Como ve un gato

Prólogo

No necesariamente necesitaba que fuera de día para que la luz iluminara su camino, podía simplemente esperar allí hasta que todo se calmara, pero siendo de esa manera “¿podría alguien darse cuenta lo que él había hecho?” Se miró las manos y durante ese pequeño instante la emoción abrazó su corazón, podría quedarse allí y apreciar el rojo de sus manos que gracias a la distante luz de la luna lucía casi negro, las gotas caían con tanta lentitud capturando toda su atención, con el tiempo su corazón empezó a latir desbocado, extasiado e incluso más motivado que antes, él quería más, quería sentir el olor que tanto anhelaba cada vez más. Entonces a sus pies algo se retorció, no emitía sonido alguno pero aún mostraba rastros de vida y eso le molestó, se limitó a levantar su pie y lo dejó caer con fuerza hasta que escuchó como debajo de su suela crujió como si se tratara de una pequeña capa de hielo, esa pequeña línea que aún lo mantenía con vida, el golpe lo mató de inmediato, ahora sí estaba muerto y tenía que deshacerse del cuerpo sin vida del gato, tenía que esconderlo muy bien y así nadie preguntaría por él, sus dueños lo reportarían como desaparecido, lo buscarían durante un tiempo y quizás luego de hacerlo ya no lo harían más, incluso ni siquiera se molestarían en buscarlo, igual el gato no estaría en ningún lado. Se quedó mirando al animal, pero fue lo mejor, el animal estaba sufriendo por culpa de sus dueños, que eran “personas insensibles” pensó él, tenía suficientes gatos y traían más de los cuales no podían cuidar, ni alimentar. “le hice un favor al gato” en su conciencia discutía con la única parte racional que le quedaba.

—¿Qué gato le gustaría tener una vida así? —se preguntó a sí mismo porque obviamente estaba solo, agregó molesto a su monólogo—, Una vida lamentable, horrorosa y se podría decir llena de ¿dolor? —sus manos se movieron con brusquedad—. CLARO QUE NO, el pobre animal no comía y apenas podía mantenerse en pie, era solo un saco de huesos viviente —amonestó antes de volver a guardar silencio.

El pelaje blanco del animal se iluminó por los tenues haces de luces de la luna, pudo observar las manchas rojas que en algún momento cubrió sus mejores momentos, él se colocó en cuclillas y deslizó sus dedos sobre las manchas grises que cubrían parte de la mitad de su rostro, su cola y patas traseras. “Pobre gato, no se merecía esto” sintió lastima por el pequeño gato que rondaba los seis meses de edad, pero igualmente se repitió a sí mismo “es culpa de sus dueños, ellos provocaron esto” entonces con ese pensamiento decidió cambiar sus planes, el gato merecía tener un entierro decente, pero, él ya no tenía la intención de hacerlo, iba a hacer que sus dueños se arrepintieran.

—¿Qué estás haciendo?

Su corazón se detuvo por un segundo y dejó escapar toda la adrenalina que había logrado reunir.



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En el texto hay: asesinos, relato corto, complices

Editado: 27.10.2020

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