Casi siempre me preguntaba, ¿Qué era el romance en realidad? Muchos decían que era una palabra como cualquiera , otros, que es un completo asco, y la última parte pensaba que era la primera maravilla del mundo.
¿Que porqué me preguntaba eso? Fácil, una simple chica dentro del promedio se cuestionaría aquellas simples cosas, y con eso me refería a que pasaba la mayor parte del tiempo dentro de casa; con una tarrina de helado, el mando de la televisión y el celular en las manos.
Hasta que mi querido hermano Axel y yo, nos fuimos vivir con nuestra madre, con aquella mujer que no habíamos visto desde hace mucho tiempo. Según ella decía querer recuperar los años que hemos estado viviendo junto a nuestro padre. Aunque para ser sincera, aún seguía extrañando el anterior cálido y acogedor hogar, pero no podía retractarme gracias a varias circunstancias.
Allí es cuando conocí a los hermanos Foster, aquellos que todos en el vecindario temían por alguna razón desconocida. Sin duda, ellos son tres bellezas traídos del mismísimo cielo, tan perfectos que podrían detener a varias chicas en las calles, para que se asesoraran de que fuesen reales.
Alex, Cameron y Nathan.
"Cada uno era una página con diversas descripciones. Con distintas formas de pensar, vestir, vivir y tratar".