Como Lenguas De Fuego

UN FAVOR POR OTRO

Mark estaba seguro del silencio de la princesa, su gran don había quedado expuesto y esto lo preocupaba bastante, era un secreto que solo su madre y los monjes de Mandalg lo sabían, Samara jamás lo diría, pero no dejaría su acto en el olvido, por eso en secreto planeo contarlo de un modo que de alguna manera Mark Meyers quedara en alto, pero lejos de la verdad que todavía la impresionaba, no podía comer bien, como tampoco dejaba de pensar en el tema. 
El rey, la reina y todo el palacio al saberlo no dejaban de agradecerle a ese joven su osadía, por eso el rey envió al mismo Reyco y la guardia real a ir por él al saber su morada. Mark ya se disponía a dormir, cuando se escuchó las habladurías de los hombres y mujeres de la noche de los soldados reales en Noson Goc, sus armaduras eran temidas y su comandante también, porque con un solo grito podía causar terror. Mark al mirar discretamente vio que se detenían los veinte soldados frente su pequeño castillo, el muchacho lo supo, al igual que Garend y Norgavan, imaginando lo peor. 
-¿A qué viene el comandante a tan olvidada calle? ¿Él comanda una legión de guerreros y visita este inhóspito lugar? -Garend fue el primero en salir, aunque sabía a qué venía. 
-En este lóbrego castillo mora un valiente varón a quien el rey no dejara sin premio. Mark Meyers es su nombre, su cabello es rubio como un campo de trigo y sus ojos como un océano. 
-¡Quién lo describió así! -inquirió Garend otra vez cuando se hizo presente el muchacho. 
-La princesa Samara hablo de este modo -replico al colocar sus ojos sobre el varón, que vestía de abrigo con capota como los refinados de Drommeland. -Mark Meyers, es un gusto conocer al héroe de Samara Manson. Ahora nos debes acompañar. 
-Él no ira solo. 
-Descuida Garend, necesito que le digas a Derama que cuide de Eira, como ustedes también. 
Mark entró y salió por la parte de atrás montando su corcel rumbo al palacio de Drommeland, sabía bien que Gabriel estaría allí, lo incomodaba la situación que en vez de alejarlos el destino más los quería unir, Gabriel Vernugem estaba lejos de ser un padre era una sensación que no la sabia describir, Meyers iba pensando en esto cuando el panorama cambio la calle era la más encantadora del reino no tenía palabras para describir su imponencia y extravagancia, y si esa era su sensación, mucho más cuando vio el castillo de Drommeland por primera vez. 
Reyco lo llevo al patio del castillo, donde Mark pudo guardar su corcel. Después era conducido por los enormes corredores al gran salón del trono, donde estaba reunido el rey con todos los de su casa, y unos lores, Mark no temía a estar bajo tantas miradas influyentes del reino, solo Gabriel Vernugem era la excepción por eso cuando entro lo primero que miro fue hacia los Vernugem, pero Gabriel no estaba allí, Jael fue el primero que lo miro a los ojos y se levantó de su silla para avisar a su hermano que le daba la espalda al hablar, con Yates y varios lores. 
Hamel puso su mirada sobre él, pero el primero en hablarle fue Jael. 
-Mi sobrina dijo que un osado varón la salvo, no importando dar la vida por ella. Y créeme que al ver tu madurez y audacia en tus ojos puedo ver que fue. 
-¿Es verdad que fuiste entrenado por Mandalg? 
-Así, es rey. -replico con esa incertidumbre de cuanto había hablado la joven princesa. 
-Entonces agradezco a ese guerrero por haberlo hecho, tu habilidad en el combate libro a mi hija de tal horror. 
Mark dejó salir un suspiro de no haber sido desenmascarado por la niña, ella había hablado de su pelea con los dos criminales, pero nada había pasado de ahí. 
-No sabes como el corazón de una madre te honra en estos momentos -hablo la reina mientras descendía los escalones con delicadeza. 
-Es un acto de gran valor, sin duda alguna. -Jael tenía un fuerte interés por él, que hubiera sido un aprendiz de bajo rango de Mandalg fue lo suficiente para ganar toda su atención -¿Eres de estas tierras? 
-¡A que se debe la pregunta!  
-Fuiste entrenado por Mandalg.  
-Él se refugió aquí por años hasta que se marchó por su muerte, si solo seré interrogado quisiera marcharme de aquí -Mark se mostró molesto.  
-Mi hermano no lo hace con la intención de espantarte, solo queremos averiguar más de nuestro héroe. -el rey insistió.  
