Compañeros Destinados: El Alpha.

I

Hola pequeñas habichuelas!
¿Cómo estáis?

Estrenamos el primer capítulo, espero que os guste. No es tan bueno como otros, pero lo hago con mucho amor y cariño para vosotros. 

Os adoro.
Michel Strubinger

🐺🐺🐺🐺

Observo la aguja grande del reloj, y como esta se desplaza lentamente haciendo su recorrido. Si calculas, es mas rápido el andar de una tortuga, a que la aguja pequeña recorra un pasito. No veo la hora de que el puto timbre suene, y me pinte de aquí a mi espaciosa cama. 

Mira, que tengo sueño

Últimamente, venir al instituto se me ha hecho el peor de los castigos; levantarme temprano y estar atenta a las clases ya no es tarea fácil. Estoy a punto de graduarme, y la flojera ya me está pisando los talones. 

La profesora explica las células madres con mucha dedicación, sin darse cuenta que nadie le presta atención. Creo que soy la única estúpida que le mira, pues los demás están en sus mundos y no en el mundo de las células madres.

Eh, profesora. Podría tomarse un descancito.

Veo de reojo a Brittye, y esto hace que ruede los ojos. Como en casi todas las clases a esta hora, está de lo mas feliz roncando en la mesa. Una mueca de asco se instala en mi cara, al ver el hilito de baba que le baja hasta chocar con su libreta abierta.

Debato si despertarle o no, pero me voy por la segunda opción. No quiero ser perseguida con un trapeador por todo el instituto como la ultima vez.

Eh, que un trapeador en la cabeza, no es algo muy bonito e higiénico.

El chirriante sonido del timbre, hace eco en todo el salón. Grito internamente, pues por hoy ha terminado esta tortura. 

Gracias a cristo.

Brittye se sobresalta en su sitio, mirando al rededor como si fuera un campo de batalla. Espabila un poco, quitándose el sueño que trae encima.

Mira, que no estamos jugando contra Streik.

Ja.

recogemos nuestras cosas y salimos, caminando hacia el comedor. Tanto prestar atención, nos ha dado hambre.

Eh, que barriguita llena, corazón contento.

Saco el móvil para verificar si tengo algún mensaje —así sea uno que me diga, que pague la renta de los datos—. Observo la foto en la pantalla, esa en donde estamos papá y yo. Una mueca de disgusto aparece en mi rostro y Brittye lo nota, pues coloca una mano en mi hombro.

¿Por qué le he visto así?

—. Tranquila, Cassie. Lo que has visto anoche es normal. Al fin de cuentas, es un hombre lobo —nos metemos en el bullicio estudiantil, empujando a los alborotados adolescentes.

Ja ¿Y verle desnudo también es normal?

—. Se lo que es mi padre, Britt  —frunzo mis labios, recordando como se le escuchaban los huesos rompiéndose. Un estremecimiento recorre mi cuerpo —. Pero nunca le había visto así. No escuchaste como salían los quejidos de sus labios, eso era horrible.

Mi voz sale temblorosa. No pensé que los licántropos sufrieran tanto, para pasar a su etapa animal. Y parece no afectarles, pues les veo en cuatro patas todo el tiempo.

Es como si les encantará el dolor.

—. Todos pasan por ese momento, Cass —Entramos al comedor, y el olor a comida se cuela por mi nariz. Pedimos nuestros alimentos y nos sentamos en una mesa alejadas de los demás, pues últimamente lo que he escuchado es el baile de graduación, y netamente no me apetece ir.

Y es que tampoco tengo pareja.

—. ¿Encontraste pareja con quién ir al baile? —cambio de tema, no quiero tener esos recuerdos martillandome la cabeza. No por Ahora.

Por qué sé, que seguiré viendo aquello.

Niega con la cabeza, metiéndose una papa frita en la boca. Empiezo a degustar mi ensalada de frutas, sintiendo los sabores mezclarse en mi boca. Perfecto.

—. No y si —frunzo el seño ante su respuesta. Es poco convincente, y no da un porcentaje de ella —. Me gustaría ir con Thomas, pero según el director, no podemos traer parejas de afuera. 

Lo venía venir.

Thomas es el novio de Brittye. Es un año mayor que nosotras, y ya está estudiando en la universidad. Las reglas de este instituto, es que no podemos venir con una pareja de afuera, a menos que sea un familiar. 

Y creedme, ni de coña traeré a mi hermano mayor.

—. Y tu ¿Ya has encontrado pareja? —pregunta con burla. Sabe muy bien que no tengo ni un muñeco de globo, para venir al baile.

No es que no me hayan invitado, porque lo han hecho. Pero cuando les cuento a mi padre y hermano, estos vienen hasta el chico y le corren con amenazas.

Moriré solterona.

—. Sabes que es lo que pasa cuando alguien me invita ¿no? —asiente, metiéndose otra papa frita en la boca. Aparto las fresas y me las como solas. Amo su sabor —. A este paso, moriré sin un hombre a mi lado.

Y con nueve gatos.

Suelta una carcajada y se lleva mas papas fritas a la boca, degustando de su comida como yo lo estoy haciendo. Las conversaciones alrededor son del bendito baile, de cómo irán vestidos, con quiénes llegarán, cuánto van a beber, con quiénes se van a liar, y vosotros sigáis imaginando. 




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