Como Lenguas De Fuego

LAS NOCHES EN NOSON GOC

Jael a la mañana siguiente busco la compañía de un Vernugem para ir a casa del lord con quien hablaría unos asuntos, Jael primero fue con Liansed, pero él estaba ocupado con los detalles de su hermana para la gran boda, se lo llevaba para los comercios más costosos del reino y la calle del oro y allí se quedaban todo el día entre lujos y extravagancia, luego busco a Liang y Bel, pero también se habían marchado cumplían con sus deberes de Vernugem, acompañando al rey. Jael quería evadir esa opción, pero era inevitable que su hijo Vernugem estuviera disponible, Gabriel para esa mañana había pedido un informe de los criminales de Drommeland. Buscaba a Mestalg allí, pero nunca apareció lo que haría de este trabajo arduo, y fatigador. 
-Puedo pasar -la voz de Jael lo desconcentro esa mañana, y causo desazón en el. 
-Si  
-Veo un rostro de decepción.-lo cuestiono 
-Mestalg no está en esta lista, será algo nuevo -replico hablando de su preocupación, evadiendo siempre la mirada de Jael. 
-Cuando te hablo mira a tu padre, porque aún lo soy. 
Gabriel alzó la vista para su padre falso, y supo lo que ocurría. 
-Entiendo, otra vez Liansed Bel y Liang están muy ocupados para ti, creo que tendrás que buscar otros Vernugem para que te hagan compañía, ya que me has a apartado para que deje aún lado las ilusiones falsas.  
Jael mostró enojo, y a la vez sabía que era una realidad y que así tenía que ser. 
-No iré solo a casa de los Tronh, me escoltaras -lo dijo como si fuera una orden -Ese es tu lugar aquí, un escolta del reino. 
Jael volvía por segunda vez a ser tan déspota como antes de partir a la guerra, el Vernugem lo miro serio, se levantó de su silla, tomo su espada, y la coloco en su cinturón, y después, sin decir una palabra, lo siguió montando su corcel para seguir aún Manson, en su camino siempre iba a gran distancia de él. Gabriel cada vez más apartaba su corazón de la casa Manson los veía diferentes, muchas veces pensó como iba a soñar con algo tan maravilloso, la realeza jamás lo acogería como suyo. 
Jael no criticó su distancia o silencio, solo pensó así estaba bien, luego llego un momento mas acogedor ver otra vez a su dulce Gretel lo animo, la pequeña leía un libro cuando vio llegar a su ángel de la guarda, ella lo saludo con emoción y el no dudo en inclinarse para recibir un abrazo sincero, después su padre lord Arond tocaba en su estudio temas que solo los debía hablar con el hermano del rey, y Gabriel se mantuvo fuera de casa escuchando las historias de Gretel. 
-¿Ya no sientes tus piernas? -el Vernugem le pregunto, porque se sorprendía de como sonreía como si nada pasara, y él parecía estar sin vida teniendo salud. 
-Ya no me duelen, antes las sentía, pero dolían -ella lo veía con optimismo todo el tiempo. 
Gabriel, después que se quedó solo lloro por ver un ser tan puro sufrir así, y pensó, ¿acaso Y Harrd no la puede ayudar? A el le parecía que Alper era un charlatán, jamás los había visto actuar o hacer algo digno de un hombre que hablara con Dios, solo lo veía amar el lujo y los anillos en sus dedos, Gabriel Vernugem le hubiera dado todo su oro aún médico si la lograra sanar, pero era imposible que ni el mismo Rober Jausen que libro al príncipe de Bardag de morir, pudo hallar cura. 
Era la hora del medio día y la mesa se servía con platillos especiales para los visitantes. Gabriel deseaba no sentarse allí, pero tuvo que hacerlo, cuando entro, se entero que Anielka había venido antes que ellos por su amistad con las hijas mayores del lord, Susan y Prinst, las dos doncellas eran las más imprudentes de la tierra, entraron como una ráfaga de viento al comedor y no mostraron discreción al mirar a Gabriel, quien solo las vio como jóvenes, luego entro Anielka y lo abrazo dejando en evidencia que estaba allí. 
-Anielka. 
-Tío, nunca imagine que vendrían. 
-Si lo hubiera sabido, le habría ahorrado el tortuoso camino a Gabriel. 
-No fue tortuoso, solo cumplí mi papel de escolta, ahora si me permiten voy afuera a cuidar los corceles de la casa Manson -Jael cuando lo vio abandonar el lugar no pudo decir ni una sola palabra, los Tronh solo lo analizaron en silencio y Jael como Anielka fingieron que nada pasaba, mientras su tío, sentía un gran calor como el fuego de un dragón, producto de su enojo. 
Jael pasó el resto de la tarde tomando el té, y hablando con Arond, mientras esperaba el momento para encarar a Gabriel; y Anielka solo pensaba en el problema que estaba y lo busco, el Vernugem estaba al otro extremo del lago ausente de todos, cuando vio a la que consideraba su hermana. 
-¡Gabriel que haces, enfrentar a mi tío de ese modo te causará problemas! 
-Lo siento si te estoy causando tristezas, pero me doy cuenta de que la casa Manson ya no es de mi interés. 
-¿Entonces me apartarás de ti? 
-No quise decir esto -la abrazo y dejo claro que la amaba como un hermano-La casa Manson no te merece. Samara y tú no son de allí. 
-Gabriel, temo por ti te has decepcionado bastante. 
Anielka espero con gran angustia que cayera el día, y cuando sucedió Jael salió y camino hacia ella. 
-Sube al corcel -decía a su sobrina -Cabalgaremos juntos, no necesitamos un escolta 

