BIANCA:
Cuando me despierto me doy de bruces con la cruda realidad. Ha pasado un día desde el accidente de Ciro, pero parecen que fueron años. Me visto con lo primero que encuentro y salgo de mi casa para dar una vuelta. Andar siempre me ha ayudado a despejarme al igual que leer, pero ahora mismo necesito sentir el aire en mi rostro. Empiezo a andar sin un rumbo fijo y mis pasos me llevan enfrente a mi primer centro. Aquí fue donde conocí a Ciro, aquí fue en donde me enamoré en secreto de el. Me siento en las escaleras de la entrada intentando recordar todos los momentos que compartimos juntos. Son tantos y todos tan buenos. Añoro cada uno de ellos. Son estos los que me hacen escribir el mensaje del segundo día.
Saco mi móvil del bolso y empiezo a escribir, seleccionando con cuidado cada una de las palabras.
-Bianca: La palabra añorar se define como: Recordar con pena a alguien o algo ausente, lejano, perdido o del que se ha privado. Si me dieran una moneda por cada vez que he experimentado este sentimiento ahora mismo sería imnsamente rica ¿Pero de que me valdría esta, si la añoranza sigue conviviendo conmigo? La añoranza en mi caso viene presentada de tantas formas, con todo tipo de máscaras. Máscaras similares a las que se ponen los niños por Halloween, con el objeto de asustar, infundir miedo. Y en cierto modo, mis añoranzas en ocasiones asustan. Vienen en forma de tristeza y miedo ante la pérdida de algún ser querido, de otro ser querido.
¿Te acuerdas de la excursión de fin de curso de secundaria? Aquella en la que todos fuimos a Barcelona. Yo todavía me acuerdo como si fuese ayer. Todos nos encontrábamos entusiasmados, sobre tú porque iríamos a la playa. Me acuerdo que de pequeños me confesaste que querías surcar todos los mares; y yo te respondí que me encantaría subirme a un barco ¿Recuerdas lo que contestaste?, Me dijiste todo serio que me llevarías contigo. Me sentí la niña más feliz del mundo en ese instante. Bendita inocencia la nuestra. Ojalá hoy en día lo siguiese siendo.
Necesito que despiertes. Quiero que ese sueño se cumpla. Quiero volver a ver tus hermosos ojos, oir tu sonrisa y escuchar tú voz de nuevo.
Una vez alguien me dijo que en las fotografías se guarda un pedacito del alma de la persona que en ella se refleja ¿Parece una idiotez verdad? Sin embargo he llegado ha creer en esto, el día en que operaron a mi madre, cuando esta me confesó que mientras estaba inconsciente pudo sentir el sol. Tengo que decirte que había puesto una foto nuestra de modo que el sol incidiese en esta. Tan pronto llegue a casa colocaré una foto nuestra de preescolar al lado de mi pecera, dentro de un barco de juguete. Tengo la esperanza de que el pedacito de alma de esa foto llegue a ti y te haga vivir nuestro sueño, para que en el futuro se haga realidad.
Te añoro Ciro, añoro todo de ti.
CIRO:
Se que se trata de un sueño en el mismo instante en que este se presenta, pues la hermosa imagen que captan mis ojos es inimaginable o inconcebible en la vida real.
La veo sentarse en uno de los sofás de la cubierta, sosteniendo un mapa que despliega sobre la mesa que le queda justo enfrente. Decido poner el piloto automático y sentarme a su lado. Apoya una de sus suaves y delicadas manos sobre una de las mías, al tiempo que posa sus ojos en los míos. No existe la timidez entre nosotros. Señala con su dedo indice un punto concreto en el mapa, el cual va ha ser nuestro siguiente destino.
-Quiero ir a Santorini-Me dice.
-Iremos hasta el fin del mundo si eso es lo que deseas.
-Lo que deseo ya lo tengo a mi lado-Me comenta apoyando su cabeza en mi hombro y dándome un beso en la mejilla.
-Yo también-Le respondo acariciando su larga cabellera pelirroja que ondea al son del viento.
Ya llevamos algunos días navegando, descubriendo nuevos países, rincones. No obstante, esto solo acaba de comenzar. Esto es sólo el principio de nuestro viaje.
La simple idea de saber que esto es sólo fruto de mi imaginación me entristece. Desearía que fuese realidad, para así poder hablar directamente con Bianca. Añoro aquellos momentos de niños en los que hablábamos y jugábamos. Solo eramos nosotros dos.