Sin embargo, si descubrimos que nos mientes, te expulsaremos inmediatamente.
Katherine se limitó a asentir gélidamente y se dio media vuelta, en silencio me dispuse a acompañarla hasta la salida.
—Aguarde un momento, señor Parker. No hemos terminado de hablar con usted.
La miré angustiado. Ella solo me palmeó el hombro en señal de que estaba bien que me quedara. Abandonó la instancia en absoluto sigilo, casi pareciendo fundirse con las sombras por su lúgubre ánimo.
— ¿Qué sucede?— dije mientras me acomodaba en la silla.
—Estamos algo preocupados por cómo se vaya a desarrollar todo, puesto que la señorita Montenegro no cuenta con los recursos para defenderse, le agradecería que se hiciera cargo de mantenerla vigilada, y por lo tanto, protegida. Nosotros como docentes, no podemos entrometernos en este tipo de asuntos, los alumnos poco quieren para quejarse de nosotros. Si nos metiéramos, dirían que es un tipo de favoritismo hacia ella y eso empeoraría las cosas. Sería como echarle más leña al fuego—espetó en tono serio. Todos entendíamos eso.
—Por supuesto—me limité a confirmar y salí del aula despidiéndome con una inclinación de cabeza. En parte aliviado porque no quisieran sacarme información que la inculpara.
Así que mientras iba en su búsqueda, entré a la sala de entretenimiento y me encontré con esa dulce chica rubia, la cual estaba ahora completamente empapada de lo que parecía ser residuos de huevo. La tenían acorralada en la mitad del lugar y un par de chicas habían dado un par de pasos al frente.
—Aquí le damos una lección a la gente pobre y mentirosa—sentenció aquella voz chillona que tanto conocía—. Te dije que me las pagarías zorra, nadie se mete conmigo y sale ileso.
Observé como su mano se levantaba y viajaba rápidamente en dirección al rostro de Katherine, dándole una ensordecedora bofetada. Esta se cubrió su mejilla con una mano y todos los demás presentes estallaron en carcajadas. Entonces reaccioné. Me acerqué apresurado, pero mientras acortaba la distancia, vi la cosa más impresionante que haya presenciado.
Katherine Montenegro le había devuelto el golpe. Ella había abofeteado a una Adams.
Editado: 07.12.2020