Como una estrella

Charla y sentimientos

Su corazón palpitaba tan fuerte que el mío empezó a hacer lo mismo, sus ojos estaba cerrados con fuerza, en otras circunstancias me habría reído de la situación pero ahora solo tenía que ayudarla.

Abrió los ojos con lentitud mientras yo la miraba con expectativa.
Su rostro mostró incredulidad, en el mismo instante en el que sus ojos cambiantes de volvían profundos y sus mejillas coloradas.

Yo aún la tenía entre mis brazos, ambos éramos inconscientes de ello pero la primera en darse cuenta fue ella.

Se esforzó por ponerse de pie pero hubo algo que la detuvo, seguramente dolor, porque ahora su rostro mostraba eso.

- ¿Te duele? - pregunté cómo si no lo supiera ya

- Si - su voz tembló, aunque trató de ocultarlo - gracias. - dijo después.

La coloqué despacio en el suelo, ella parecía no estar bien

- Creo que me golpeé el tobillo - dijo masajeadose con una mueca que inútilmente trataba de esconder

- Déjame ver - dije levantando su pantalón para poder ver su tobillo, tenía un golpe que le habia causado un hematoma instantáneo - tienes una herida - dije apoderandome de su dolor, se veía realmente mal.

- Solo déjame descansar un poco, - volvió a bajar la manga de su pantalón - luego estaré bien, es solo un golpe.

- Pero tienes una herida - insistí con preocupación

- En un momento podré ponerme de pie, - me aseguró - e iremos por la leña.

- Eso no importa - le aclaré, al menos yo, odiaba mucho el tener una herida así, además de que era muy sensible a ello, pero a Halley no parecía importarle.

- No vamos a arruinar el día - dijo sonando más dura.

- Si no te cuidas no podrás caminar después - advertí

Nuevamente un gesto de dolor de asomó brevemente en su rostro, aunque lo controló y disimuló

- Déjame ayudarte Halley - sonó más a petición pero eso no era importante ahora, me puse de pie y le ayudé a hacer lo mismo

Ella me tomó por el cuello para poder tener más equilibrio.
Fue algo incómodo en primer lugar pero increíblemente no me molestaba tener que hacerlo. La aseguré con mi brazo y la aferré a mi.

Hacia mucho tiempo que no tenía a nadie así de cerca, y ese pensamiento me noqueó un instante.

Me perdí en la situación y solo fui capaz de volver a la realidad cuando ella volvió a hablar

- Soy demasiado lamentable - susurró de forma que me desgarró el corazón, como tampoco había sentido hace tiempo.

- Fue un accidente - le recordé - además la leña no es un problema,- eso lo sabia yo mas que nadie, la leña habia sido solo una excusa para dejar a Damon con Demi - iré a dejarte con Damon y Demi e iré por ella.

Ella buscó mi mirada mientras su rostro se tornaba de desesperación y acompañado de ello sus ojos se aguaron.

Enseguida de ello ella escondió su mirada cuando se pegó en mi pecho...ella estaba llorando.

Empecé a sentir algo extraño, algo que muchas personas le dicen empatía pero en este momento podía entender mejor el significado, porque solo ahora, podía sentirme como yo suponía que se estaba sintiendo ella.

La abracé despacio, no lo pensé, solo tuve el impulso de hacerlo y lo hice, su cabeza quedaba justo debajo de mi mentón y su cabello estaba ahí también.

La acaricié sin tener mucha idea de como hacerlo, usualmente no le ofrecía consuelo a nadie. Su cabello era más suave de lo que habría podido imaginar, y desprendía un aroma a miel, dulce por cada roce que recibía.

No dije absolutamente nada, mi fuerte no eran las palabras, solo escuché un par de sollozos y sentí su calidez en medio de su llanto.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, y tampoco tenía importancia.

- Lo siento por esto Mikhail - dijo alejándose de mi, sentí el impulso de acercarla a mi nuevamente, pero traté de controlarlo, y lo logré por un instante...solo por instante porque cuando mis ojos chocaron con los suyos, que ahora estaban inundados ya no pude controlarme.

La acerqué a mi con rapidez, pero también con delicadeza, y está vez fui yo quien se aferró a ella, quizá quería que estuviera bien, que se sienta mejor, o quizá estaba en busca de lo que había sentido hace un momento, de ese calor que solo había sentido con mi madre y ahora, tras muchos años...con ella.

Ella no se resistió, y eso me hizo sentir bien.

Cuando estuvimos de nuevo separados ella sonrió con debilidad, pero con un ápice de mejora en su rostro, no fui capaz de mantener la mirada con ella, así que volteé e hice como si estuviese pensando en algo más, aunque en lo único que me podía concentrar es en lo que había sucedido hace nada.

- Ven - dije saliendo completamente de mis pensamientos - descansa un poco más, no hay prisa

Ella accedió mientras secaba sus ojos

- ¿Te encuentras mejor? - pregunté mirando cada movimiento que hacía

- He tenido muchas cosas en mente - explicó con una media sonrisa en su rostro - simplemente días malos. - añadió un ademán con las manos.

Sus ojos eran muy comunicativos, o quizá era ella, yo podía descifrar con algo de sencillez lo que sentía.
¿Qué podía pasarle para estar tan triste? La única opción que tenía en mente era relacionada con el único chico con el que yo la había visto...

- ¿Tiene que ver con Theo? - pregunté sin rodeos, y pude darme cuenta de que no había sido una buena idea, levantó la cabeza y me miró con extrañeza

- ¿Por qué lo dices? - reaccionó en medio de risillas inesperadas

Su actuar era extraño, y al mismo tiempo hacia y deshacía un puño con las manos

- No vale la pena - le aseguré captando que había acertado

Había visto solo un par de veces al tipo, y no me caía bien, no era por algo en específico simplemente me resultaba antipático, y no me daba buena espina, así que aunque no tenía una base sólida para decírselo, tampoco me tembló la voz para hacerlo.

- Eso no es lo que piensa su novia - dijo quitando su mirada de mi, con algo de melancolía.




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