Como Lenguas De Fuego

LOS MANSON

Los Manson la casa real más famosa de todos los reinos, gozaba de inteligencia y belleza, Hamel era un conquistador y temido por su estrategia en batalla, como también era envidiado por su familia fuera de sus hermanos o hijos, Jael era uno de los cuatro que más sobresalía su inteligencia y sabiduría sobrepasaba al rey cada consejo suyo era de mucha ayuda para su hermano porque siempre lo llevaba a la victoria, que no solo era en el campo de batalla también era de gran consejo para prosperar en su reino. Krasava era una de las doncellas Manson quien era admirada por su canto y belleza, la mujer gozaba de un matrimonio feliz con Eurig Yatès, el lord más sobresaliente, como también de dos hijos varones que sus cabellos rojos los hacían únicos, ya que se lo habían heredado a su tatarabuela, Cael y Giacomo eran gemelos y ya todos unos varones que alcanzarían muy pronto la madurez. 
Jeguin era la aventurera y rebelde, su adicción era cabalgar por los bosques sobre su corcel, le hacía olvidar que tenía treinta la edad suficiente para cazarse, los hermanos Manson eran aclamados por los escritores como también lo eran los herederos del rey. Sian era la primogénita, sus cabellos claros como los de su tía krasava eran dignos de una canción y poema, su personalidad solo era delicada y digna de una princesa, todo lo contrario de su hermana Samara la princesa de pocas palabras al tener una fuerte timidez que solo ocultaba su fuerte personalidad, Samara la niña de trece que solo se refugiaba en su habitación a su adicción por leer queriendo conocer la sabiduría frente a frente, Y Gerald el único hijo varón del rey quien hasta ahora empezaba a conocer el mundo a sus dos años. 
Estos eran los tres hijos del rey de la mujer que amaba, pero Anielka solo era la hija de una de sus concubinas, en todo Anielka era diferente sus cabellos eran negros como cuervo y ensortijados, sus ojos amarillos eran como el sol todo lo diferente de la casa real que eran como los lagos azules de Droomeland, Anielka era respetada y tratada como una hija del rey, pero estaba lejos de ser su primogénita aunque fuera de la misma edad de Sian, Anielka era la hermana favorita de Samara quien siempre le pasaba valor al ser la más valiente princesa, siempre estaban juntas instruyendo a Samara en sus lecturas matutinas y cada tarea que dejaba Damelise la monja azul. 
El frío llegaba con la niebla, ya se veían los pocos rayos del sol. Samara trataba de encender más lámparas y Anielka era atenta como una sierva al servirle. 
-No eres mi sierva – no se resistía Samara esa mañana a su sumisión. 
-Sé que soy tu hermana, yo diría la única que me ve de ese modo – replico Anielka en medio de esa sonrisa que marcaba su personalidad, era conquistadora y para los hombres seductora y de un tono de voz arrollador. -Mi padre nunca me verá de ese modo, aunque finja frente a todos que soy su hija. 
-Papá puede fingir, pero no es mi situación, eres más mi hermana que Sian. 
-Samara no lo digas otra vez, te castigaría. 

