Ayer había sido increíble, ahora sentía cada vez más ganas de estar cerca de Halley, me era inevitable sentirlo.
Aún así , no me había sido posible, mi padre me había enterrado en trabajo, y no podía sacarme de eso.
Había estado así, ya un par de dias.
Lo que es aún peor es que, aunque sentía el deseo de enviarle aunque sea un mensaje, no podía pensar en que podría decirle, y eso me hacía pensar demasiado, ella ya había empezado a importarme enserio.
El sonido de la puerta me saco de mis pensamientos.
- Pase - dije tomando entre mis manos un poco de hojas para simular que estaba trabajando
- Vengo a entregar unos reportes necesarios para preparar nuestros próximos eventos - explico Harry dejándome una carpeta.
- Gracias, los revisaré enseguida - contesté hojeando los documentos
- Bien - dijo cortéz, y enseguida salió.
Tenía muchas cosas pendientes, supongo que mi padre tenía algo que ver con esto, pero yo no podía decir nada al respecto ahora.
***
Se había hecho muy tarde, pasaban las 8:45 de la noche y aún estaba aquí en mi oficina, además me moría de hambre y también me había empezado a dar sueño, este tipo de jornadas eran agotadoras.
Saque mi celular mientras caminaba por los pasillos, casi no había nadie más. Revisé las notificaciones de mi celular con una vaga esperanza de ver algo interesante, pero no había más que correos electrónicos con facturaciones.
Guarde mi celular algo decepcionado y así al fin llegué hasta mi auto.
Conduje hasta casa, y al entrar solo corroboré lo que hace unos años siempre era así, las luces apagadas y todo en absoluto silencio.
Caminé hasta la cocina, mis pasos eran muy pesados, pero la búsqueda de un aperitivo me movía a seguir.
Encontré a una de las empleadas.
- Buenas noches - saludé
- Buenas noches joven Mikhail - saludo sorprendida - ¿Le sirvo algo de cenar?
Su ofrecimiento fue un alivio.
- Sí por favor - asentí con algo de pena
Ella parecía incómoda, y la verdad podía entenderla, no era usual encontrarnos en esta situación.
Aún así, sirvió la cena.
- ¿Puede cenar conmigo? - pregunté rápido antes de que saliese, dejando de lado la vergüenza.
¿A quien estaba engañando? Una vez probé comer con personas agradables como pasó en casa de Halley, había tenido la necesidad de repetirlo. De algún modo me embargó la esperanza de que quizá podía ser igual ahora.
- Claro - dijo con una sonrisa, que parecía un poco más relajada - ya he comido antes, pero estoy gustosa de hacerle compañía.
- Gracias - dije sinceramente.
- ¿Está bien joven? - preguntó después, poniendo su mirada fija en mí.
Era una pregunta simple y común, pero por algún motivo, me caló. Hace mucho tiempo que nadie me había preguntado eso.
- Sí - respondí despejando cualquier otro pensamiento, aunque en realidad no supe si mentí o dije la verdad.
- Yo ha usted lo conozco hace varios años - reflexionó.
- Entonces puede solo decirme Mikhail - pedí - usted es mayor que yo - ella rió con aquello.
- ¿Cómo van las cosas con su novia? La señorita Halley - preguntó.
En cualquier otra ocasión me habria enfadado el hecho de que pregunte, pero hoy no, quizá porque era cierto que la conocía hace años, yo la respetaba y además era una mujer mayor, o quizá hoy necesitaba hablar con alguien.
- Estamos bien - respondí sonriendo a medias
- Ella es realmente bella - notó - estar enamorado es de las mejores sensaciones en la vida
No pude evitar mirarla con curiosidad.
- ¿Enserio? - pregunté por instinto - es decir - me corregí - ¿Cómo lo describiría usted?
Ella me miró con detenimiento y pareció pensarlo un poco.
- Bueno - empezó - empiezas por perderte en sus ojos, su mirada - mi mente me llevo a todas esas veces en las que Halley y yo habíamos hecho contacto visual, sus ojos cambiantes llenos de brillo - al inicio te resistes a sentirte como te sientes, porque es muy extraño, intentas llamar su atención, quieres que te note, pero te da tanto miedo que luego la ignoras, sigues negándote a sentir, pero te das cuenta de que te importa mas de lo que te gustaría, ya no puedes controlar eso - recordé como me sentí cuando Halley estaba mal - luego cuando empiezas a aceptarlo, quieres estar cerca de esa persona, todo está bien cuando ella está, piensas incluso que nada más en esta vida es necesario. Tus recuerdos solo pueden recordarte su sonrisa - la sonrisa de Halley - su calor - sus brazos alrededor de mi - sus momentos juntos.
Ella sonreía al hablar, y me encontré a mí mismo haciendo lo mismo con una sonrisa boba.
Me miró fijamente y hablo más despacio, más profundo.
- Y te la imaginas, la recuerdas y la piensas cuando te mencionan el amor, del mismo modo en que Tú, la recordaste a Ella.
Aquello fue un nock out para mí, había estado pensando sólo en Halley, había terminado de confirmar lo que sentía.
Estaba tan enamorado de Halley.
- ¿Y qué haces en ese caso? - pregunté y ella de nuevo lo pensó
- Todo - fue lo único que dijo. Una respuesta simple, pero a la vez complicada.
- ¿Todo? - indagué queriendo saber más
- Tu corazon te va a guiar, te va a pedir a gritos que vayas a verla, que la abraces, que la beses, que la ames, que la ayudes y también, cuando es necesario, que la perdones.
- Suena muy complicado - razoné
- Lo es, cuando no lo sientes - aceptó - pero cuando es real, lo haces en automático, eso y más.
¿Más? Siempre se puede dar más, me quedé pensando en ello, necesitaba procesarlo en silencio.
- Imagina esto - dijo con tranquilidad - cierra tus ojos - lo hice aunque me pareció extraño - ella está de pie bajo la lluvia, hace demasiado frío, muchísimo, y ella la está pasando mal, ella no sabe que estás cerca, ni que estas mirándola. Entonces, tu te sientes mal por ella, pero sólo te vas, de todas formas ella no te vió...
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Editado: 28.01.2025