Como Lenguas De Fuego

LOS OBSEQUIO DE UN VERNUGEM

El rey no podía con la sensación de una guerra con Nexau olvidando así lo sucedido con Anielka, como si no pasara nada, la muchacha prefería estar sola con Samara para superar la muerte de su corcel, siendo su consuelo montar a Tranang que aún se negaba a hacerlo, ese día era un día importante para los Vernugem los cuatro recibirían obsequios por su labor del año, Bel había recibido un bello corcel el año anterior por cuidar de la casa Bermogad, Liang había recibido una hermosa lechuza. Liansed cofres de oro y Gabriel solo la había pasado en una guerra. 
-Gabriel, aún no olvidas los mosquitos, jamás lo habían besado tanto -Liang aún lo burlaba el último regalo de Gabriel en Drommeland. 
-Por lo visto no fui el único burlado, tu lechuza se escapó, me parece haberla visto en los bosques de Baramog -se lanzaban críticas el uno contra el otro. -Bel fuiste el mejor premiado. Gabriel lo reconoció sin pensar. 
-Tuve mucho oro.  
-Qué asco quien quiere más oro, lo voto por la letrina de lo fastidioso que es -contradijo Gabriel a Liansed causando malestar en él. 
-Mi premio esta vez es, que soy el único que come con la familia real -Liansed se mojó de esto notando a la vez como poco les interesaba a los tres Vernugem. 
-No creo que Gabriel le importe, ahora lo hace con su bella prometida. -lo confeso Bel de como el era la envidia.- Ustedes me divierten como hermanos. 
-Yo prefiero a un oso de Baramog por pariente – Gabriel dejo la mesa para poco a poco alejarse de ellos. 
El salón real poco a poco se empezó a llenar lores y hombres de gran prestigio se reunieron frente al gran trono para ver los obsequios de un Vernugem. Alper y Damelise con un gran séquito de Bla también estaban allí, Alper volvería a bendecir al Vernugem con el agua del templo, lo que a todos les fastidiaba. Jael por su parte permeancia frente a los Vernugem como siempre lo hacía la tradición, luego se vio otras casas hacer presencia y después la princesa de Jarons Derg que sentó a la mesa de Gabriel de ese día. 
La premiación iniciaba con Bel, que había servido a la casa Tolmang ese año, llevándole la familia de sus surtidos de telas las mejores para sus nuevos ropajes, que eran dignas del vanidoso varón, de piel seductora como el chocolate y ojos como las esmeraldas, Bel lo tomo con agrado dando paso el turno a Liang, el bárbaro de montañas Germánicas, que su cabello era largo y recogido con trenzas como sus costumbres que lo hacía un Vernugem excepcional. Para Liang había esta vez un bello lobo al haber servido a la familia de Girand sobrino de Reyco, Liang lo disfruto mucho, era un bello cachorro que crecería bastante. 
Liansed estaba en la espera y no imaginaba que ese día lo pondría en un pedestal, ese año había servido a la casa de lejanas tierras, y costumbres donde había selva, y leones como el rey de la selva. Cuando la casa presento el cachorro de león Liansed abrió los ojos con un ego enaltecido, su regalo era excepcional, todos querían ver al cachorro del Vernugem del norte. 
Liansed veía a Gabriel con esa ambición de quererlo incomodar porque el Vernugem había servido tres años en la guerra, que podría recibir si no armas, pero aun así la casa Tronh iba a dar su presente, porque antes de partir había sido difícil darle algo. 
El rey ordenó a Reyco traer su presente, entregando en sus manos las espada del primer general de Drommeland. 
-Un buen soldado necesita una buena arma y esta es tuya, este varón es más que vanidad, es un héroe en el campo de batalla-dijo el rey lejos de los conflictos con el guerrero y su hermano. 
-Gracias rey -se inclinó Gabriel ante él, cuando Gretel de la casa Tronh en su silla de ruedas se le acercó. -De todas mis misiones tú has sido la mejor. 
Recordó Gabriel lo que era servir al lord y su familia, pero Gretel era ese maravilloso recuerdo. 
-Tenía cinco años. 
-Si pequeña, que más presente que tu agradable visita. 
-Tengo un presente para ti -dijo Gretel posando todos sus ojos en ella. 
-Tú no tenías que hacerlo, haberlos servido fue suficiente. -Gabriel estaba inclinado ante ella cuando la niña saco de la bolsa de tela, un bello cordero blanco que brillaba como la luna. 
Los otros Vernugem reían discretamente de su bestia, lo que lo dejaba como alguien dulce y tierno. 
-¿Por qué este dulce cordero? Soy todo lo opuesto a él, soy violento en todos los aspectos de mi vida. 
