Como si fuera Cenicienta

11. Hazlo

—¿Tienes tantas agallas, niño? —dijo Adam mientras él y sus amigos me acorralaban frente a mi casillero.

—¿Crees que le tengo miedo a un estúpido cavernícola como tú? —bufé.

¡Vaya! ¿Ese fuiste tú? 

Sí.

No sabía de dónde estaba sacando esa seguridad. A decir verdad, me sentía mucho mejor al responderle que al quedarme callado. Aunque sabía cómo iba a terminar todo eso... Dylan iba a morir.

—Deberías —hizo a un lado a James y Nathan y subió el tono de su voz.

—Claro que no. ¿Quieres ver en cuánto tiempo Brooke se termina enamorando de mí?

Algo pasaba conmigo. Ese lado de mí... Me estaba gustando. Sin embargo, ahora que lo leo de nuevo, sacando todo de contexto... Puede malinterpretarse. No era precisamemte lo que quería decir.

—Eso nunca sucederá —golpeó uno de mis hombros tratando de intimidarme.

Como si eso fuera a dolerme.

Te dolió.

¿Sabes que eso me hace menos macho de lo que la gente cree?

Nadie cree que seas "macho". ¡Supéralo!

—Por supuesto que pasará —lo empujé.

Las personas que estaban en el pasillo voltearon a vernos. 

Mierda, ¿qué estabas haciendo, Dylan?

Lo correcto.

—Para eso tendrías que estar vivo —sonrió y dejó que sus amigos se encargaran del trabajo sucio.

¿Recuerdan lo que me pasó cuando embarré a Adam de comida uno de los primeros días de clase? "Mi castigo" fue algo parecido. Con la pequeña variación de que duró más ya que Brooke no apareció para rescatarme.

¿Sabes que eso suena como si fuera una princesita en apuros? ¿Eres la chica en esta historia?

Deja de hablar estupideces, Thompson.

Luego de "mi merecido" según el tarado de James no tuve de otra más que ir a bañarme al gimnasio. Terminé saltándome la clase que seguía también. No era el mejor de mis días.

No tenía muchos lugares a los que ir así que se me ocurrió ir a un lugar que hace un par de años había encontrado en la escuela. Bueno, no era precisamente en la escuela. Estaba ubicado al lado. Era una especie de parque privado. No estaba descuidado pero parecía que nadie había estado ahí en años. Una cerca lo rodeaba y desde fuera parecía un simple depósito. Lo que no saben muchas personas es que no hay que juzgar las cosas por su portada. Era un excelente lugar para relajarse. No escuchaba ningún ruido y las áreas verdes estaban cuidadas gracias a las constantes lluvias de la estación anterior. Lo había olvidado por completo. Claro, antes solía saltarme algunas clases e iba allá pero cuando mis notas bajaron tuve asistir de nuevo a todas mis clases. Y a Dylan no le gusta la escuela de verano.

Entré con mi mochila llena de ropa y la puse una banca, de modo que la primera funcionó de almohada cuando me eché.

Ya estaba faltando a dos clases. ¿Qué mierda?  Y lo peor era que me moría de sueño. Puto trabajo. No me imaginaba cómo sería la universidad de dura si me quejaba de la escuela.

Desperté con el vibrador de mi celular. Tenía unas siete llamadas perdidas de Zoe. Ya era la hora del almuerzo. Salí de lo que yo había bautizado como el lugar de Dylan años atrás y regresé al colegio. Compré mi comida y divisé a mis amigos en la misma mesa de siempre.

—¿Dónde estuviste? —el lado maternal de Zoe salía.

¿Ella tenía un lado maternal? Zoe odia a los niños.

—En problemas —respondí dejando la bandeja con mi almuerzo sobre la mesa para después sentarme junto a Jeremy.

—¿Qué pasó esta vez? —siguió ella con el interrogatorio.

—Nada —continué.

—Dylan... —la interrumpió uno de mis estornudos.

—Nada, en serio. Solo que no he dormido bien y tampoco me siento bien —respondí.

—Si no te sientes bien deberías ir a la enfermería —intervino Kyle llevándose toda la presa de pollo a la boca.

No mentía del todo. Además, dormir con el cabello húmedo no era bueno. Al menos eso era lo que mamá siempre repetía cuando era pequeño. Te enfermarás, niño.

—Es mejor si me quedo aquí —Jeremy se movió al otro lado de la mesa dejándome solo en ese lado.

—Solo es un resfriado —dije antes de que un ataque de estornudos llegara.

—No me arriesgaré. Esta viernes tengo una cita y no quiero enfe...

—¿Tú? ¿Una cita? ¿Qué es esto el fin del mundo? —se burló Sunshine.

—No seas sarcástica. Yo sé es estás celosa —el puto le guiño un ojo y tomó un sorbo de su bebida.

—Ya quisieras —siguió ella.

—Pero si Zoe ya está viendo a alguien más. ¿No te has dado cuenta que coge su teléfono con cada mensaje que le llega? —y Kyle lanzó una bomba.

Lo que pasó después fue que el pelirrojo recibió una patada de parte de Zoe que lo hizo chillar como si se estuviese muriendo.




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