¿cómo se puede olvidar lo que el corazón tanto amó?

Capítulo 2

Volví al restaurante Mendoza dos días después. No era raro,esa zona siempre tenía movimiento. Aún así, cuando empujé la puerta sentí algo distinto, como si ya no entrara solo a buscar un pedido.

-Hola -dije, acercándome al mostrador-. Vengo a retirar un pedido.

Liana estaba revisando una pantalla. Levantó la vista y al reconocerme, sonrió.

-Hola, Alan-. Que recordara mi nombre me tomó por sorpresa y por alguna razón me sonrojé.

-Es el de la calle Belgrano -agregué algo avergonzado mostrándole el celular.

-Sí, ya está casi listo. Esperame un momento- contestó

Me quedé ahí, apoyado en el mostrador. El local estaba más lleno que la última vez, con ese ruido constante de platos, voces y pedidos que se cruzan. Liana iba y venía con rapidez, pero cada tanto me miraba, como asegurándose de que no me hubiera ido.

-Acá está todo -dijo finalmente, entregándome la bolsa-

-Perfecto- Fue lo único que se me vino a la mente decir ¿Que más podía decir? ¿"Gracias linda"?.

Salí, acomodé el pedido en la mochila y pedaleé hasta la dirección indicada. Que por cierto era más lejos de lo que el celular indicaba.

Cuando el cliente abrió la bolsa, frunció el ceño.

-Esto no es lo que pedí. Llamé por una pizza con salame no por cuatro empanadas.

Revisé el ticket. Dirección correcta. Nombre correcto. Pedido equivocado.

Suspiré.

-Disculpe señor, le traeré lo que pidió enseguida-

Volví al restaurante unos minutos después.

-Tenemos un problema -dije, entrando de nuevo.

Liana me miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.

-¿Qué pasó?

Le acerqué el ticket. Lo leyó rápido y me miró.

-Es mi culpa -dijo-. Me equivoqué con las órdenes.

-Le puede pasar a cualquiera, supongo- respondí

-Igual, perdón. Te hice perder tiempo.

-No es grave. Además, me sirve para frenar un rato.- Era mentira, obvio era grave, este error me ocupaba como cuarenta minutos de trabajo.

Sonrió, aliviada

-Dame unos minutos y los de cocina lo preparan-

Mientras esperaba, me quedé ahí, sin apuro real por irme.

-¿Siempre tenés tanto movimiento? -pregunté.

-Depende el día. Hoy está pesado.

-Se nota.-

-¿Venís directo de la facultad? -preguntó.

-Sí. Clases a la mañana, reparto a la tarde.

-Debe ser agotador.

-Un poco -admití-. Pero me acostumbré.

-¿Qué estudiás?

-Periodismo. El último año

-Ahh, yo estudié fotografía.

-¿Y ahora?

-Ahora trabajo y comparto piso con mi mejor amiga -respondió-. Nos organizamos como podemos.-

Asentí, sin preguntar más. Aunque por si cara parecía frustrada ¿Habrá soñado con ser fotógrafa de famosos o algo así?

-Listo -dijo al rato, alcanzándome la bolsa correcta-. Esta vez sí.

-Confío en vos.

-Hacés bien -sonrió-. Y gracias por la paciencia, en serio.

-No hay problema.

Se quedó dudando un segundo, como si pensara algo. Me estresaba

-Escuchá… -empezó-. Capaz estaría bien tener tu número.

-¿Por si vuelve a pasar algo así?

-Por si pasa -respondió-. O para avisarte si un pedido se retrasa.

-Claro. Si

Le pasé el celular. Anotó su número con cuidado y me lo devolvió.

-Listo.

-Listo.

-Prometo no equivocarme de nuevo- agregó.

-No prometas cosas imposibles.

Se rió.

Me colgué la mochila al hombro.

-Nos vemos, Liana.

-Cuidate, Alan.

Salí del restaurante con una sensación rara, difícil de explicar. No había pasado nada extraordinario. Ninguna escena memorable. Ningún momento que justificara pensar demasiado en ello.

Y sin embargo, mientras pedaleaba, revisé el teléfono solo para confirmar que su número seguía ahí.

_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/_/

Gracias por leer 😼
Les parece que el error fue solo eso o algo más empezó ahí?

Me pueden encontrar en Wattpad bajo el mismo seudónimo 🐢




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.