De algo vamos a estar seguros. Olivia no es tonta, sabía perfectamente que si su hermana y sus padres se llegaban a enterar de su regreso con James, los gritos y reclamos empezarían a sonar por toda la casa. Cuando Kevin había llegado, la casa estaba sola, sólo ella y James que se apresuró a salir antes de que Nicole regresara del supermercado.
—Oye, cielo —James manejaba—, ¿recuerdas el viaje que pensábamos hacer a Buenos Aires?
—Por supuesto. Dijimos que sería nuestra luna de miel cuando nos casáramos.
—No creo que te quieras casar así de la nada, pero me gustaría que en tus últimas vacaciones universitarias, hiciéramos ese viaje.
—¿Ir a Argentina?
—Recuerda que mi padre tiene varios hoteles ahí, así que no necesitaríamos gastos extras. Es mi forma de pedirte perdón por todo lo que te hice, mi preciosa Jorundia.
Olivia lo pensó, pero cuando lo hizo, los recuerdos y el beso que vio entre Kevin y Erika hablaron por ella.
—¿Te parece si reservamos el vuelo para el viernes?
—¿El viernes?
—Terminé mis clases la semana pasada, y ahora lo que estoy tomando, son solo cursos de variantes. Me puedo ir cuando se me dé la gana y regresar a tiempo para la graduación.
—Entonces, no esperemos más y el viernes estaremos volando.
Un viaje que absolutamente nadie se esperaría.
La noche pasó silenciosa, sus padres no sospechaban nada del repentino escape, y mientras Liv se encontraba haciendo sus maletas, Verónica subió solo para informarle que una curiosa visita estaba esperando por ella en la puerta.
—¿Quién es?
—Nunca te lo imaginarías.
—¿Es Kevin? —preguntó con cautela.
—No. Es Gabriel.
Y cuando Liv bajó, efectivamente se encontró con el muchacho que destellaba sus hermosos brazos morenos y fuertes bajo la luz de las farolas.
—Hola, Gabriel —dijo al verlo, y una pequeña sonrisita abandonó sus labios—. Disculpa, pero, eres la última persona que esperaría tener aquí.
Él le devolvió la sonrisa.
—Eso mismo imaginé. Me preguntaba si podría hablar contigo.
—Por supuesto. ¿Gustas pasar?
—Aquí estoy bien, te prometo que no demoraré mucho.
—Muy bien, entonces te escucho.
—Olivia, nos somos los mejores amigos, y lamento que suene tan directo lo que voy a decirte, pero de verdad no sé de qué otra forma me puedo dar a entender. Sé que estás enamorada de Kevin desde hace tiempo, y no, no te molestes en negarlo. Lo noto en la manera en la que lo miras, en la que le sonríes y en la que hablas con él, y de verdad sé por qué volviste con el tipo odioso, apretado y… Perdón, con James. Sólo te pido que pienses y hagas lo correcto.
—No…, no entiendo —intentó sonreír—. Kevin y yo somos, sólo amigos.
—Hasta cierto punto sí, pero al menos a ti no te gustaría que fuese así. Vamos Olivia, tengo seis hermanas…
—¡Dios santo!
—Sí, efectivamente esa fue mi reacción cuando una por una fue naciendo. Y es por eso mismo que ayudo a mis padres con lo que puedo. He visto crecer a cada una de ellas, veo cuando les rompen el corazón, y siento lo que ellas pueden sentir. Te vi llorar y querer que la tierra te tragara cuando Kevin y Erika se besaron aquel día que te obsequié la barra de chocolate, pero créeme que eso no vale tu sufrimiento. Kevin es un tonto al no darse cuenta de lo que tú sentías por él.
—Ya no puedo hacer nada, Gabriel. Él la quiere a ella, y ella le ha correspondido.
—Lo sé, lo entiendo, pero no quiero que por eso te lastimes a ti misma. Si ese novio tuyo, no te respeta como mujer, entonces déjalo. Escapa de ahí antes de que te arrepientas. Ninguna mujer merece ser tratada con el despotismo con el que él te trata a ti, y si esto lo estás haciendo para castigar a Kevin, no vale la pena que lo hagas.
Olivia no respondió, y aquel silencio obligó a Gabriel a mediar sus palabras.
—No eres la única que llora la pérdida de un amor. Hugo también está destrozado.
—¿Hugo?
El joven le sonrió.
—Él también estaba enamorado de tu amiga Erika. Kevin podrá ser un héroe en muchos aspectos, eso no lo discuto, pero como alguien que conoce los sentimientos de quienes lo rodean, es una tragedia.
—Lamento todo esto que pasó, Gabriel.
—Yo lamento no poder hacer nada para que no los vieras besarse.
—Tranquilo, no fue tu culpa.
—Cuídate Olivia —y con esas palabras en la boca se alejó.
Existen dos situaciones con una diferencia monumental: el actuar por despecho, y el regresar con una persona porque sigues enamorada de ella. Y Olivia estaba tomando la primera.
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Editado: 18.02.2023