Cómo Matar A Un Héroe

Capítulo 22

Por supuesto que Kevin no permitiría que las cosas se quedasen así, pues era un hecho que perderla le arrancaría el alma de golpe. Era mentira que se quedaría conforme con que ella se fuera así sin antes haber dado pelea. Fue entonces que, en contra de lo que Olivia pudiera gritarle, él regresó al árbol. Esa misma noche subió por las ramas hasta su ventana, que a diferencia de otros días, esta vez se hallaba cerrada.

—Liv, sé que estás ahí, puedo escuchar a Coldplay hasta aquí. Por favor ábreme. Necesitamos hablar —dijo mientras los golpes en el vidrio se hacían cada vez más fuertes.

Ella estaba ahí, lo escuchaba perfectamente, pues se encontraba sentada en el suelo, cerca de las cortinas que impedían ver hacia el interior.

—Liv, perdóname. Todo este tiempo que llevo contigo me acostumbré a verte, a escucharte, y la verdad es que no te quiero perder. No puedo perderte, Olivia —el cielo comenzó a retumbar en medio de relámpagos y alguna que otra gota de lluvia. Kevin recargó su frente sobre el cristal de la ventana y soltó, quizá una verdad que no tenía planeada contarle a nadie, pero que para ella no requirió ningún esfuerzo—. Mi padre tenía otra familia lejos de la nuestra. Cuando su hija enfermó de cáncer, decidió decirle la verdad a mi madre, y entonces él se fue. Nos abandonó, y yo no lo entendí hasta tiempo, mucho tiempo después. Su niña no vivió lo suficiente, y yo me arrepiento de decirle todo lo que le dije a él y a un ser que no tenía culpa de nada. Me comporté como un maldito egoísta, y le grité que ojalá su hija muriera para que él se arrepintiera de habernos dejado. ¡No pensaba en lo que le dije, y tal vez sí, no lo sé! Lo único que sé, es que hasta el día de hoy la culpa sigue siendo un enorme peso en mis hombros. Quisiera volver a verlo, pedirle perdón por todo y por… ¡Por no decirle cuánto lo quería!

Volvió a tocar el vidrio y las gotas de lluvia comenzaron a caer con más fuerza.

—Me gustaría poder verlo, decirle lo mucho que lo siento, pero no sé a dónde ha ido. Quizá, mis actos humanitarios que tengo con esos niños simplemente reflejan mi enorme culpa.

Por su parte, Olivia lloraba en silencio.

—Lo lamento, Olivia, de verdad que lo siento —y solo entonces se fue.




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