Bastaron sus palabras para saberlo, Gabriel prefirió quedarse atrás y dejarlo marchar, supo que era mejor no regresar al castillo en unos días, tenía otra misión, esta iba a ser el pretexto perfecto, por eso su camino fue Noson Goc, lo primero que hizo fue buscar la taberna de Agon. Mical no pudo evitar sonreír al verlo allí, pero Gabriel esa noche solo quería estar bajo ese suelo con una copa de vino sin exceder, el Vernugem se quedo allí mientras oía el bullicio sobre su cabeza, lloro por no haber tenido padre como tampoco hermanos, había perdido años imaginando a los Manson ser su familia, a Gabriel no le servía ser el hombre mas famoso del reino si había tristeza en su corazón, solo ocultaba en ese traje y capota un desdichado hombre sin Dios. 
Estaba dominado por su llanto cuando una voz comenzó a retumbar allá arriba acompañado de un citar, Agon dos veces a la semana traía un músico y esta vez era alguien que por primera vez lo hacía, era una voz joven y suave, pero cuando el momento requería algo más agudo su voz se elevaba retumbando en la taberna. Gabriel subió y se refugió en lo más oscuro, allí no pudo creer lo que veía, era Mark, el que cantaba y un monje erguido como un guerrero era quien tocaba el citar. 
Gabriel se dejo ver de Mark y sentó en la mesa más cercana. Meyers lo ignoro para seguir en lo suyo mientras Gabriel disfruto una buena canción; Norgavan sabía que era Gabriel Vernugem su disfraz y los ojos azules lo describían, eran diez canciones las que tenia que cantar el muchacho, el recordó que días atrás las cantaba para su esposa en sus bellas tierras, pero debido a sus malas decisiones hoy era una de sus maneras de recoger lo que habia perdido. 
Fueron varias canciones que animaron al público y unas causaron nostalgias, Gabriel al verlo terminar no dudo en dejar muchas monedas para el que unas eran para la taberna, y otras para el muchacho. 
-En privado tengo más para ti -Gabriel le dijo al pasar junto a él. 
-Descuida, no tienes por qué hacerlo -Mark no era orgulloso, solo que abecés no lo entendía. 
-Hoy quisiera hospedaje en tu castillo. Hay mucho de que hablar -Mark lo miro con una leve ilusión que pronto se desvaneció -Es sobre Meztalg. No veo ni una pista en los libros de estos casos en el palacio. 
-Qué orden -lo escarneció mientras tomaba una copa de vino -No hay espacio en el castillo, pero si gustas te cederé mi cama. 
Gabriel se despidió de Mical y fue al castillo. Derama  al verlo pisar la morada de los monjes y muchos niños, se alegró era un admirable guerrero, a pesar de su vanagloria, los monjes le ofrecieron cena lo que acepto sentándose esa noche a la mesa humilde del orfanato, era potaje de pollo y un rico pan aliñado muy diferente a las carnes con especies y uvas del palacio. 
-Tu hija hoy se durmió más temprano de lo normal. -Derama hablo de Eira con mucho amor. 
-Lo triste es saber que no se despedirá de mí. ‐Mark expreso mientras se servía su plato de potaje. 
-Yo no creo que Eira olvide a su padre, eres su héroe -Norgavan hizo un comentario digno de un excelente padre. 

Gabriel estaba en total silencio mientras sentía que de algún modo esos monjes sabios e inteligentes lo sabían, y no era de esperarse Mark los tenía como una familia. 
-¿Pensé que el Vernugem era más entrador? -Garend lo hizo reaccionar  
-¡Porque lo piensa! 
-Un líder en un campo de guerra es lo primero que uno imagina. A Reyco por ejemplo. 
-Así Reyco ya no hay quien lo pare, ni siquiera mide sus palabras, pero él es un buen amigo. -Gabriel en momentos lanzaba miradas hacia Mark, como si no lo quisiera perder de vista -Mandalg fue tan inteligente como lo es Jael, que Mark haya tenido la destreza de Liansed me dejo sin palabras. 
-¡De que hablas! 
Gabriel al oír a Norgavan supo que había pasado por chismoso. 
-Mañana les explicaré, por ahora debo subir a descansar -Mark se apartó, y cuando subió acondiciono una cama junto al fuego de la chimenea. 
Gabriel cuando entro pudo reconocer un salón de visitas acondicionado como una habitación, la cama era sencilla, pero no se veía tan mal, el muchacho se despedía de su pequeña que dormía, los dos eran una imagen hermosa, el Vernugem esa noche sintió anhelos de observar a Eira de cerca, y cuando lo hizo tuvo recelo de como él lo tomaría. 
-Es una bebe hermosa 
-Si lo es. 
-Se parece mucho a ti. 
-También tiene mucho de su madre 
Gabriel aunque quisiera saber del tema no se atrevía a preguntar, pero Meyers lo hizo por sí solo, al ver como el mismo se ponía límites. 
-Ella no resistió el parto por su enfermedad. 
-¿De que sufría? 
-Una vez se enfermó de sus pulmones y no volvió a recuperarse, tuve miedo que Eira naciera enferma, pero fue todo lo contrario, es la niña más sana. 
El muchacho lo contó con valor y luego se fue a su cama de esa noche, Mark sentía una extraña sensación, su padre dormía bajo el mismo techo que él, pero aunque estuviera allí, era distante, el muchacho logro conciliar el sueño, pero Gabriel no, él se recostó en esa cama y no dejo de mirarlo desde allí pensaba en su vida en palacio que poco a poco perdía valor o un significado, buscaba abrigo en una familia falsa cuando en esa habitación estaba su familia. Y tal vez su gran amor, su hijo y nieta. 




 




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