Cómo Matar A Un Héroe

Capítulo 59

Olivia regresó de los sanitarios, la joven cogió una revista de moda que había comprado y volvió a sentarse en la sala de espera, mientras aguardaban a que su vuelo fuese anunciado en los altoparlantes del aeropuerto. James le sonrió, la tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los de ella intentando verse tierno. Entonces le pidió su celular.

—¿Para qué lo quieres?

My petite, conozco a tus amigas, van a estar insistentes en que no te vayas. Dámelo para que nada nos moleste y podamos tener il miglior volo della nostra vita, amore mio.

—¿Cómo que mis amigos? Nadie más que nosotros, sabía de este viaje, James. ¿Se lo dijiste a alguien más?

—Puede que se me haya ido la lengua con Adriana.

—Bueno, eso no importa. Adriana es feliz si yo me voy contigo.

—Mi preciosa Jorundia, por favor. Este viaje es sólo para los dos, no permitas que algo tan insignificante como el teléfono lo arruine.

—Te estás comportando posesivo, James.

Principessa, intento cambiar, controlarme, y bien sabes que el James Cardos de antes ya estuviera gritándote como un desquiciado, pero no lo he hecho. Te lo estoy pidiendo en buenos términos.

—Está bien —Liv le entregó su celular, el cual segundos después, James se encargó de apagar.

Grazie amore. Ti prometto che queste saranno le migliori ore di viaggio. Ti tratterò come una regina.

—Basta, James. Sabes cuánto me incomoda que me hables en italiano.

—Te podría hablar en francés, pero no me entenderías.

Liv se mordió el labio. Quizá en otro momento le hubiese encantado decirle que ella también dominaba el idioma, sin embargo, algo palpitó en su pecho. Quiso que aquel secreto se quedase enterrado en lo más profundo de su corazón, que aquel secreto solo fuese de ella y de Kevin. De nadie más.

—Muy bien, Olivia, yo creo que ya es momento de develarte mi más grande sorpresa.

—¿Sorpresa? ¿Qué hiciste?

—No compré boletos para Buenos Aires.

—¿Entonces?

—Recuerdo que hace muuuucho tiempo, una joven adolescente tenía la ilusión de visitar unas peculiares islas de mantos azules que brillaban como estrellas bajo una noche oscura.

—¿Las Maldivas? James… compraste, compraste boletos hasta las… James, eso queda lejísimos.

—Lo sé, pero tampoco el viaje es de años como para que puedas perderte tu graduación.

—Mis papás… Si dejo mucho tiempo a mis papás se van a preocupar.

—Tampoco te preocupes por ellos. Te prometo que, en cuanto lleguemos al hotel, yo les llamaré pidiendo una disculpa. ¿Se van a molestar? Mmmm, seguro que sí, pero al menos sabrán que estás bien, y que yo me encargaré de regresarte sana y salva a casa.




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