Como Lenguas De Fuego

EL LLAMADO DE LA SANGRE

Gabriel pisó el suelo de Noson Goc después de dejar palacio y su camino era la taberna, y bebió vino hasta saciarse, Mical al verlo lo invito a pasar a descansar a su habitación donde al caer a la cama se quedó dormido, la bárbara sabia de su boda, y como ya era un varón ajeno, el Vernugem paso la noche allí en su cama pero lejos del sexo con ella, y a la mañana siguiente solo se encontró con su dolor de cabeza. 


Gabriel se irguió y noto que su ropa estaba tal como la temía cuando había llegado, él, la miró discreto y volvió a poner sus ojos en la ventana hacia ese castillo. 


—Yo lo siento, si no puedo esta vez 


—Lo entiendo, debes respetar a la princesa, ella lo merece, es joven y pura. 


—Pureza que no me siento digno de ella. —Gabriel lo confeso y se recostó 


—Has hecho amigos en ese castillo 


—Sí —respondió Gabriel en medio de las memorias de como no volvería a ese lugar. 


—Siempre pensé que Norgavan era algo diferente, pero Meyers es algo anormal. 


—¿En qué sentido? —su nombre era debilidad y causa de mucho interés. 


—¡No oíste de los rayos de sol, sobre Noson Goc! 


—Rayos de sol, jajaja —Gabriel, la burlo 


—Hablo en serio, y yo vi para quién eran. 
Gabriel lo dedujo que se trataba de Mark, y se quedó muy serio. 


—¿Para quién eran? 


—Para Mark Meyers, lo vi recibir los rayos como también como se fueron cuando él se retiró. 


—¡Que dices! 


Gabriel sentía su corazón estremecerse, quería saber todo de él. 


Y solo había una forma, ser el padre que él anhelaba. Gabriel ese día lo pensó en algo que le beneficiaría lejos del cariño, el Vernugem se levantó y lavo su cara cuando escucho esa voz, Mark debía cantar esa mañana él solo, fue más que propicio, nada podía resultar mejor. 


—Hablando del misterioso Meyers —vocalizo Mical en medio de una expresión de sonrisa —¿Bajarás a escuchar? 


—No, tal vez después. 


Gabriel se sentó en los primeros escalones donde no lo podía ver, sabía que lo hería podía sentir esa voz triste en sus canciones, pero ese día el Vernugem decidía tomar una decisión quería saber lo que escondía, por ese bajo y se sentó justo en la mesa frente a él, para Mark esto fue doloroso porque ya no quería seguir con esto, el muchacho hizo de cuenta que no estaba y canto lejos de ser el mismo con él, pensaba como iba a dejar ese lugar sin tener que enfrentarlo por eso cuando termino dijo que subiría al cuarto de los músicos, pero Gabriel lo capto por eso salió y se hizo en un lugar discreto. Mark salía por la ventanilla de la habitación con el consentimiento de Agon, y descendía sin problemas, sabía que debía ir a otro lado y regresar en la noche, cuando no hubiera señas de él allí. 


—Payaso —fue lo que dijo su padre al verlo tomar otro camino 


Mark tenía mucho por recorrer en Drommeland y lo hizo seguro de huir de su padre, quien lo seguía con discreción y vio detener en el museo más antiguo de Drommeland, ahí exponían grandes y maravillas del pasado de las tierras de los sueños, quedándose el muchacho concentrado en uno de los reyes más famosos, el primer rey de Drommeland  


—Dicen que era el rey más dulce con sus hijos —Gabriel hablo en un tono de voz muy suave, que Mark no lo reconoció —¿Cómo podría ser como el? 
Meyers lo miro y al verlo allí retrocedió, no diciendo una palabra, solo avanzo mientras lo sentía seguirlo con la intención de no detenerse. 


—Mark ya basta de un paso más, es hora de que hablemos 


—Lárgate —fue su respuesta, bajando rápido los escalones para huir de él. 


Pero era un imposible, Gabriel lo siguió, hasta que se tuvo que ver obligado a poner fin a la persecución que ya le incomodaba, frente el gran río Dalta que pasaba en medio de la ciudad. 


—No sé por qué, ¿Acaso yo pagare por los errores de mi madre? —se cuestionó muy triste mientras veía el agua de color verdoso, y cristalina correr, mientras el hielo ya hacía su presencia. 


—Habla conmigo, hoy no seré el mismo, en la calle de al frente pasando estas temibles aguas nos aguarda un lugar donde venden ricos, pasteles de chocolate, siempre los acompañan con leche caliente y mucha canela, Jael me traía cuando tenía cinco años menos que tú, recuerdo ese lugar. 


Gabriel habló con el corazón y lejos de lo que había tenido en mente minutos antes. Mark caminó hacia esa calle siempre a distancia de él y lejos de mirarlo a los ojos, su padre dañaba su amor sincero y poco correspondido, Gabriel al entrar separó un lugar tal vez él más solo que en esa época de invierno, la nieve alcanzaba a entrar en sus corredores, desde allí Drommeland se veía hermoso aunque el velo de nieve fuera de impedimento ver con claridad. 


—Cuando era niño mamá solía preparar un postre así, cuando tenía muchas monedas, y pensé ¿Si ella aún con lo que hizo, la amo y soy capaz de defender lo bueno, como puedo pedir de ti que aborrezcas la tuya? —Gabriel gano la mirada de su hijo, que no era la misma para él esa noche —Debo reconocer que en todo me venció, porque aunque lo intente tu amor será para ella. 


El silencio de su hijo era abrumador para el Vernugem, debía decirlo de una vez y ver su reacción. 


—De que tu madre y yo hubiéramos sido un caos, no quiere decir que tengo que hacer contigo lo que ella me hizo a mí. Eres mi hijo y he decidido tomar mi lugar como padre. 


Sus palabras estremecieron a Meyers, el muchacho lo miro con incredulidad y lo cuestiono. 


—Y crees que te creo —Meyers se levantó para dejar el lugar. 


—¿Por qué huyes? 


—Porque no quiero sufrir. 


—¿Por qué sufrirás? 


—Porque no creo en tu cariño paterno. 


—Sé que soy superficial, y alguien difícil de creerle algo, pero lo quiero intentar mi niño, mi hijo —Gabriel tomo a Mark por sorpresa con un abrazo que para el muchacho era lo más hermoso que había sentido, pero aún no lo asimilaba como real, Gabriel por su parte había iniciado esto para su beneficio, pero a la vez se sentía cómodo de tenerlo en sus brazos. Era un muchacho valioso y especial, era su sangre. 




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