Como Lenguas De Fuego

FESTIVAL DE INVIERNO

Belius después de lo ocurrido en palacio se mantuvo atada a su habitación, sabía que papá y mamá, como sus hermanos, se irían de regreso a Drommeland y ella tendría que enfrentar otra situación, toda la casa Triberman sufría por esto y Aidan era el que se oponía totalmente. Odoacro veía como el rey paseaba de un lado a otro esa mañana por el corredor que rodeaba la bella casa, él apretaba los ojos y exhalaba aire como si le faltara en repetidas ocasiones

.—Amo, ha caminado de un lado a otro yo diría, unas veinte veces. 

—No debí haber venido, no sé quién es Gabriel y como será su trato con mi hija.

 —La princesa está asustada, pero es valiente. —Odoacro miro hacia arriba. Sintiendo la mirada de Belius por entre las cortinas color escarlata, 

Belius había pasado por una fuerte tensión y nervios, era un paso más que iba a dar, todos esos días en su habitación fue de ayuno y oración, ella suplicaba a Dios porque Drommeland fuera sincero como también lo hacía por ese varón que había conocido con otra imagen de él, era para Belius una fuerte prueba y camino que Dios quería para ella, sabía que Dios tenía un propósito. Hasta que al fin bajo, después de tres días de estar ausente, y miro a su padre y madre, ella estaba sosegada, había recibido de Dios el gozo que necesitaba. 

—Hija puedes decir no. —dijo su padre. —Ahora veo que fue un error. 

—Padre es la voluntad de Dios, y algo quiere de esto. —el vigor que tenía su hija impresionada a su familia y escolta —Quisiera poder hablar con mi madre, a solas un momento.

Virginia lo supo llevando a su hija aun lugar apartado de ellos, era una bella biblioteca llena de libros, donde Belius tomo sus manos y suspiro. 

—¿Esto es, por causa, de Gabriel Vernugem? 

—Madre, nunca he besado aún hombre, y pienso en muchas cosas.

 —Jamás dejes que seas besada por arrogancia de un varón, el día que él sea dulce contigo puedes darle ese obsequio, como también nunca le entregues tu corazón solo hasta que sea merecedor de tal regalo. 

Belius miro a su madre y pensó, << como ella no conocía lo que ella había visto de Gabriel, pero aun así oraba por el >> 

—Aquí estaré el día de esa unión. Que yo misma quisiera deshacer. 

La casa real Triberman pasaba por el día más desastroso de su vida, Aidan lloro como si fuera la última vez que le viera, Belius quedaba acompañada de Odoacro quien si algo iba a ser era protegerla. Ella trataba de asimilar que había ido a hacer en ese lugar lejos de casa, la joven estaba recostada en el sillón mientras miraba el fuego de la chimenea, allí ponía toda su confianza en Dios observando por un momento el anillo de la familia Triberman, que su símbolo era un callado que ardía con el fuego de Dios con la zarza ardiente. 

—Mi princesa, un Vernugem viene hacia acá

 Belius se levantó y miro hacia afuera, era Bel Vernugem que traía un mensaje para ella, era el festival de invierno y ese día era para los enamorados, habría parejas que darían a conocer el amor que surgía con la llegada de la nieve, y Belius debía vestir de azul claro e ir con el Vernugem y Odoacro a la plaza del amor. Gabriel aborrecía pasar por eso que solía llamar ridículo, el Vernugem ese día vestía un poco diferente, la tela con capota de su abrigo era aterciopelada, y su pantalón tradicional de cuero. Por decreto del rey todos debían ir a esa gran plaza porque sería anunciada la gran noticia que no dejaría de ser lo que todos hablarían, el rey hizo subir a Gabriel a la gran tarima del amor acompañado de Jael, todas las doncellas cuando vieron al Vernugem se preguntaron ¿Qué sucedía?

Luego se ordenó abrir paso al corcel blanco que montaba la chica, todos expresaron con palabras quién era tal doncella, unas fueron, que era mística, y otros que era un ángel, cuando ella puso sus ojos sobre ellos no pudieron evitar ver a Dios en ellos, hablaban del amor de su hijo por cada una de esas personas. Alper quien acompañaba al rey, solo guardaba silencio, ya que era una orden real lo que sucedía, pero podía sentirlo, y oír como gritaban y proclamaban las lenguas de fuego. Gabriel y Belius cuando cruzaron sus miradas esa mañana para él era inevitable no pensar, que ella era una maravilla, el varón extendió su mano y la ayudo ponerse de pie en la tarima, donde se escuchaba el hablar digno del día, eran uno para el otro, lo que puso al Vernugem a pensar de como era su vida falsa, si en esos momentos rompieran con ese compromiso Belius se alegraría y Gabriel bebería vino por librarse, eran los votos que no tenían ni la más mínima muestra de amor. 

—El festival de invierno trae un nuevo amor, y esta oportunidad será Gabriel Vernugem y la princesa de Jarons Derg. —el rey lo anuncio dejando a todos con un gran asombro, Mark estaba en medio de la multitud esa mañana y pensó, como su padre era a su edad, controlado, como si fuera un príncipe joven —Gabriel y Belius, harán votos el día que los frutos del bosque sean los reyes del día.

 El rey hablaba de uno de los días más especiales del festival, las nueces dulces y cada fruto del bosque se mezclaban, con la miel. 

—Bésala —grito uno de los espectadores.

 —Si beso —todo se volvió eufórico.

 Mientras el Vernugem se sentía avergonzado de la extravagancia del rey, Belius estaba fría de imaginar ese roce de su piel en sus labios, pero Gabriel no les daría gusto de un espectáculo, era consiente como una doncella deseaba ese primer beso porque le nacía del corazón, y si algo Belius no quería de el ahora era un beso de sus labios. Por eso Gabriel beso su frente dejando esa sensación de sus labios fríos en su piel.

 Él vio esa muestra de enojo de todos los presentes, pero el Vernugem que iba a la guerra no tenía freno en su lengua de decir lo que nadie, quería oír ese día. 

—No crean porque es un día de amor para otros, lo es para esta unión, no besaré a Belius Triberman cuando su corazón no lo desea, ¿Hasta ahora me conoce y como pueden decir que ya es amor? Respeto los votos de los dos reinos, pero me opongo a que la princesa y yo finjamos romance y amor, cuando no lo hay.




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