Kevin se sentó en el suelo, se limpió con las manos la sangre que le seguía escurriendo, y tras un fuerte suspiro, pudo calmarse.
—Te pasaste —le soltó Hugo parándose frente a él.
—¿Que se pasó? —Gabriel lo contraatacó—. No hermano. Decirle eso fue lo mejor que pudiste haber hecho, Kevin. A ver si así consigues alejarla de tu vida. Esa mujer no ha hecho más que traerte problemas.
—Kevin —Hugo insistió—, no fue justo como la trataste.
—¡Mentira! Kevin hizo lo correcto. Tú lo dices porque seguramente te has de sentir atraído por esa loca y quieres que vengan más seguido a molestarnos, pero abre los ojos, ¡esas mujeres son un caos!
—Kevin —Pepe siguió intentando atraer la atención de su amigo—, tú sabes que tienes la culpa. Si de verdad la hubieras querido lejos desde un principio, se lo hubieras dicho.
—José…
—Déjame terminar. No te costaba nada decirle: ¿Sabes qué? Ya pasó, ya todo está bien, y la verdad es que no te quiero cerca de mí. No suelo meterme en problemas y pienso que contigo los tendré. ¿Qué te costaba decirle eso, Kevin? ¡Pero no! Al niño le ha gustado que Olivia esté aquí, que te atropelle y grite a cada momento. La verdad, ¿sabes cuál es la verdad?
—¿Cuál?
—Que no la quieres lejos de ti. Seremos unos trabajadores de la calle, pobretones, vulgares y de cualquier forma en la que su sociedad quiera llamarnos, pero debemos demostrarles a esas tres que tenemos mucha más educación que ellas, y tú, hoy no lo demostraste.
—¿A dónde vas?
El muchacho se levantó y tomó sus cosas.
—¿¡Te ha dolido lo que te dije!? ¡Porque fue la verdad!
—Voy a mi casa, me iré a dar un baño y después… Después iré a buscar a Olivia.
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Editado: 18.02.2023