BIANCA
La tristeza es una palabra que se define como: Sentimiento de dolor anímico producido por un suceso desfavorable que suele manifestarse con un estado ánimo pesimista, la insatisfacción y la tendencia a el llanto. En este mismo momento siento esta palabra fuertemente grabada en mi interior, como si de un clavo ardiente se tratase.
Es increíble como la vida puede cambiar tan radicalmente en tan poco tiempo. Ayer, era una joven feliz a punto de conocer a su admirador secreto, aquel que me había hecho volver a reír. Hoy era la viva imagen de la tristeza. Una tristeza producida por el hecho de que mi admirador no se había presentado. Un estado que había aumentado al recibir la noticia de que Ciro había sufrido un grave accidente. Es irónico si me pongo a pensarlo. El ruido de las sirenas, que ayer había oído desde el parque, posiblemente eran las que habían ido en su busca. Tan pronto oí aquel ruido de nuevo ayer tuve un mal presentimiento. Un presentimiento que se ha hecho realidad.
Dicen que en la vida existe una especie de equilibrio. Que no puede existir el bien sin el mal. Si esa balanza se rompe, o se torna de cara a un lado entonces el caos se desatará. Comprendo que tiene que existir un equilibrio, pero lo que no entiendo es el porque de que este equilibrio es diferente en cada persona. Si nos fijamos bien podemos ver a personas rebosantes de alegría, de bondad; mientras que otras están rebosantes de lo opuesto. No es justo. No lo veo bien. ¿Por que no podemos todos tener siempre una pizca de cada sentimiento al mismo tiempo? De esta manera, yo ahora mismo no vería todo negro y borroso fruto de las lágrimas, quizás incluso a pesar del dolor sería capaz de vislumbrar algún color.
Ahora mismo me encuentro de nuevo en el hospital. He perdido ya la cuenta de las veces en que he estado en este. Una cuenta que empieza con la noticia de la muerta de mi padre, pasando por la noticia del cáncer de mi madre y termina con la visita a Ciro. Lo veo en aquella cama de hospital, conectado a un sinfín de cables, que intentan mantenerlo con vida. He oído a los doctores mencionarles a sus padres que ha sufrido un fuerte traumatismo que lo ha dejado es estado de coma. Se me parte el corazón verlo así. Ojalá pudiese hacer algo por él. Es entonces cuándo decido enviarles mensajes, mensajes que sé que no leerá, pero que espero que es cierto modo lle lleguen. Al fin y al cabo a mi madre le había llegado aquel cuando la estaban operando. Saco mi móvil de mi bolso y busco el nombre de Ciro entre mi Whatsapp. Escribo y envío el primero de lo que serán muchos mensajes.
Bianca: Hola Ciro. Ya hace mucho tiempo que no hablamos. En realidad no es que hablaramos mucho realmente. Ojalá hubiesemos intercambiado más palabras. Desearía no haber sido tan cobarde en el pasado y tímida. Si, has leído bien la palabra "tímida". Este hecho se debía a que me atraiste desde el primer día que te vi. Aún guardo en mi memoria ese día como si fuese ayer. Tu entraste por la puerta del colegio con una gran sonrisa en la cara que consiguió que todos mis miedos desapareciesen al instante. Llevabas puesto una camiseta de Mickey Mouse, en la que se representaba su primera aparición en pantalla a juego con un pantalón pirata vaquero. No se porqué, no conozco el motivo, pero desde ese mismo instante me gustaste. Posiblemente esto sea una gran locura y no sirva de nada, pero alguien me dijo una vez que la esperanza es lo último que se pierde. A continuación esa misma persona me envió una fotografia de una estrella de mar de color verde. Era una metáfora en si. Su color representaba la esperanza, pero el hecho de que me enviara una estrella de mar se debía a su capacidad de regeneración. Ahora te envío a ti esa estrella para que te ceda o bendiga con su don de recuperación.
Releo el mensaje varias veces hasta estar conforme con este. Una vez revisado le doy a enviar. A continuación guardo mi móvil de nuevo en el bolso. Antes de salir de la habitación deposito un beso en su mejilla y le digo en voz baja "En realidad todavía me gustas. Siempre me has gustado".
Salgo del hospital después de despedirme de sus padres, quienes me abrazan fuertemente sumidos en lágrimas. La última vez que recibí un abrazo así de fuerte fue cuando a mi madre le diagnosticaron su cáncer. Espero que el siguiente abrazo que reciba de este tipo sea de Ciro, para confirmarme que toda la tristeza que siento en este momento puede ya irse.