Como una estrella

Con su madre

No podía desprenderme del espejo, justo hoy que tenía que ir a por Halley parecía que todo en mi estaba fatal ¿Era una maldición?
Me acomodé un poco más el traje que me coloqué y luego de mucho tiempo salí de mi habitación.
Casi no desayuné, realmente hoy no tenía apetito así que tampoco estaba sufriendo por ello.

En el salón de la casa estaba de pie Febe, hablando por su celular, ignoró por completo mi presencia e hice lo mismo. Aunque desafortunadamente no tuve la misma suerte con mi padre, estaba en una banca mirando el celular acá fuera, pero el si se detuvo en mí.

- ¿A dónde vas? - interrogó mirando su reloj - es muy temprano aún, ni siquiera llega la hora del almuerzo.

Me detuve frente a él.

- Voy con Halley - su rostro no mostró conformismo - vendré más tarde.

- ¿La traerás a casa? - preguntó levantando una ceja

- Probablemente - respondí - aún no estoy seguro

- Está bien - dijo apartando su atención, lo dijo tan relajado que me sorprendió y no me moví de aquí. - ¿Qué te pasa? - preguntó debido a que me quedé ahí.

- No es nada - reaccioné - solo es que...no me imaginé esa reacción de ti - fui honesto.

- ¿Pensaste que te diría que no? - cuestionó, aunque no esperó una respuesta y siguió mientras se acercó más a mí - te dejaré divertirte con la chiquilla, sé que luego entrarás en razón - lo dijo sin cuidado y se alejó mirando su celular.

Aquello no tenía que enfadarme, pero lo hizo, quise reclamar pero era demasiado tarde, el se había alejado.
Lo mío con Halley era una situación de contrato, no era nada real, y aún así...me lo estaba tomando demasiado en serio, no podía permitírmelo, pero ya estaba demasiado metido en esto, y empezaba a lamentar que fuera de esta manera.

Fui hasta mi auto y después de salir de casa me estacioné un momento, necesitaba darme tiempo y pensar en todo lo que estaba pasándome, no era algo profesional y aún sabiéndolo perfectamente me costó admitirlo.
Volví a poner en marcha el auto y está vez conduje sin un rumbo fijo, pero contrario al camino que llevaba a casa de Halley.

Luego me detuve en una plaza vacía, no era un lugar que se pudiese visitar un domingo como hoy. Caminé por unos minutos, le di muchas vueltas al lugar.

Unas cuantas nubes amenazaron en acompañar mi estado de ánimo actual, y luego un par de gotas, pequeñas y muy escasas aún, pero aún así me hicieron ir hasta mi auto a refugiarme, y después de eso la lluvia se intensificó.

Revisé la hora en mi celular y me percate de que tenía una llamada perdida.

Era de Halley.

Eso no me ayudaba ahora, ¿Por qué me había llamado? Empecé a hacerme demasiadas preguntas y la duda y curiosidad me llevó a llamarla devuelta.

- Mikhail - habló un poco despacio sin demora - pensé que estabas ocupado.

- Lo estaba - mentí.

- Entonces supongo que...- ella titubeó un momento - podemos dejarlo para otro día.

- ¿Estás ocupada? - pregunté yo con atención.

- No, no es solo que...- sonaba extraña hoy.

- Puedes decirlo - la alenté

- Bueno, puedes venir a casa, no estoy ocupada, pensé que tú lo estabas - probablemente no estaba diciéndome la verdad pero no insistí.

Ella estaba esperándome, tal vez.

- En unos minutos estoy ahí - aseguré.

Y luego colgué.
Aquella llamada era la motivación que necesitaba para ir, lo había pensado demasiado, pero ¿Qué más da?

Conduje hacia su casa, la lluvia seguía y no parecía tener intenciones de parar, también hacía frío así que encendí la calefacción y encendí la radio.

Dentro de un tiempo estaba fuera de casa de Halley. Y me quedé ahí un momento sin saber que más hacer. Estaba fuera ¿Debería tocar la puerta? ¿O llamarla por teléfono? Estaba pensándolo mucho.

Me bajé cubriéndome un poco de la lluvia con los brazos, y luego ya estaba tocando el timbre.

Halley salió enseguida con un paraguas y una sudadera que la cubría bastante, me saludó con una sonrisa y agitó la mano en un "hola" silencioso. Sonreí también, no había otro reflejo en mi, y luego también me vi agitando la mano, imitándola.

Llegó hasta mi, y me saludó amable, bastante feliz, abrió el portón que nos separaba y luego me cubrió con el paraguas.

- El cielo está llorando - dijo mientras lo hacía

Me coloqué a su lado simplemente sonriendo, sin agregar nada.

- Es un poco más tarde de lo que esperaba que llegaras - me dijo - mi madre ha hecho el almuerzo, así que ¿Comemos juntos? - invitó.

- Gracias - me limité a decir - y siento no haber contestado a tiempo.

- Está bien - dijo, mientras giraba la manija de su casa.

Dentro de su casa se percibió al instante algo de calor, o quizá era solo que fuera estaba haciendo mucho frío.

- Mikhail - saludó su madre, que traía un delantal y un pañuelo sobre el cabello - me alegra mucho verte otra vez, puedes ponerte cómodo, el almuerzo está listo.

- Buenas tardes, señora Georgia - saludé con un poco de recelo, solo un poco, pues la madre de Halley me transmitía confianza, como si nos conociéramos de siempre.

- Puedes simplemente decirme Georgia - aclaró

Halley aún estaba junto a mí y lo agradecí.

- Puedes venir conmigo - dijo Halley

Y lo hice.

Dimos unos cuantos pasos y estuvimos en el comedor, era una mesa para cuatro personas.

- Mi mamá prepara la mejor jambalaya - aseguró - espero que no estemos interrumpiendo tus planes de esta tarde

- Está bien Halley, es domingo - lo dije honestamente. En un inicio quería llevarla a casa, pero esto pintaba mejor.

No tenía ganas de volver a discutir con mi padre.

- Está completamente listo - dijo en voz alta y cantarina Georgia mientras llegaba con un plato en cada mano.

El aroma que despedían los platos que ahora reposaban en la mesa era intenso, y abrió mi apetito enseguida.

Georgia volvió a desaparecer y luego regreso con un plato más, y una jarra de alguna bebida humeante que al estar sobre la mesa despidió el aroma a café.




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