Volví de la facultad más tarde de lo normal.
El día se me había ido entre clases largas y apuntes que no terminaba de entender. Tiré la mochila al piso y me dejé caer en la cama sin sacarme las zapatillas. El teléfono vibró una vez. Un mensaje del grupo de la facultad, nada más.
Habían pasado varios días desde la última vez que hablé con Liana.
No porque no quisiera. Al contrario. Había pensado en escribirle más de una vez, pero siempre encontraba una excusa: estaba cansado, era tarde, seguro estaba ocupada.
En realidad tenía miedo de hablarle.
Miré el techo unos segundos y después agarré el celular.
Alan:
Hola, soy Alan. El repartidor al que le diste el número.
Pasaron unos minutos
Liana:
Holaaa, Pensé que te había asustado el café gratis
Sonreí viendo el stiker de gato verde.
Alan:
Jamás jaja
Cómo estás?
Del otro lado, Liana caminaba por la vereda con la mochila colgada de un hombro. El aire de la tarde estaba fresco. Cecilia iba a su lado en silencio, escuchándola escribir.
Liana:
Bien,recién saliendo del trabajo
Camino a casa
Alan:
¿Sola?
Liana:
No, con mi compañera de piso
Leí esa frase sin darle importancia.
Alan:
Mejor así, es algo tarde para andar solo por ahí.
Liana:
Sí, ella es bastante insistente con eso
Cecilia levantó la vista al escuchar la vibración del teléfono.
-¿Quién es?- preguntó, caminando a su lado.
-Un chico del trabajo -respondió Liana, guardándose el celular un segundo.
-¿El repartidor? ¿El qué te gusta?-preguntó Cecilia, con una mirada cómplice.
Liana dudó y se sonrojó.
-Sí.
Volvió a sacar el teléfono.
Liana:
¿Y vos, ya terminaste por hoy?
Alan:
Sí, recién llegué
Estoy tirado en la cama como si hubiera corrido una maratón
Liana:
Eso suena tentador
Yo todavía tengo que subir cuatro pisos
Alan:
Eso debería contar como ejercicio
Liana:
Decís eso porque no sos yo
Cecilia la miró de reojo.
-¿Te hace reír? -preguntó.
-Un poco -admitió Liana.
-Bien, debe ser bueno-dijo Cecilia, y siguió caminando.
Alan:
Extrañé hablar con vos, aunque suene cursi
Liana frenó en seco por un segundo, obligando a Cecilia a detenerse también.
Liana:
No suena cursi
Alan:
Menos mal
Liana:
Yo también, solo que a veces el día se me va y cuando me doy cuenta ya es tarde
Alan:
Podés escribirme cuando puedas, sin presión
Liana:
Me gusta eso
Subieron las escaleras en silencio.
Liana:
Llegué, gracias por escribir
Alan:
Gracias por responder, que descanses
Liana:
Vos también
Apoyé el teléfono sobre el pecho y cerré los ojos.
No habíamos hablado de nada importante. Pero esa noche dormí mejor
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Gracias por leer😺
Los amigos se dan cuenta antes que uno,o no?
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Editado: 21.12.2025