Cómo Matar A Un Héroe

Capítulo 45

—Vamos Liv, ábreme. Necesitamos hablar. Sé que estás molesta, yo también lo estuve, y ahora vengo a decirte cuanto lo lamento. Olivia, sé que estás ahí. Estoy colgando del segundo piso, con un miedo terrible y las manos no dejan de sudarme, todo para demostrarte cuanto me importas.

—¿Tú crees que sí lo perdone? —Hugo se recargó en el hombro de Gabriel.

—No lo sé. Depende de las cosas que le haya dicho.

—¿Y si no lo perdona?

—Entonces prepárate para estar escuchando sollozos las veinticuatro horas del día… ¿Qué es eso?

A lo lejos, tres imponentes figuras oscuras corrían en dirección a ellos.

—¡PERROS! —Hugo y Gabriel se echaron a correr, abandonando en lo alto de una casa a su querido amigo.

—¡Hugo, Gabo! ¡No me dejen aquí! ¡Maldita sea, Olivia, ábreme esa jodida ventana! ¡Me voy a matar!

Kevin permaneció un tiempo más ahí, gritando y maldiciendo obscenidades que incluso resultaba sorprendente que conociera, cuando de pronto…

—Los límites de la perseverancia evitan precisamente esto, que una persona se termine matando.

—Hola, Verónica.

—Has venido a ver a Olivia, ¿no es cierto? —por suerte, y para el alivio del muchacho, la joven sostenía una escalera.

—No te mentiré, he venido a verla. Gabriel y Hugo me ayudaron a subir hasta aquí, pero, tres perros salieron de la nada y comenzaron a perseguirlos.

—No te preocupes por ellos. Esos perros son de la vecina, y aunque pueden parecer amedrentadores, no les harán ningún daño. Tranquilo, tus amigos lo descubrirán cuando lleguen al final del fraccionamiento. ¿Por qué no mejor bajas de ahí? Podrías matarte y mi familia no se hará responsable.

Kevin la obedeció, se apoyó en los peldaños de la escalera y descendió hasta encontrarse con ella.

—Creo que debería irme antes de que tu padre se dé cuenta de que estoy aquí. Me ha prohibido subirme al árbol, y bueno, creo que por eso también decidió cortar la rama.

—Mi padre no la cortó. Fue Olivia quien le pagó a un podador para que la quitase.

—¿Olivia hizo eso?

—Yo no sé qué pasó entre ustedes, Kevin, pero lo que haya sido, dejó a mi hermana completamente destrozada.

—Me comporté como un idiota con ella, y lo siento.

—No te preocupes con que papá te vea. Él y mamá han salido a cenar con unos clientes.

—¿De verdad? ¿Eso significa que puedo pasar a ver a Olivia?

—No.

—¿Qué?

—Me agradas mucho Kevin, y estoy segura que mis padres tienen el mismo sentimiento por ti, pero tienes que entender que Olivia es mi hermana, y si ella no me lo autoriza, yo no puedo obligarla.

—Ya, entiendo. Disculpa por ponerte en esta situación y por tener que sacar la escalera para que me ayudaras a bajar. Es noche, Verónica, y debo irme. Tengo que saber que ha sucedido con Gabo y Pepe.

—Tienes exactamente cinco minutos para disculparte, y tu tiempo comienza desde ahora —Liv cerró su ventana. Había escuchado toda la conversación con su hermana, y su corazón le terminó dando la razón a Erika.

Kevin sonrió, dejó a tras a Verónica, quien lo alentaba a subir gritando que ella se encargaría de buscar a Gabriel y Hugo.

Cuando el muchacho llegó a la habitación de paredes purpuras, su sonrisa desapareció. Olivia estaba frente a él, tenía los ojos llorosos y los brazos cruzados.

—Liv…

—Para, por favor. Primero escúchame. Los dos nos equivocamos, y como los adultos que somos, nos vamos a decir todo lo que pensamos, incluyendo nuestros errores. Comienzo yo. Es verdad, no he dejado el alcohol, y si es verdad que ya no lo consumo como antes, cuando me encuentro en un centro nocturno, con los cocteles en la mesa, la música a todo volumen y la gente bailando, la Olivia de antes desea salir hasta conseguirlo. No me voy a reponer de la noche a la mañana, pero al menos yo misma sé que ahora puedo reconocer lo que hago mal, y me arrepiento, cosa que en el pasado no existía. Lamento lo que pasó, el que James te haya golpeado por mi culpa, el espectáculo que di, el haberte vomitado y el haberte mordido. No merecías eso, y yo lo arruiné.

—Ahora me toca a mí. Comienzo a darme cuenta que cada vez que te siento alejada de mí, me desquito gritándote. No es la primera vez que te he herido con mis palabras, Liv, pero te prometo que intentaré que sea la última. Me he comportado como un egoísta que solo piensa en lo que podría hacer si yo estuviese en tu lugar. Lo que tú viviste con james fue de años, Adriana era tu mejor amiga, y te juzgué cuando lo único que hiciste, fue expresar lo que pensabas y sentías. Sé que aquella traición te dolió, y es mejor así, que no te quedes callada, que no te tragues tus sentimientos, que los expreses como se te dé la gana, que grites, que llores, o lo que sea que tengas que hacer, pero que los saques fuera de ti.

—Kevin… no fueron celos por James. En realidad, fue por ella. Me dolió saber que Adriana prefirió darle el lado a James y no a mí. Me dolió saber que para Adriana yo siempre tenía la culpa de todo, y me duele pensar que ella aún vive segada como yo vivía antes.




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