DESCONOCIDO:
Cuando la veo entrar en el Starbucks acompañada de su madre, siento como mi corazón empieza a latir rápidamente. La simple idea de que me reconozca como su admirador me tiene paralizado. Justo cuando veo que se sientan en una de mis mesas noto como mi estómago se revuelve. Decido acercarme a Julia, una de mis compañeras a la que le explico toda la situación. Agradezco que sea una chica compasiva y romántica, porque de esta forma ha aceptado atenderlas por mí mientras que yo atiendo a unos que les correspondía a ellos. Se ve hermosa con aquel top azul que combina con una falda de cuadros escoceses rojos y azules a juego con unas sandalias de color azul. A decir verdad siempre se ve hermosa. A pesar de que debo fijar la vista en el resto de los clientes, no consigo apartarla de ella. Me siento hipnotizado, atraído, como si Bianca fuese un gran imán que me atraviese a su dirección. Veo como se toma su Pike Place Roast adornado con un poco de nata por encima, como no, junto con un buen trozo de la New York Cheesecake. Le queda como siempre un poco de nata en los labios, que lame con los labios, al tiempo que pone esa cara de placer que todos ponemos al comer algo que nos gusta. Se ve adorable, tierna, pero al mismo tiempo fuerte y valiente al sostener la mano de su madre y dedicarle una gran sonrisa que le es devuelta. Me alegra tanto ver que es feliz, que su propia felicidad es la mía también. Después de terminar lo que han pedido se van, pero antes de eso Bianca me mira y se despide de mí con la mano. No puede ser ¿Me ha reconocido? Una mano en mi hombro y las palabras de Julia que me indican que se despidió de mí por reconocerme del centro consiguen tranquilizarme.
BIANCA.
Salimos del hospital tan pronto nos dan el alta y nos dirigimos a mi Starbucks favorito. Me pido lo mismo que siempre, mientras que mi madre se pide un Caramelo Frappuccino junto con un muffin de vainilla y chocolate. Nos sentamos las dos en una mesa, juntas, una al lado de la otra. Mi madre empieza a contarme la historia de cómo conoció a mi padre. Una historia llena de humor, que nos saca más de una carcajada. Deseo vivir una historia tan bonita como la de mis padres. Quiero conocer a esa persona que me respecte y consiga sanar mi corazón todavía roto. Estoy segura de que ese momento está cerca, y de que esa persona es mi admirador secreto. Tan segura como de que a las 20:30 el sol empezará a ocultarse para dejar paso a la luna, tan segura como que mañana el sol volverá a brillar.
Justo cuando estoy saliendo por la puerta, veo a uno de mis compañeros de clase. Se trata de Ciro. Él fue mi primer amor, aunque nunca lo supo. Estuve enamorada en secreto de él durante varios años hasta que empecé a salir con Luís. Me pregunto qué habría pasado si me hubiese confesado en su día, y en mi interior empieza a surgir el deseo de que él sea mi admirador. Sé que es una idea inconcebible, dado que Ciro es un chico amigable y para nada tímido, que habla con cualquier persona sin importar lo que puedan decir los demás. Eso fue uno de los motivos que me hizo enamorarme de él, aparte de su enorme generosidad. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, a pesar de que luego se viese sobrecargado.
Al llegar a casa dejo a mi madre tumbada en la habitación, mientras empiezo a preparar la comida al tiempo que enciendo la radio y empieza a sonar la canción de Fuego de Eleni Foureira. Agarro rápidamente mi móvil y selecciono el whatssap de mi admirador para poder enviarle un video bailando la canción. Bueno, la intención es lo que cuenta.
-Bianca: No he podido evitarlo. Adoro esta canción. Y estos días me siento identificada con la letra gracias a ti. Ya no siento que voy caer, ahora lo que siento es que estoy subiendo de cara la felicidad absoluta.
DESCONOCIDO:
Tan pronto como abro el móvil en el descanso lo primero que veo es el video de Bianca bailando en lo que debe ser su jardín. Se la ve tan feliz, tan llena de vida. La única forma que se me ocurre de responderle es con la verdad.
-Desconocido: No puedo evitar quererte. Me niego a renunciarte, a perderte pues tú eres el fuego que arde en mi interior en forma de amor. Sé que somos jóvenes para hablar de la palabra amor así sin más; pero sé con firmeza que lo que siento es el amor más puro de todos. Bianca, no puedo dejar de pensar en ti. Eres como una droga. Una droga que me mantiene vivo. Eres como el aire que respiro cada día, esencial para mi existencia.
Aguardo una respuesta sentado en una de las mesas del Starbucks, mordiendo cada una de las uñas de mis manos. No soy capaz de llevar nada a mi boca ante el estado de nerviosismo que me invade. Temo haber pecado de sinceridad, y que esto la haya asustado.
-Bianca: Yo también siento lo mismo. ¿Cómo es posible enamorarse de alguien que no sabes quién es?
Leo y releo cada una de las palabras detalladamente, centrándome en la palabra enamorarse. Palabra que no puedo dejar de mirar durante varios minutos hasta que Julia me despierta de mi sueño cerrando su taquilla con estruendo y diciéndome literalmente las palabras "Deja de babear sobre tu móvil". Envio un mensaje de vuelta rápidamente.
-Desconocido: Yo tampoco lo sé. Lo único que sé es que estoy perdidamente enamorado de ti.