Cómo puedo amarte

Capítulo 6: Las circunstancias nos acercan

Realmente siento que volví a engañarme a mí mismo. Sintiendo que ninguna persona puede llegar a ser completamente honesta conmigo, un claro ejemplo de esto es Dakunesu, hay algo que no deja de estar en mi mente. Alguna acción mía o de Nori, incluso nuestras mismas presencias, ofenden o llegan a molestarla, como resultado, su comportamiento hace algunos instantes; sin embargo, la causa es desconocida para mí.

Al día siguiente, las clases transcurrieron bastante tranquilas, nada novedoso pero sintiéndose en el ambiente algo bastante diferente de lo normal. Incluso, figurativamente podía decir que el ambiente llegaba a tener un olor extraño a lo usual, como si cambiara el olor de pinos y arbustos (lo que usualmente huele en la escuela) a un tour ligero de canela en el ambiente.

En la hora del almuerzo había decidido salir solo, pues casi diario salía con Haruo, Nori y Masaru, una buena compañía, pero esta vez el cambio en ambiente hizo que quisiera cambiar esta vez, también porque desde la mañana todo estaba diferente, un ejemplo sería mi cambio repentino de ruta hacia la escuela, ya que sin alguna explicación, la calle por la que frecuentemente usaba estaba cerrada por mantenimiento del suelo. Otro suceso extraño fue un cambio bastante raro en mi orden de clases, pues tendría que tener la primera a las nueve, pero mi profesora la recorrería hasta las 10, algo inusual, puesto que ella nunca ha cambiado sus horas de clases, incluso en estos 2 años que llevo nunca había sucedido, incluso algunos alumnos de 3ros nos dijeron que nunca había sucedido.

Volviendo al presente, tome la decisión de almorzar en los comedores que se encuentran en el exterior de la cafetería, pues siempre lo hacía en los que están adentro, pero como este día tenía cambios repentinos, opte por aceptarlas y variar hoy, hacer las cosas que casi nunca hay y ser impredecible.

Mientras me dirija a una mesa choque con una persona, pues no estaba poniendo atención a mi alrededor, y esto claramente significaba que debía fijarme hacia donde me dirige.

Aquella persona había sido una miembro del consejo estudiantil. El día anterior noté que era bastante unida con Paora, puesto que en ningún momento la trato mal, incluso fue la única que apaciguó el duelo que tenían Dakunesu y Nori.

Tristemente, luego de un par de segundos me di cuenta de que mi almuerzo se había caído al suelo, incluso por mala suerte nada podía rescatarse. Aquella chica rápidamente se disculpó por ocasionar el accidente, ya que no se había percatado de mi trayectoria cercana a la suya y por un mal movimiento choco conmigo.

No me molestaba en absoluto haberlo perdido, pues usualmente no compraba nada, pero esta vez por los cambios hoy decid comer algo de la cafetería, incluso pensaba en regalarlo a cualquier persona que pasara cerca de mí.

Por su parte, la chica intento convencerme en reponerme ella lo perdido, pero evité algún tipo de compensación por un simple accidente que a cualquiera llegaría a pasar. Mientras mi mente por unos segundos estuvo en blanco, sin previo aviso, aquella chica tomo mi manga del suéter y apresuradamente me jalo hacia una dirección misteriosa.

─ Es cierto, había olvidado que el motivo por el que me dirige a la cafetería era para buscarte ─. Espera un momento, ¿Buscarme? ¿A mí? ¿Para qué? ¿Por cuál motivo?

─ Creo que me estás confundiendo con alguien más, ¿Para qué me necesitas? ─  (Sigo sin comprender la situación, incluso si no se equivocara y en verdad fuera yo a quien buscara, ¿cuál sería el motivo?).

─ Asuntos del consejo, necesito tu ayuda con algo, especialmente Paora, justamente requiere de tu presencia en nuestra mesa ─ Ya habrá otro momento para compensarte por mi error con tu almuerzo─.

(Me asustaba la expresión en su rostro, prácticamente su sonrisa significaba que algo ocultaba, incluso el motivo verdadero por el que me llevarían.)

─ Está bien, pero cuando lleguemos necesito que me expliques con más detalle lo que necesitan ─, (incluso la duda más grande es por qué Paora solicito mi presencia, por lo que había entendido, ella quería verme. Esperemos que no sea algo preocupante).

Mientras avanzábamos vi como en una mesa bastante grande estaba sentada Paora, en sus manos se encontraban papeles, los cuales debían de ser importantes para el consejo. En mi interior sentía que tal vez mi presencia se necesitaba por algún motivo fuera del consejo. Tal vez, limpieza en el área del consejo, o también ordenar papeles o separarlos. Cualquier razón podría ser, aunque podría ser más seria de lo normal.

Luego de unos segundos de caminata llegamos a la mesa, habíamos quedado en frente de Paora, mientras yo mismo esperaba sus palabras, con el motivo de estar preparado para lo que se requiriera del consejo.

En el momento que iba a empezar a hablar mostró una cara de sorprendida y de enojo, pues al voltear a donde estaba su mirada comprendí su reacción, pues mientras pensaba en el motivo de mi requerimiento no me di cuenta de que aquella chica había sujetado mi mano, y hasta ese momento la seguía sosteniendo. Lo más sorprendente es que su reacción no era tan alterada como supuse, ya que evito soltarla y solo sonreía. Según lo que he escuchado, aquella chica es conocida por ser bastante amigable con los demás, incluso sostener la mano de cualquiera sin ninguna mala intención, incluso, sin verlo como algo negativo.

Luego de unos segundos comprendió la situación y la soltó, sin siquiera inmutarse. Después de terminar la escena bastante vergonzosa, Paora explico por qué era necesitado. Necesitaban mi ayuda para lograr encontrar unos documentos perdidos que eran requeridos con una gran urgencia, pues, tenían que ver con los estados financieros de la institución. Nuestro primer día en el consejo estudiantil estuvo repleto de deberes y de papeleo, en ese caso nos dimos cuenta de que era requerido un ordenamiento de documentos que al haber demasiados movimientos de papeles todos los documentos se quedaron desordenados y debían acomodarse una vez más así que nos encargaron a Nori y a mí hacer ese trabajo lo que significaba que debíamos llevarnos esos documentos a nuestras casas para facilitar nuestro trabajo en el consejo.




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