Todo era de mucha curiosidad para ellos, los Vernugem morían por hablar o incomodarlo, hasta que Liansed el más mordaz hablo destilando veneno como una serpiente.  
-Me gustaría tener un combate de espada, y ver si un aprendiz de Mandalg es tan audaz como un Vernugem.  
-Tal vez este muchacho no tenga tu fuerza, pero sí agilidad -Arond lo conocía y sabía el valioso muchacho que era.  
Mark sabia que lo subestimaba por su estatura media, pero aun así lo reía con expresiones dignas de responder al vanidoso Liansed. Meyers estaba en un gran proceso y debía controlar su temperamento, ante todo, Jael veía la intención de Liansed, si dejaba al varón de piel canela y ojos azules avanzar, su capota caería y su cabello lacio y largo dejaría al descubierto, en medio de la pelea.  
-¡Acaso estás ebrio! -Jael lo critico con esa autoridad con que era conocido. Su orden era más amenazante que una espada, que lo hizo volver a su silla.  
Jael era como uno de esos seres sacado de un cuento, su cabello era blanco y corto, sus ojos eran tan temidos como los de un lobo, su atuendo era vanidad y cada anillo en su dedo, siempre vestía de costosos abrigos de capota adornada de oro, el rey era famoso, pero Jael lo podía opacar en muchos aspectos. 
Todo se había tornado más tranquilo, pero para Mark aún faltaba Gabriel que estaba ausente, hasta que piso el suelo de salón del trono, el Vernugem le costaba tener que ir por causa de Jael, pero cuando vio a Mark allí opaco a Manson, supo que era el salvador de la princesa y recordó con vergüenza lo de esa mañana, él lo debía saludar así tuviera que fingir, estaban frente a frente otra vez. Gabriel lo miro con esos gélidos ojos y él con esa autoridad que era reconocido. 
-Una cara conocida -dijo Gabriel en medio de un rostro poco amable. 
-¿Ya lo conocías? 
-Igual que lord Arond. Supongo que es el salvador de esta historia. 
-Sí, Gabriel, él es el varón que quiero honrar. 
-Rey mío, él es capaz de todo -dijo Gabriel en medio de una mirada cuestionadora que dejo pensando a Mark, 
El Vernugem sabía muy bien que tal vez Samara había visto algo más, no quería ninguna cercanía con Mark, pero esa tentación de saber que había engendrado, lo estaba atormentando. 
-Gabriel, Arond, ustedes que lo conocen guíenme como puedo honrar su valentía.- no sabía el rey que elegir o qué decisión tomar. 
-Y porque no dejan que él lo elija -dijo la reina. 
-Si mi amada esposa tiene razón. 
El rey miró a Mark, mientras él lo pensó tan rápido para hacer una petición. 
-Hago una petición al rey. 
-Así, ¡y cuál es esa petición! 
-El rey conquista reinos, pero se olvida que otra clase de enemigos surgen en su propia casa. 
-¿Acaso criticas a mi hermano? -se molestó Jael de sus palabras. 
-No es lo que hago, solo pido al rey que mire a fondo que es Noson Goc -Mark tenía una gran personalidad y seriedad, cuando hablaba de este modo dejaba fluir que había algo más en él, lo hacía tan interesante, como un Vernugem, o el mismo, Jael -Ese lugar olvidado se volvió la guarida de los peores criminales, pido al rey que envié soldados y hombres de su reino a capturar a estos criminales, si pudiera lo haría, pero sería acusado de causar problemas. 
-¿Y cuáles son esos criminales peligrosos? -inquirió el Lord más sabio. 
-Mestalg. 
-¿Qué quiere decir ese nombre?-Yates se unió a la charla. 
-Carnicero. Mestalg recluta, niños, niñas y jóvenes para transformarlos en algo como él, vivo en esa gran calle y lo que veo no es el gran brillo de lo que decían de Drommeland, la gente carece de toda necesidad. 
-¿Por qué le llaman carnicero? -Gabriel le pregunto mientras poco a poco conocía al varón que engendro. 
-Es gracias a sus bestias que tortura en la arena. 
-¡Que dices! -exclamo Jael. 
-Dicen que son dos enormes tigres blancos, y que tiene una cierta admiración por Nexau. 
-Esto no a sido de mi agrado, puede ser una espía de Nexau en Drommeland -el rey guardo silencio y miro a Reyco, y su sobrino -Tú no ni tu sobrino, tienen un ejército de treinta mil hombres por entrenar. 
El rey volvió a guardar silencio y después dijo. 
-Necesito aún varón capaz de poner a todos esos criminales tras las rejas. -poso sus ojos sobre Liansed, Bel y Liang, que soñaban con esto, pero el rey estaba indeciso -Amor mío, quiero que elijas por mí. 
