Como la primera vez

24. Bienvenida al equipo

Katherine

Las palabras que dijo Edward aquel día seguían presentes en mí. Y era por lo mismo que lo obligué a practicar conmigo hasta el cansancio. No podía dejarme vencer por Jonathan.

  — ¡No, no, y no!—exclamó Ed con bastante efusividad después de que fracasara por enésima vez con las piruetas—. ¡Son las más sencillas!    

  —Yo nunca fui una amante de los deportes—refunfuñé molesta también conmigo misma por ser tan mala.

—Claramente no lo eras—soltó con sarcasmo.

Hice una señal de desdén y me recargué en las bancas de los jugadores.

—Estoy comenzado a creer que en verdad no tengo una oportunidad en esto.     

  —No todo está perdido—el eco inestable que produjo su voz nos hizo girar con sorpresa y articuló su característico semblante altanero, lo cual distinguía en un instante el linaje y la apariencia de tigre siberiano que poseía mi antigua compañera de habitación.

—Sarah...

  —Creo que puedo imaginarme el motivo de que alguien con el orgullo tan grande como el tuyo haga esto. 

Edward buscó mi mirada como si ya estuviéramos derrotados sin antes dar pelea,  y suspiré en un intento de ocultar mi tristeza. 

  —Entonces adelante, ve y díselo a todos.

La tensión que había provocado al ambiente era algo que no se podía ignorar fácilmente,  era tan sencillo imaginarme su ferviente anhelo de volver a ser la boca de todos; sin embargo, sabía que algo en Sarah siempre fue diferente. Ella no me usaría para conseguir lo que quería.

  —Sé que tú no eres así—dije de nuevo y localicé los adorables hoyuelos que se formaban en sus comisuras, al parecer satisfecha con mis palabras.

—Te tardaste más de lo que pensé en darte cuenta de ello—me guiñó un ojo complaciente y luego se quedó parada con el semblante serio—. Yo no soy nadie para juzgar ni tus acciones ni tus métodos, pero  quiero dejarte en claro que serías la peor animadora de la historia.

  —No es como si ya no me lo hubieran dicho antes—dije dándole aquella indirecta a Edward, quien veía en otra dirección fingiendo no saber nada.     

  — ¿Aun así deseas continuar?—el tono burlesco de Sarah aumentó mi rabia. Respiré hondo para no soltar alguna grosería.

—Me creo bastante capaz si me lo propongo.

—Pues el coraje es uno de los factores principales en una guerrera, y las animadoras somos simplemente eso. Además, tienes el contacto que necesitabas—espetó señalándose—. Bienvenida al equipo.

Jonathan

Pasó una semana desde que Zac me unió a base de engaños al equipo de animación, y sin dudarlo, lo que más me descolocó fue la colosal entrada que tuvo Katherine al día siguiente en este. Al mirarla llegar meneando sus caderas, sentí que vislumbraba a un pobre pingüino bebé moverse; era tan torpe y para nada deportiva que no sabía cómo logró meterse en esto. Aunque debía admitir que esa no fue la primera duda qué rondó por mi mente, sino cual era la razón primordial de su repentino interés en alentar a un montón de atletas, que en su opinión, sólo eran unos idiotas en uniforme. Toda su actitud resultaba bastante sospechosa, pero decidí dejarlo pasar, porque de todas formas no tenía derecho alguno de preguntar nada.

Las prácticas se mantenían en el gimnasio, pero cuando llegamos éste estaba siendo ocupado por el equipo de baloncesto, lo que no nos dio más remedio que pasarnos el área de fútbol americano, en el cual veríamos la nueva rutina que Sarah nos debía tener preparada. Visualicé la cara contrariada de Isabella desde las gradas, era bastante notorio que no estaba ni cerca de sentirse feliz porque Katherine estuviera presente; yo pensé que hasta le soltaría algunos comentarios sádicos y agresivos, pero fue desconcertante la manera en que la rubia pasaba a su lado como si no existiera. Ignorándola completamente.

  • ¿Has logrado adaptarte Parker?—interrogó Sarah sentándose a mi lado.

Me encogí de hombros sin voltear a verla, no tenía ánimos de lidiar con su temperamento, tamborileé mis dedos al compás de una canción que siempre había en el comedor y escuché como la chica tosía haciendo bastante ruido.

Molesto.   

  — ¿Qué ha pasado ahora Sarah?—ya había conseguido llamar mi atención. 

Abrió los ojos un poco impresionada por mi reacción, pero luego me dedicó una sonrisa compasiva y menos pude entenderla. Las mujeres como ella me ponían bastante nervioso.

—Si no he dicho nada—dijo al borde de la risa—. No tienes por qué estar a la defensiva.

Me encogí de hombros. No es que estuviera a la defensiva, si no que era lo normal que las personas se acercaran a mí deseando algo. Ella dejó de mirarme y se enfocó en Katherine, quién trataba de aprenderse la rutina que una de las chicas estaba enseñando.

— ¿Cómo es que siquiera logró entrar? —cuestioné al ver el desastre que estaba haciendo.

Sarah volvió a reír.

—Pero si mira que se está divirtiendo. Puede que no sea buena ahorita pero sin duda tiene potencial.



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En el texto hay: drama, venganza, exnovio

Editado: 07.12.2020

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