-Lo elegí, por qué el hijo de Dios lo eligió también. -Gretel hizo que todos se estremecieran de sus palabras -Ore, porque él me enseñara ese regalo digno de él, y soñé que estabas rodeado de muchos como él, lo elegí porque tus ojos me hablan de lo que de verdad eres, y el hijo de Dios también lo piensa 
Gabriel miró a Belius por su obsequio, y recordó como hablo mal de esta clase de animal, el Vernugem estaba mudo y su rostro se veía pálido, era como si fuera alguien desconocido para todos, Gabriel tomo el cordero en sus manos y se levantó con el mientras no dejaba de mirar a Gretel, quien volvía con sus padres y hermanos, Gabriel jamás había sido relacionado con Dios de este modo era suficiente para no dejar ese rostro de estar confundido. 
-El mundo es bueno conmigo, también trajo la cena de mi león. 
Liansed quería arruinarlo, pero solo encontró aún Vernugem que le habían robado toda actitud grotesca, Gabriel solo pensaba si todo lo que había dicho Gretel era cierto, o solo era esa imaginación de niña, el Vernugem se acercó a Belius y coloco el cordero en sus manos. 
Iniciando Alper con la ceremonia al tomar la jarra de oro con el agua, y lanzar sobre ellos delicadamente, cuando lo hizo Liang quiso esquivarlo para que no mojara su traje, pero Gabriel parecía no importarle nada. Lo que causo curiosidad en Alper observando por momentos a la niña. 
-Gabriel ha quedado sin palabras con el hecho de que para Dios es dulce, ¿Será verdad? 
Gabriel miró a Bel regresando su mal carácter. 
-¡Y si fuera así que te puede importar a ti! 
-Van a perder el juicio por causa de una niña habladora, y fantasiosa -Alper musito para los cuatro, llevando a Gabriel a actuar con enojo. 
-Si vamos a hablar de Gretel, no pongo en duda que ella hable con Dios, eso no lo puedo decir de usted. 
-Gabriel, no sigas con tu ofensa, prometo dejarlo así, pero llegará el momento que no soportaré más. 
-El habla con el oro y todas las joyas que caen bajo el suelo de Y Harrd, si ese templo se derrumba dejaría a la vista de todos su verdadera identidad. 
Jael notaba la discusión de Gabriel y el religioso, por eso, camino hasta él para llevar la situación a otro rumbo, y fingió algo que causo impresión en su misma familia. 
-Mi orgullo -le dio un abrazo a Liang lo que tomo el Vernugem como una novedad, y así lo hizo con todos hasta que abrazo al Vernugem que en el fondo de su corazón sentía su hijo, su niño. -Que pasa por tu estúpida cabeza. 
Le reclamo al musitar mientras fingía decirle poemas de un padre hacia su hijo. 
-Le crees a una niña ingenua que un hombre veterano en la iglesia, ¿Sabes donde terminan los herejes? 
Gabriel al huirlo se alejó de él, su abrazo de padre ya no era el mismo, antes, eran cálidos, el Vernugem después busco su lugar al lado de Belius quien acariciaba el cordero con dulzura. 
-¿Veo el abrazo de tu padre fue de mal gusto? -el hombrecito Candel Clan lo interrogo al ver su semblante por el suelo. 
-Jael ya no me aprecia. 
-Te duele 
-Me dolió unos años atrás. Ya no importa. 
-Necesitas tu propia familia.- Candel miro a Belius, y la sonrojo. -¿Cuántos hijos tendrán? 
-Deberías ser menos imprudente al hablar -Gabriel pensó en eso y miro a Belius. 
-No me mandes a callar, Candel Clan no tiene límite al hablar ¿Con todo respeto princesa cuantos hijos quiere? 
Belius estaba tímida de imaginar, cuantas veces el Vernugem le haría el amor hasta engendrar varios hijos. 
-Tres como mamá. 
-Vaya, Gabriel tienes trabajo. 
-¿La niña que te dio este obsequio quién es?-Belius cambio el tema. 
-Serví su casa por un año, tuvieron enemigos por culpa de como el lord, se enteró de un desfalco en las zarcas del rey.— Gabriel le contó algo ligero. 
‐¿Los lograron capturar? 
-Yo cuidé de esa casa, ya debes imaginar lo que sucedió -Gabriel le dejo claro su trabajo -Pero aun así el culpable de esa persecución contra el lord, no salió a la luz. 
Belius moría por hablar y conocer a esa maravillosa niña que había hecho cuestionar al Vernugem. 
El salón se preparó para el momento de un baile, Belius era la chica que más danzaba en su reino, ella miró todo, pero luego recordó por esa expresión de Candel que bailaba más una tortuga que Gabriel, pero Liansed estaba dispuesto esa noche a ofender a Gabriel y que más para hacerlo al sacar a bailar su prometida por él. 
