¿ Cómo me llamo, señorita Martinez?

CAPÍTULO 3

DRAGO

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Muevo mi vaso de whisky.

¿Debería inventar algo para no asistir a esa reunión? Suspiro y apoyo mi mentón sobre el dorso de mi mano. Muevo mis dedos en el asiento de la pequeña sala de mi departamento. No sería buena opción comportarme de esa manera ante una oportunidad que está dándome mi padre.

Heredaré el puesto de ceo, porque mi hermana lo rechazó.

Por lo tanto, tuve que aceptarlo y empezar a prepararme. En esa reunión, irán algunos accionistas. Por ello, debo conocerlos y tratar de ganarme sus confianzas para el bien de la empresa.

—Piensas mucho, retoño —habla mi hermana mayor de pie y con un vaso de whisky en su mano. Bufo—. ¿Qué es?

—No pensé que vendrías a ver si hago un buen trabajo —respondo bebiendo un poco del licor ámbar—. No te preocupes. No huiré de mis responsabilidades como cabeza de la empresa Langton.

Ella ríe.

—Aunque quieres hacerlo.

Sonrío de lado.

—Solo quiero disfrutar de mi juventud.

Resopla.

—Estás a punto de terminar tu universidad, retoño —recuerda—. Te conozco, Drago. Sé que a veces, deseas tomarte vacaciones. Sobre todo, en esta temporada del año.

Sí. Me conoce un poco.

—Ya no es como antes.

—¿Todavía esperas? —cuestiona, haciendo que la observara. En mi pecho, nace de nuevo ese sentimiento de frialdad—. Sé que no te gusta hablar de este tema, pero no me canso de repetírtelo. Los primeros amores, no funcionan. Casi nunca lo hacen.

—Parece que a mi hermana mayor le gusta hablar de cosas rosas.

Ella ríe.

—No tanto —Bebo otro trago de whisky—. Sin embargo, quisiera que dejaras de tener esa mirada de depredador cuando hablo de este tipo de asuntos.

—¿Tiene algo mi mirada?

—¿En serio lo preguntas? —cuestiona sonriendo—. Pareces una pantera lista para atacarme.

Vaya analogía.

No digo nada y miro hacia la ventana de mi departamento. Elegí este lugar por la vista de la enorme ciudad. Muevo mis dedos sobre el asiento. ¿Tengo mirada de depredador cuando escucho hablar del tema de primeros amores?

—Quizás, sean imaginaciones tuyas, hermana.

—Cuando dejas de esperar, todo circula con normalidad —explica—. Además, podrás experimentar un sentimiento más fuerte que el añejo —Ríe—. Quisiera verte en ese estado atontado.

—Sueñas a lo grande.

—Lo digo en serio, Drago.

Termino de beber y me levanto, recogiendo el saco negro. No tengo tiempo para pensar en cosas sin sentido. He seguido con mi vida cotidiana. Ha pasado dos años desde que no la volví a ver. ¿Sigo esperándola?

No. Ya no.

—Si lo que dices es verdad, puede que esta vez, le ponga un collar en su cuello para que no se escape de mí —digo sonriendo a lo grande. Mi hermana hace una expresión desconcertada—. Así, podré tenerla junto a mí todo el día, ¿no te parece?

—Lo dices en broma, ¿verdad?

Sonrío, pero no contesto.

—Nos vemos mañana, hermana.

—Espera, Dragos. Esto….

Salgo de mi departamento y tomo el ascensor hasta el estacionamiento donde está mi auto. Las palabras que dijo mi hermana, han caído igual que bloques de hielo a mi corazón.

No es que no crea en el amor o no haya tenido una buena imagen de eso. Al contrario, la tuve viendo a mis padres. Mi madre siempre dice que desea que encuentre un amor sincero. Una mujer ideal para un hombre como yo.

Muevo mis dedos sobre el volante.

Sin embargo, tengo un fantasma que me persigue por años. Algo que he ignorado por completo para enfocarme en mi futuro.

—¿Sabes, Drago? Espero que ninguna chica ocupe este asiento en donde estoy. Solo ten ojos para mí, señor Langton.

Sí. En efecto, no me gusta esta época del año.

 




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