Derrotado, cansado, sin fuerzas...
Es así como me siento.
Con rabia, con dolor.
Con el alma herida por quien alguna vez amé.
Solo, principalmente solo.
Con mi confianza en el Cielo y en la Tierra, absolutamente traicionada.
Por primera vez, sin creer en casi nadie.
Aislado de todo; perdido en la nada.
Vagabundo, en un mundo indiferente al sufrimiento de los otros.
La noche se derritió sobre mi día.
Se llenó de sombras, donde antes había poesía.
Las dudas tomaron el lugar de las certezas.
Ahora, sólo hay preguntas y ninguna respuesta.
Ahora, sólo veo egoísmo, ingratitud.
Ahora, entiendo que la multitud que me rodea, es sólo un montón de soledades juntas.
¿Dónde están aquellos que me adulan?
¿Dónde está el camino?
¿Dónde la luz que guía?
¿Adónde fueron enterrados los amores jurados inmortales?
Ah,
Todo da vueltas en mi cabeza.
No voy a pensar sobre eso ahora...
Pensaré mañana.
Pero lo pensaré.
Qué es lo importante... En dónde me equivoqué.
Tendré que aprender a encontrar la fuerza dentro de mí.
Saber que, sin importar donde me encuentre, sin importar quien tenga cerca,
Mi hogar, mi refugio, está siempre en mí mismo.
Eso es lo que debo aprender...
Pero no será ahora, los hechos no me permiten pensar con claridad.
Tal vez, mañana sea capaz de ver que sólo fue un día que acabó, y no el mundo.
Que es sólo una etapa que hoy termina, y no la vida...
Que la vida continúa; siempre sigue...
Que cuando una flor muere, nutre el suelo para el nacimiento de otro retoño.
Que la lluvia sólo llega en el momento en que tiene que llegar;
Y que puede llover mucho, pero que en la hora cierta, el sol saldrá.
Tal vez, mañana encuentre la senda que ahora no consigo divisar.
Tal vez, mañana consiga la fuerza que hoy parece menguar.
Mañana.
Porque, después de todo, mañana será otro día...
GASTOHN