Compañeros Destinados: El Alpha.

III

¡Gentecilla hermosa!
¿Cómo estáis?

 

Os recomiendo que paséis por mi perfil en Wattpad: purpurina109.

Seguidme y os amaré.

Pregunta del capítulo ¿Zayn Malik o Harry Styles?

Es todo por aquí.
Os adoro como un oso❤

🐺🐺🐺 

Una palabras, muchos sentimientos.

Hospital.

Odio los hospitales, es mas, les tengo fobia. No han sido muchas las veces que he pisado uno, pero cuando lo hago es una tortura. Las agujas son mi pesadilla, es como un arma que me mata lentamente, sin ser cierto que me lastima. «creo que es como si fuera una película, donde veo que todo es real». Las paredes blancas parecen sacadas de la trama de juegos macabros, y el olor a desinfectante me marea con sólo mencionar la palabra.

No me gustan los hospitales.

Llevo alrededor de cuatro horas aquí. Mis padres vinieron junto a mi hermano apenas y les avisaron, se veían  muy preocupados por lo que me pasó. Mi padre no dejaba de gritarle al chico que me trajo, y mi hermano hasta hace poco estaba pidiendo un bate para darle a su coche.

Si no hubiera sido él, yo le habría dado con el bate

Ja.

Mi madre les tuvo que sacar afuera a empujones. Estamos en un hospital y no es correcto que un par de chuchos rabiosos, armen escándalos y le compliquen más la salud a los enfermos. Incluso uno de los médicos que aquí laboran, les había amenazado con sedarlos si no se calmaban.

No sé por qué no lo hizo.

El chico que me atropelló —y él que tengo en la mira— está afuera de la habitación, prometió pagar todo el tratamiento.

Es lo menos que le queda.

—. Listo, Cassie  — el médico termina de enyesar la fractura. Asiento con lágrimas en los ojos, soltando un suspiro de alivio. «Por fin terminó la tortura» —. Ya puedes dejar de morder la almohada.

Je.

—. ¿Cuánto durará con el yeso, doctor? —mi madre está a mi lado leyendo un libro con carátula negra. 

Anda, ni en un hospital dejas de practicar tu magia.

El doctor, coge la tabla en donde están mis datos y le da un toque suave con la pluma que trae en su mano.

—. Quiero ver las placas que le tomé a la fractura primero —se da la vuelta y empieza a andar hacia la puerta. Abre la estructura de madera y nos ve de nuevo —. Después os diré, cuanto tendrá que utilizar el yeso.

Puto rubio.

—. Es muy guapo —comenta mamá sin mirarme, disimulando sus palabras con el libro entre sus manos.

Abro la boca con sorpresa. Nunca le había escuchado decir eso a mamá, pues siempre le ha dicho guapo, a papá solamente.

Nunca a un señor que podría ser su padre.

—. ¡Madre! —exclamo —. Estás casada y tienes dos hijos ¿Quieres mas?

Frunce el entrecejo mirando la puerta. Parece darse cuenta de mis palabras, pues pone una mueca de asco en el rostro.

—. ¡Ese no! —chilla con voz de niña. Me mira y señala el pie enyesado con la barbilla —. Me refería al chico que te atropelló.

Pero que pillina.

—. ¡Madre! —exclamo —. ¡Podría ser tu hijo!

Las carcajadas de mi madre suenan por la habitación. Esa es mi madre, una bruja que le encuentra el chiste a todo. Hasta a un perro orinando.

Que lo he visto.

—. Calla, que te escucha —me tapa la boca con la palma de la mano. 

 Se oyen gritos de varias voces masculinas, aglomerándose en el pasillo que da a esta habitación. Mi madre y yo nos miramos con curiosidad ¿que habrá pasado?

—. ¿COMO MIERDAS SE TE HA OCURRIDO DARLE CON EL COCHE? — suena un golpe seco.

Me dolió, y no fue a mi.

Esa voz es grave y melodiosa a la vez. Son de ese tipo de voz que escuchas y quieres volverla a oír, una y otra vez.

—. ¡SI SE ME HA ATRAVESADO EN EL CAMINO! —esa es la voz del chico que me trajo.

A él le han dado una buena hostia.

Je.

—. ¡¿Y PORQUÉ NO LE HAS ESQUIVADO, IDIOTA?! —  la voz del desconocido, vuelve a escucharse.

Eso mismo me preguntaba yo.

—. PORQUE SI NO LE DABA A ELLA, LE DABA A UNA ANCIANITA —responde.

Y claro, mejor atropella a Cassie.

—. ¿TE DAS CUENTA QUE CASI LA DEJAS SIN UN PIE? —pregunta el desconocido.

Hombre, no es para tanto.

Giro a mirar a mamá. Arqueo una ceja al ver que finge leer el libro, mirandome de reino con disimulo.

Tiene el libro al revés.

—. EH, QUE FUE UN PIE SOLAMENTE —escucho una nueva voz. Esta es grave, pero no tanto como la del otro desconocido —TIENE LO DEMÁS BUENO PARA SATISFACERTE, TÍO.

Mi pie puede satisfacer tu trasero.

—. ¡ES MI HIJA DE LA QUE HABLAS, CHAVAL! —esa sin duda es la voz de mi padre. ¿Pero como ha entrado? 




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