Los músicos empezaron a tocar y era el inicio de algo que los otros Vernugem esperaban, Liang eligió a una joven de gran prestigio en Drommeland, Bel saco a Jeguin y Liansed se mostró osado de acercarse a la princesa que se negó, todos en el salón observaban lo ocurrido como también como el Vernugem dejo que Liansed lo hiciera, pero esto llevo a Gabriel a la demencia, lo veía sacar a Belius los dos estaban en el centro del salón mientras por primera vez en su vida se sintió mal de no poder lograrlo, su mano apretaba con ira él descansa brazo de la silla. Liansed estaba atónito con la joven mientras ella por momentos le sonreía. Estos gestos hacían que Gabriel expresara irá, él era amable con ella, la princesa no podía evitar mirar hacia Gabriel, lo que llevo a Liansed a cuestionarla. 
-¡Ya te empieza a gustar, no es asi! 
-No sé dé que hablas. 
-Deseas con todo tu corazón que sea tu prometido el que te mire así, como lo hago yo. 
Belius guardo silencio porque era así. Fueron varios minutos de insulto para Gabriel, era su prometida y Liansed la poseía. 
-¿Por qué la danza se aleja de ti?- Candel lo interrogo. 
-No lo sé, por más que lo intente es más difícil que ganar una guerra. 
El Vernugem se sirvió, vino y su pensamiento fue a dar a esas memorias de su última pelea con su hijo, había sido tan duro con el cómo si fuera un enemigo, él recordaba con cada detalle las palabras que había dicho cuando el rey lo vocalizo. 
-Gabriel, el rey quiere que dances -él lo burlaba al saber uno de sus complejos. 
-Prefiero ir a cazar una manada de hienas, es la única danza que sé – lo decía por su manera de pelear, que no era combate, era arte que para muchas casas de oro de Drommeland, pagaban en sus fiestas para verlos pelear con espadas, y divertirse. 
-Entonces quiero un duelo de Gabriel Vernugem, y Dante, el mejor soldado de Azmon. 
Dante cuando escucho al rey tuvo una fuerte tensión, pelear con Gabriel Vernugem era un reto. Dante se preparó quitando su capa azul y tomando su mejor espada. Y Gabriel tomo la del Vernugem que no solo era el arma más temida del reino, también era la más bella. 
-¿Gabriel estás bien? -Dante lo cuestiono al ver algo diferente en su rostro ese día. 
-Creo que estoy cansado y quisiera marcharme de aquí, pero solo tengo que cumplir mi misión, divertir -replico con toda sinceridad, causando en Dante muchos cuestionamientos. 
-Démosle, lo quiere y te puedes ir -lo animo el muchacho. 
Luego se colocaron en posición e iniciaron con la pelea que todos querían ver, Dante era hábil y su coreografía era brillante, cada movimiento era digno de admirar, pero el reto de pelear con un Vernugem era demasiado, Gabriel era lo más hábil al pelear con una espada que había en la tierra, su arte al dar cada moviente era una obra de arte, como toda maniobra que gracias a su largo abrigo de capota y telas delicadas, era una danza al compás de su moviente, Gabriel estaba perdiendo la razón, tenía muchas cosas en su cabeza, el rechazo de su padre falso, haber estado en la guerra más atroz de todas y saber que había tenido un hijo con Krestin, fueron propicios para ser agresivo con Dante, había perdido la razón que no escuchaba al rey y a todos gritar. Basta. 
-Gabriel, detente -pedía Dante. 
Reyco y todos los soldados del rey se interpusieron entre él y Dante, tomando Jael su mano, lo que lo llevo aún gran susto de sentir, como lo arrincono como un enemigo contra la pared. 
-Gabriel reacciona – grito Jael, volviendo el Vernugem de su situación 
-¡Que hice! – exclamo en una voz cansada y frágil.-Yo lo siento, yo lo siento 
Gabriel iba a dejar el salón pero Jeguin lo detuvo 
-¿Hay algo que te haga sufrir, o la guerra te lo ha causado? 
Las preguntas de Jeguin eran las correctas. Gabriel había aguantado, pero su agonía la dejo fluir con enojo. 
-Si lo confieso ya no soy el mismo que partió de aquí, hay muchas cosas que no las puedo sacar de mi cabeza. -Gabriel confeso un poco, pero evadió todo lo que era causante de su dolor, Jael lo sabía y lamentaba haber sido parte de esto. 
-El rey no te dejará caer, hay aquí muchos que pueden recuperar tu estado emocional. Alper es el indicado. 
Gabriel solo dejo salir una sonrisa de sarcasmo. 
-Yo prefiero que lo haga mi hermana -Alper evito esta situación, conocía de las desavenencias del Vernugem con él -Es hora que ella me ayude con este tipo de trabajo. 
Damelise miro a Gabriel al acercarse a él, su sola mirada fue suficiente para animarlo. 
-Mi señora Damelise -inclino su cabeza y la miro a los ojos con esa mirada que daba mucho que pensar, era arrogante, pero había mucho de esa dulzura que quería ser apagada en él. 
Belius lo quería ayudar de algún modo, pero a ella no la escucharía, no a niña de Dios. 


 




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