Cómo Matar A Un Héroe

Capítulo 65

Se pasó un día, luego otro, después fue una semana, y en un abrir y cerrar de ojos la incertidumbre consumía un mes entero.

Sonreír ya no era una opción, pues ahora quien lo hacía, en el fondo albergaba la cruda realidad de una tristeza. Julio Palacios abandonó su casa, empacó sus maletas y dejó a su familia para dirigirse a Los Ángeles en busca de una desesperada ayuda que le diera indicios de dónde podía estar su hija.

Adriana no pudo seguir conteniendo el fulminante remordimiento y la culpa que le propició sus actos y su silencio, por lo que, contó la verdad. Dijo cómo es que ella se había enterado del viaje, lo que James le había dicho acerca de su destino y de los supuestos tres días que permanecerían fuera. También detalló la amenaza y el dinero que James le había entregado a cambio de que se alejara de Olivia.

Verónica, por su parte, renunció a su trabajo para quedarse en casa y apoyar a su madre, quien en un tiempo dado, dejó de lado su vida. Nicole cambió su felicidad por amargas lágrimas que pedían a gritos una respuesta. La Olivia misma había perdido su graduación, y el título tuvo que ser entregado a su familia en su ausencia.

Kevin… Kevin fue otra historia todavía más dolorosa. El muchacho terminó la preparatoria abierta que hasta el momento estaba estudiando. Él y Aurora se encontraban en el salón de eventos donde se estaba llevando a cabo la ceremonia, el chico recibiría el certificado de conclusión, sin embargo, en ningún momento se le vio sonreír, ni siquiera cuando posó para la tan esperada fotografía grupal.

Kevin se pasó parte de su tiempo metido en la casa de los Palacios; Nicole y Verónica le daban permiso de quedarse a dormir en la habitación de Olivia, en donde más tarde el muchachito pegaría en la pared todas las fotografías de ella y de él juntos, mientras le lloraba y Yellow sonaba de fondo. La canción de ella, la canción que siempre le haría recordarla, porque Mira las estrellas, mira cómo brillan por ti y por todo lo que haces. Sí, eran todas amarillas…

Su vida también iba de mal en peor, aparte de extrañar profundamente a la joven, que muy tarde se dio cuenta de que amaba hasta los huesos, un titánico golpe le sobrevino al rostro cuando Lindsey, la niña del hospital a la que tanto adoraba, murió luego de perder su lucha contra el cáncer. Cuando fue momento de la despedida en el pequeño féretro blanco de madera, Kevin pudo recordar, en medio de dolorosas remembranzas, las palabras que la niña le había dicho algunos meses antes: «Estoy cansada, Kevin».

Él también estaba cansado, pensaba que si Olivia seguía con vida, valdría la pena todo este sufrimiento, pero también pensó que si le había sucedido algo verdaderamente malo, él necesitaba saberlo para estar con ella.

—¿Has encontrado algo? —preguntó Nicole, al llamado que su esposo estaba haciendo.

El hombre se llevó las manos a la cara, intentó no hacer audible el sentimiento de ruptura y finalmente habló. Se quebró por dentro y por fuera.

—No está en Argentina ni en ningún otro lugar del continente.

—Pero, dijeron que estaba en… ¿En dónde está mi bebé?

—Nicole…, Olivia está fuera de nuestro alcance.




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