Pero Vanora la reina no dudo en mirar a Gabriel y darle el mérito de este cargo, Jael lo miro de reojo y vio su gesto de no querer esto, el Vernugem y Jael llevaban días que no cruzaban palabra su afecto de padre e hijo había cambiado. 
-Gabriel Vernugem es el indicado. 
Gabriel sintió un horrible frío recorrer su cuerpo, le había pedido a Mark Meyers alejarse, pero las situaciones los volvían a unir, Mark mostraba una fuerte seriedad a la elección del rey y Gabriel tenía el rostro tan pálido como la nieve. 
-Yo creo que Liansed es mejor opción, reina. 
-Te atreves a contradecir a mi esposa, me debes una por la actitud que tuviste en Y Harrd. 
-¿Entonces milord se vengará? -pregunto bajo el efecto de la timidez y seriedad. 
-No, pero estaré muy agradecido si averiguas que esconde esa calle, Mark Meyers guía a Gabriel de lo que sabes lo necesitara.  
Mark miró al rey, pero en ningún momento a Gabriel. 
-Puedo irme a casa. 
-¡Porque tan rápido!-lo cuestiono Jael -Creo que vivir una noche en el palacio será parte de esa recompensa, y mañana desayunarás con el rey para que conozcas el resto de la gran manada real 
Jael hizo señas a uno de los siervos y ordeno de que le fuera dada una habitación al muchacho, lo que Mark, lamento, quería estar en ese aposento al lado de su hija, pero esa noche fue imposible. Mark fue guiado hasta su habitación y Gabriel los siguió para saber donde quedaría, el muchacho al estar adentro lo primero que hizo fue tomar aire frente a la gran ventana, estar lejos de Eira una noche lo atormentaba, pero tenía a quién confiarle a su hija. Dios velaba por ella, sabía que si se lo decía iba a hacer así. Iba a Tratar de dormir, pero su trayecto hacia la cama se vio interrumpido por el golpe que mostraba discreción en la puerta. 
Mark al abrir sabía a lo que se atenía. Gabriel entró sin decirle una palabra y se paró frente a la ventana.  
-¡Porque me persigues!-exclamo muy molesto.  
-Yo no te persigo, no está en mi pensamiento.  
-Tengo que admitir que tienes razón. -dio la vuelta y lo encaro a los ojos, ver sus ojos le hacía pensar en Kristin eran igual de dominantes.  
Gabriel quiso encararlo al preguntar de una vez que escondía, pero sin duda alguna Mark solo iba a soltar una satírica carcajada.  
-¿Eres un niño de Dios, no es así?  
-¡Porque lo dices!  
-Sé cómo pensaba tu madre.  
-No soy perfecto, y tal vez no debe importante, pero estoy pasando por un nuevo comienzo, y estoy conociendo de verdad al hijo de Dios.  
-Eres un niño de Dios, de eso no hay duda.  
Mark lo escucho en total silencio mientras lo miro a los ojos, era algo nuevo para el ser el hijo de un Vernugem, pero era también un lejano sueño ser visto por el con los ojos de un padre.  
-Vamos a hacer algo, olvida que hay un lejano vínculo de sangre, yo ya lo enterré, solo ayúdame a terminar con esto.  
Mark suplicó con sinceridad lo que llevo al Vernugem a pensar, que terminar con este caso era otro mérito para él.  
-Porque no otro gran mérito para mí. -extendió su mano como muestra de una amistad lejos de ser padre e hijo, y cuando lo hizo recordó su fuerza, esa que le había hablado el enano.  
Un Vernugem solo buscaba gloria, y Gabriel solo iba por eso, Mark después logro conciliar el sueño y deseo la mañana más que ninguna otra desde que comenzó a conocer el mundo. Pero al levantarse había otro reto desayunar con la familia real, el rey llamo esa mañana a todos los Vernugen a la gran sala real que había sido elegida. Cael y Giacomo entraron con su madre y tía, luego llegaron las princesas. 
Samara sabia lo que estaba pasando, luego lo vio entrar, Anielka había escuchado de él, pero conocerlo causo otra actitud en ella. Mark tomó una silla al lado de Gabriel que se sentaba apartado de Jael y los otros Vernugem. 
-Gabriel, tu silla estaba ahí -dijo Cael. 
-¡Donde! -Gabriel lo cuestiono burlándose de la situación. – La mía estaba en mi aposento, pero hoy me toco aquí para hablar más con mi nuevo amigo. 
Mark lo miro muy fijo, mientras el muchacho era observado por todas las doncellas Manson con admiración. 
