Cómo Matar A Un Héroe

Capítulo 44

—¿Y por qué mandaste a cortar la rama, maldita loca?

—Porque es la única forma de que Kevin recupere el contacto conmigo, y no pienso dejarlo. No tienes una idea de cuánto me dolió lo que me dijo, y no pienso perdonarle tan fácilmente.

Erika sonrió.

—Entonces, estás segura que tarde o temprano Kevin irá a buscarte.

—No lo sé. Tal vez cumpla su palabra y… se olvida de mí.

—Liv, ambas sabemos que eso es casi imposible. Tú y Kevin ya no pueden vivir separados. Se necesitan el uno al otro, porque hasta cierto punto se complementan…

—Espera, Erika, no sabrás lo que estoy viendo.

—Es él, ¿no es así?

—Sí, es él. Y viene con Pepito y Gabriel.

—¿Qué piensas hacer, Olivia?

—Darle un escarmiento. Te llamaré luego.

Liv colgó el teléfono, apagó las luces y se precipitó a cerrar las cortinas y los vidrios de la ventana. Conocía a Kevin, y sabía perfectamente que la ausencia de aquella rama no lo iba a detener.

Hugo se subió en los hombros de Gabriel, y Kevin sobre los de Hugo tratando de estirarse y encaramarse hasta donde el segundo piso de la casa comenzaba a formarse.

Liv sonrió, ellos no la podían ver, pero para su desgracia, ella a ellos sí. La maldad brilló en los ojos de Olivia, tomó su teléfono y se encerró en el pequeño cuarto de baño, pues con Kevin justo al otro lado de la ventana, la chica temía que éste pudiese escucharla.

Casi al tercer timbrazo, le atendieron la llamada.

—¿Aló?

—¿Ellen? Hola, Ellen, soy tu vecina, Olivia.

—¡Hola, Olivia! Qué gusto escucharte.

—Ellen, ¿aun sigues teniendo esos impresionantes Dóberman con los que salías a pasear en las tardes?

—¿Robin, Tuck y Marian?

—Exacto.

—Por supuesto.

—Hay un par de chicos en el lado de mi ventana, uno de ellos es mi… amigo, y ahora quiere pedirme perdón por algo malo que hizo, pero me gustaría darles un pequeño susto a los dos que esperan por él.

—¿Y quieres que mis perros los persigan?

—Podrían?

—¡Por supuesto! Déjalo en mis manos.

—Solo quiero que los asusten, no que les hagan daño.

—No te preocupes, Robin, Tuck y Marian no matarían ni a una mosca.




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