Volví al restaurante Mendoza dos días después. No era raro,esa zona siempre tenía movimiento. Aún así, cuando empujé la puerta sentí algo distinto, como si ya no entrara solo a buscar un pedido.
-Hola -dije, acercándome al mostrador-. Vengo a retirar un pedido.
Liana estaba revisando una pantalla. Levantó la vista y al reconocerme, sonrió.
-Hola, Alan-. Que recordara mi nombre me tomó por sorpresa y por alguna razón me sonrojé.
-Es el de la calle Belgrano -agregué algo avergonzado mostrándole el celular.
-Sí, ya está casi listo. Esperame un momento- contestó
Me quedé ahí, apoyado en el mostrador. El local estaba más lleno que la última vez, con ese ruido constante de platos, voces y pedidos que se cruzan. Liana iba y venía con rapidez, pero cada tanto me miraba, como asegurándose de que no me hubiera ido.
-Acá está todo -dijo finalmente, entregándome la bolsa-
-Perfecto- Fue lo único que se me vino a la mente decir ¿Que más podía decir? ¿"Gracias linda"?.
Salí, acomodé el pedido en la mochila y pedaleé hasta la dirección indicada. Que por cierto era más lejos de lo que el celular indicaba.
Cuando el cliente abrió la bolsa, frunció el ceño.
-Esto no es lo que pedí. Llamé por una pizza con salame no por cuatro empanadas.
Revisé el ticket. Dirección correcta. Nombre correcto. Pedido equivocado.
Suspiré.
-Disculpe señor, le traeré lo que pidió enseguida-
Volví al restaurante unos minutos después.
-Tenemos un problema -dije, entrando de nuevo.
Liana me miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.
-¿Qué pasó?
Le acerqué el ticket. Lo leyó rápido y me miró.
-Es mi culpa -dijo-. Me equivoqué con las órdenes.
-Le puede pasar a cualquiera, supongo- respondí
-Igual, perdón. Te hice perder tiempo.
-No es grave. Además, me sirve para frenar un rato.- Era mentira, obvio era grave, este error me ocupaba como cuarenta minutos de trabajo.
Sonrió, aliviada
-Dame unos minutos y los de cocina lo preparan-
Mientras esperaba, me quedé ahí, sin apuro real por irme.
-¿Siempre tenés tanto movimiento? -pregunté.
-Depende el día. Hoy está pesado.
-Se nota.-
-¿Venís directo de la facultad? -preguntó.
-Sí. Clases a la mañana, reparto a la tarde.
-Debe ser agotador.
-Un poco -admití-. Pero me acostumbré.
-¿Qué estudiás?
-Periodismo. El último año
-Ahh, yo estudié fotografía.
-¿Y ahora?
-Ahora trabajo y comparto piso con mi mejor amiga -respondió-. Nos organizamos como podemos.-
Asentí, sin preguntar más. Aunque por si cara parecía frustrada ¿Habrá soñado con ser fotógrafa de famosos o algo así?
-Listo -dijo al rato, alcanzándome la bolsa correcta-. Esta vez sí.
-Confío en vos.
-Hacés bien -sonrió-. Y gracias por la paciencia, en serio.
-No hay problema.
Se quedó dudando un segundo, como si pensara algo. Me estresaba
-Escuchá… -empezó-. Capaz estaría bien tener tu número.
-¿Por si vuelve a pasar algo así?
-Por si pasa -respondió-. O para avisarte si un pedido se retrasa.
-Claro. Si
Le pasé el celular. Anotó su número con cuidado y me lo devolvió.
-Listo.
-Listo.
-Prometo no equivocarme de nuevo- agregó.
-No prometas cosas imposibles.
Se rió.
Me colgué la mochila al hombro.
-Nos vemos, Liana.
-Cuidate, Alan.
Salí del restaurante con una sensación rara, difícil de explicar. No había pasado nada extraordinario. Ninguna escena memorable. Ningún momento que justificara pensar demasiado en ello.
Y sin embargo, mientras pedaleaba, revisé el teléfono solo para confirmar que su número seguía ahí.
_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/
Gracias por leer 😼
Les parece que el error fue solo eso o algo más empezó ahí?
Me pueden encontrar en Wattpad bajo el mismo seudónimo 🐢
Editado: 21.12.2025