-Tienes razón, Papá, quisiera ver un cambio en mí. – Samara dejo fluir esa mañana lo que podía ver en su padre. 
En su padre. 
-¿Qué dices? -exclamó Anielka. 
-Soy tímida. 
-Eres tímida, pero veo un fuerte potencial tras esa cortina de timidez. 
Las campanas causaron estruendo interrumpiendo su charla de esa mañana, era inevitable no prestar atención a Y Harrd el templo más maravilloso y egocéntrico de los religiosos del mundo, la casa de los monjes Bla y monjas Bla era una de las joyas de Droomeland, Samara apreciaba este lugar, pero no era por su arquitectura o estatuas frías y lúgubres, Damelise era su maestra una Bla sabia y llena de la gracia de Dios todo lo contrario a su hermano un religioso que el oro y la vanagloria era su Dios aunque fingiera sabiduría, Samara apreciaba cada palabra de Damelise y esa mañana lo tenía en su mente. 
-Gabriel al fin regresará. Puedo ver en los ojos de Sian como anhela ser desposada por él. 
-¿Tú crees que suceda? 
-Samara no sucederá, aunque Gabriel sea brillante y una representación de los que es Droomeland mi padre no lo permitirá, Gabriel aún no es un Manson y por lo visto no lo será. 
-¿Por qué lo dices? -inquirió Samara con esa seriedad en sus ojos mientras brillaban como dos esferas. 
-Tu tío se cazará, él no solo busca una esposa, también aún hijo de su sangre. 
-Entonces ha destruido la ilusión de Gabriel, ha quebrantado su corazón, tuve mis dudas de sus largos años en la guerra, solo seguirá siendo Gabriel Vernugem y de allí no pasará. 
Cada palabra sonaba triste, la princesa apreciaba a Gabriel, ya que de todos los escoltas y caballeros Vernugem el era el más amable con ella, como también tenía una fuerte conexión por su pequeña timidez en cierta situaciones, aunque fuera el más temido guerrero. 
-Sé que Gabriel ha sufrido -Samara no dejaba de pensarlo una y otra vez. 
-Es algo que todos sabemos -replico Anielka por entre los dientes por el alto grado de cólera, ella se sentía como un Vernugem lejos de ganar el corazón de su padre. 
Esa mañana todas las doncellas del palacio bajarían a entrenar el arco, ya que era una tradición de una Manson ser entrenada en el combate, Sian siempre brillaba aún en medio de su delicadeza, y sacaba sonrisas de su padre y madre, el rey siempre estaba acompañado de su consejero o amigos aunque en esta ocasión su hermano faltaba al estar muy atento a su traje de novio, Eurig Bonnie y Aron eran los lores que no podían faltar al ser sus mejores amigos. 
Esa mañana Sian había brillado como una estrella sus flechas daban en el blanco, Anielka fue lo mismo, pero aun así ese aplauso de su padre no fue lo mismo que para Sian, luego llego el turno de Samara estar frente a todos los guardias y su familia la hacía temblar y sentir frío, todos tenían sus ojos en la bella Samara que recogía su cabello con una trenza al lado derecho de su hombro, tenía tanto y era tan largo que muchos decían que era como la princesa Radagma, Samara tomo el arco y se fijó en el blanco mientras sus manos al sostener temblaban como si una terrible enfermedad se adueñara de ella, su primer disparo estaba lejos del blanco la niña solo tomo aire y dejo escapar una lágrima, eran cinco oportunidades y una estaba perdida luego tomo la segunda y la lanzo esta se desvió de su curso que fue a dar al bosque, así mismo sucedió con las otras dos solo quedaba una lo que constreñía el corazón de Samara, era un último intento que por momentos pensó que llegaría el día, pero solo resulto otra perdida de tiempo que dejo a la princesa con esa sensación de no ver a los ojos a su padre estricto. 
Solo le quedaba dar la vuelta y regresar a su silla con los ojos húmedos por la vergüenza y el pensamiento de cuando lo lograré, Anielka miro esa tristeza en su rostro y lo lamento. 
-Es una fría mañana -dijo el rey para dejar aun lado lo sucedido con Samara. 
-Así es milord, es fría, pero con un aire a victoria, su ejército regresará con un trofeo, la conquista es como la noche de tu boda . -Yates hizo un comentario que saco una sonrisa de Krasava. 
-Fueron tres largos años hombres que extrañan a sus familias, y otros que no los volverán a ver más hasta que ellos los sigan en el camino que tuvieron que tomar -Vanora comento ganando la atención del rey. 
-Amor mío no hay que estar tristes. -Hamel beso sus labios enamorado de ella como la primera vez que la vio. 
Todo estaba en calma cuando la euforia por la prometida de Jael Manson gano toda atención al pisar el gran patio real, ella era la mestiza del norte como su hermano Liansed Vernugem, sus ojos miel y piel mestiza había llevado a Jael a perder la cabeza, Briallen venía acompañada de su hermano que siempre lucia ese traje negro de capota y adornado como un guerrero mágico. 
-Saludos, mi rey -inclino Liansed la cabeza y la levantó para dejar ver su rostro refilado otra vez. 
-¿Tus otros hermanos Vernugem donde andan? 
-Bel disfruta del festival del amor y Liang acompaña a papá. 
El comentario de Jael no solo era para Briallen lo era para sus hermanas y la reina.  
-Y eso que no has incluido a las princesas -insinuó Yates. 
-¿Liang cuál de las tres es la más hermosa? -Jael le hizo esa pregunta al bárbaro. Vernugem que era admirado por su cabello largo y trenzado. 
Liang miro con disimulo, Sian era como un cuento Samara una princesa Radagma, pero Anielka era más que belleza, era personalidad y un fuerte carisma. 
-Anielka  
Todos se sorprendieron de su respuesta y Anielka lo miro con muchas preguntas en su ojo. 
-¡Yo! 
-Si tú. 
-Le gustas a Liang -dejo uno de los gemelos que era Cael el más imprudente. 
-Yo te gusto. 
Anielka hizo una seña de no gustarle. 
-Ella sueña con Gabriel -Liang no se guardaba un comentario así fuera pasado. 
-Gabriel me trata como una hermana -Anielka lo aseguro. 
Sian estaba molesta de esta charla, lo que el rey noto, llevándolo a ser satírico. 
-Si una de mis hijas se puede cazar con el Vernugem consentido, eres tu Aniella, ¡Y sabes por qué!  
-Si lo sé, padre, Gabriel no tiene madre o padre. 
Esto lo hacía al rey para quitarle a Sian toda esperanza. 
-Tu legítima sangre no se puede mezclar -finalizo Anielka con un comentario que dejaba en evidencia como era ignorada 


 




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