Compañeros Destinados: El Alpha.

XI

Muchos de nosotros hemos dicho que el instituto es una prisión de la que queremos salir pronto, y es que nos hemos sentido encadenados cada vez que nos sentamos en un pupitre. Los exámenes, los profesores y el bullicio estudiantil volverían loco a cualquiera, y mas aún si es el ultimo año que cursamos.

Nos estresamos tan fácil con todo el embrollo de lo que es el instituto que no nos hemos detenido a analizar de que este no es ni la cuarta parte, de lo que puede llegar a ser la universidad.

La secundaria no se compara con estudiar una carrera, podríamos decir que apenas hemos derrumbado un muro para llegar a la fortaleza, y que debemos escalarla para alcanzar la mejor vista del cielo.

Puedo decir que echaré de menos al recinto que me vió crecer, también extrañaré a todos lo que compartieron conmigo curso y a uno que otro profesor que me impartió clases.

Hoy se cierra una etapa en mi vida para dejar que se abra otra, hoy culmino un pequeño logro para comenzar con alcanzar otro.

—. Buenos días a todos, sean bienvenidos a la entrega de títulos de los graduándos del 2016 —la voz del director suena a través del micrófono.

Miro alrededor ubicando a todos los presentes de mi circulo social.

Que no llegan ni a la docena.

Al lado izquierdo de donde estamos todos los graduandos se encuentran nuestros padres, puedo ver a mamá y a papá grabando todo el acto con la cámara de vídeo. 

Ya les estoy imaginando montar una película.

Al frente de nosotros hay una mesa en donde todos los miembros del grupo de mando están sentados, visualizo la cabellera blanca del alpha de la manada.

Y es que me derrito.

Una sonrisa boba se me posa en los labios al ver a mi chico tan concentrado en las palabras del director, va tan guapo con esa camisa negra y esos pantalones pitillos de color blanco. Miro su estrecha espalda y a la mente se me viene el pequeño momento a solas que tuvimos en la madrugada, sus brazos alrededor de mi delgado cuerpo y su aliento chocando con el mio serán detalles que no podré sacarme de la cabeza, y espero y sólo sean pequeños fragmentos de lo que viviremos de ahora en adelante.

Suspiro como tonta enamorada y escucho el bufido de la tía que está a mi lado.

Eh, que es mi novio a quién le suspiro, no a tu papá.

Ja.

—. Y pensar que el alpha no pudo tener a una compañera mas simple, Fisher —la sonrisa socarrona de Amanda Denovan me hace apretar los puños.

Ya quisieras tu ser tan simple como yo, guarra.

Me giro a mirarle y quiero borrarle la sonrisa plástica del rostro, los labios los tiene tan maquillados que no sé si es lápiz labial o esmalte de uñas.

Que se confunde.

—. Al menos soy su compañera —le sonrío con hipocresía —, tu no serás ni el polvo que pisarán sus zapatos.

Escucho la risa sarcástica que sale de sus labios.

Cuidado, que se te cae el botox.

Je.

—. Se meterá entre mis piernas, linda —vuelve a sonreír con superioridad y yo estoy que le arranco los pelos —. Prepara tu cabecita roja porque llevarás tantos cuernos, que no podrás pasar por una puerta.

Que te mato.

Le miro de arriba a abajo con una ceja arqueada.

No puedo negar que Amanda es hermosa, ojos verdes, cabello negro y un cuerpo de plástico pero moldeado, podría creer en sus palabras y prepararme para que Cole ligue con ella. Pero sé con certeza que nuestro lazo es fuerte y no tendrá ojos para nadie mas, después de todo, somos compañeros destinados.

Lo siento, putilla. 
Pero mamá luna ya le ha puesto mujer entre las cejas.

Ja.

—. