Compañeros Destinados: El Alpha.

IX


Veo la imagen que muestra el espejo por última vez.

Un vestido negro de tirantes y mas arriba de las rodillas cubren la pálida piel, las finas rayas color plata de forma horizontal le hacen ver con mas vida pues sino pareciera que asistiría a un funeral. El pie aún está enyesado, por lo que escogí una zapatilla color plata para vestir al otro. El cabello lo amarré en un moño, quien le adorna una trenza hecha con el mismo cabello alrededor. Las pestañas lucen mas largas con la mascara que apliqué en ellas y mis labios color cereza completan el simple maquillaje que llevo. 

No soy de esas chicas que llaman la atención, solo soy ordenada con mi aspecto.

Bueno, que algo he intentado para verme bien.

La puerta se abre dejandome ver a un Jonas vestido formal, una camisa color ladrillo se pega a su cuerpo y un pantalon negro pegado a las piernas y tobillos completan la vestimenta de la noche. El cabello con corte militar lo hacen ver como un actor de cine y sus ojos verdes sobresaltan aun mas su piel morena.

Lo que hace la ropa nueva.

Je.

Con tantas conversaciones, Jonas al fin entendió la importancia de aceptar el puesto. Al principio seguía resistiéndose como yo, pero el alpha Tyron le hizo asentar cabeza y animarle a contribuir con la seguridad del pueblo.

—. ¿Lista? —sonríe. 

Sé que le costará adaptarse a este cambio pero lo hará bien, sabemos que lo hará bien.

Asiento con la cabeza devolviéndole la sonrisa.

—. Vayamos a por ello —alzo los brazos como cuando era una cría y él me cargaba. 

Bajamos las escaleras hasta la primera planta, donde nuestros padres ya nos estaban esperando. 

Ahí va la familia Fisher, lobillos.

❇⭕⭕⭕⭕❇

Todas la personas que se encuentran aquí tienen una vibra diferente, porque saben que esta noche promete un nuevo futuro para la manada. Los niños corretean por el lugar aprovechando esta reunión para hacer nuevos amigillos, los adultos conversan animadamente entre sí cotilleandose las buenas nuevas del pueblo.

El parque luce hermosamente arreglado, con mas vida y con mas luz. En los troncos de los árboles hay luces navideñas enrolladas en ellos, con colores azules y blancos que le dan un aspecto mas luvilal. Las sillas son blancas y están acomodadas para presenciar el acto, un espacio en el medio deja ver una alfombra negra que sirve de pasarela hasta el escenario. 

Al fondo dos mesas largas se encuentran repletas de aperitivos de todo tipo, puestos en bandejas blancas debajo de manteles azules.

Cassie tiene hambre.

Nuestros padres se alejan de nosotros y se disponen a hablar con unos amigos, Jonas me lleva consigo saludando de vez en cuando con cordialidad.

Es que se me han olvidado las muleticas.

—. Mierda, Cass —el moreno suelta un quejido cuando me coge mejor en brazos —.  ¿Segura que eso del pie está hecho de yeso?

Tranquilo, que también lo he pensado.

—. ¡Ves que pesa esta cosa! —nos dirigimos a donde Jared y Renne que se encuentran hablando con un señor de mediana edad —. Es como si cargaras el cesto de ropa sucia.

Que pesa menos.

—. Pero si tu nunca lo has cargado —reprocha.

Abro la boca con indignación.

—. ¿Y tu sí? —arqueo una ceja.

El moreno bufa ante la pregunta.

—. Soy el que ayuda a mamá a lavar la ropa — ahora soy yo la que está bufando —. Porque cierta cabeza roja se hace la dormida cada que mamá la llama para que le ayude.

Bueno, es que el sonido de la lavadora me da sueño.

Ja.

—. ¡Chicos! —exclamo con falsa euforia escapando de las ironías de Jonas. 

El morena imita el saludo sin hablar, colocando una mueca chistosa en el rostro.

Pero que maduro, tío.

Los dos licántropos nos miran dándonos una sonrisa de bienvenida. El señor a su lado me mira curioso, como si tuviera un moco pegado en la nariz y quisiera decírmelo.

Eh, dilo antes de que pase pena.

—. ¡Tío cosa! —ambos me saludan. 

Hago una mueca ante el mote que Bhalton me ha colocado, pero era este o rosita fresita.

—. ¿Algunos de vosotros puede ayudarme? —Jonas me señala con la barbilla —tengo los brazos dormidos.

Pero que flojo.

—. Venga, te ayudo —Jared me coge en brazos como si fuera una recién casada —. Estas gorda, tío cosa.

Gorda tu tía.

—. ¡Claro que no! —chillo cual niña pequeña. 

—. Hombre, no está gorda —defiende Renne —. Está que se muere en vida.

Pero que defensa tan linda.

Fulmino con la mirada a Renne que saca la lengua con gracia. 

Todos los protagonistas de esta noche van formal al igual que sus familias.

El señor no despega la vista de mi y en el rostro tiene un atisbo de sonrisa. Tiene el cabello rubio cobrizo y unas orbes negras, la piel pálida del cuerpo le hacen marcar mas las facciones masculinas. 

Tiene un gran parecido a Jared, por lo que deduzco que sea algún familiar del chucho.




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