-Eres especial para esta familia -dijo Jeguin agradecida. 
-Si lo eres -reitero Anielka en medio de esa sonrisa. 
A Mark le parecía la más bella de la casa Manson, mientras la princesa se erizaba de tener esos increíbles ojos sobre ella. 
-Yo soy la que no olvida -hablo Samara. 
-Me alegra haber llegado a tiempo -replico con pocas palabras. 
-Yo tengo curiosidad como pelea un Mandalg -Gabriel cambio el tema 
-Si qué interesante -reitero Bel 
-No creo que sea mejor que nuestra sangre de Vernugem. -Liansed se enalteció. 
-Yo estaría seguro de que si hubiera un combate entre Liansed y Mark, yo apostaría por él -Gabriel lo dijo con gran malicia, una que llevo a cuestionar a Mark porque lo decía otra vez. 
Briallen se sentía molesta de como Gabriel quería rebajar a su hermano, y no dudo en entrar al polémico tema. 
-Yo no dudaría en apostar todos mis corceles, a que mi hermano es el vencedor. 
Mark los oía y no le agradaba lo que sucedía. 
-Tal vez es hora que me retire -dijo bastante molesto. 
-Porque no, el rey desea ver quién pierde. 
-Padre -Samara se enfadó al igual que su madre y tías. 
-Llevo dos años lejos de las espadas. Y no vine aquí a eso. 
-Mark no lo tomes a mal -Gabriel le dijo y lo miro de un modo que gano la atención de su hijo. -Liansed te burla, y yo tengo fe que hoy caerá en otra trampa de oso. 
Gabriel sacó risas de unos y el enojo de Briallen 
-Mi espada hoy es tuya -Gabriel le daba la fina y letal espada Vernugem. 
Mark quería salir de allí y debía hacerlo para huir de una vez por todas. En el salón había mucho espacio, y Liansed no tardo en pararse y pedir su espada a los guardias. Mark llevaba mucho tiempo sin tomar una, pero no había perdido la agilidad y destreza. 
El muchacho observó a Liansed hacer movimientos con la suya en su ego y vanidad, el Vernugem no veía como hacía el ridículo hasta que la burla de Cael lo detuvo, todos miraron a Cael serios, pero para Gabriel fue una gracia que no olvidaría. Liansed se impulsó por la ira y se lanzó a pelear, sus ataques eran agresivos, pero para Meyers solo era conocer el combate de un Vernugem para evadir y mostrar lo preparado que era. Mark daba la talla para pelear con el escolta que ganaba una gran atención por parte de Jael. 
Briallen por su parte, se mostraba insegura de ver la destreza del muchacho, sabía manejar la espada de Gabriel como él, el Vernugem no podía evitar sentir orgullo del muchacho, era su sangre y su reflejo en la inteligencia, cada ataque de Liansed le provocaba preocupación que cuando se fijaba en lo que sentía lo confundía, por momentos se sentía su padre era inevitable no hacerlo. 
Liansed por su parte se estaba llenando de ira no verlo rendirse, Mark era como un Vernugem, el mestizo se disponía a hacer una de sus maniobras más conocidas cuando Mark lo tomo por sorpresa al saltar hacia el otro lado de un impulso ligero, pero artístico, su espada golpeo la de Liansed tan fuerte que la expulso de su mano amenazando con la de Gabriel. El Vernugem tenía un gozo en su cara que no sabía como describirlo, mientras que los demás estaban atónitos, Briallen se sentía humillada mientras veía ese gozo de Gabriel reflejado en su rostro. 
-Me dejas sin palabras -expresa Jael -Hoy callas muchas bocas. 
-Él es hijo de su -Gabriel se detuvo al notar como su pensamiento lo traicionaba, Mark lo miro con esos grandiosos ojos y lo cuestiono -Yo quería decir, que su padre debió ser alguien así, para saber tanto. 
-Se equivoca, no me enseño, ni siquiera a pronunciar, la a 
Gabriel se quedó en silencio sin saber qué decir 
-Tu padre lamentará no haber prestado atención a su hijo -el comentario de la reina empeoro a Gabriel. 
Liansed salió del salón del rey ofendido, y Briallen al ver su pena, se molestó tanto que esa mañana dijo lo que pensaba. 
-Esta feliz, no solo humillas mi casa, ahora tienes mis corceles. 
-No me importa los corceles de Briallen del norte, tu hermano solo pasa por lo que el mismo se busca -Gabriel estaba siendo brusco con ella, que al notar esa mirada fija de Jael se detuvo y salió también del salón. 




 




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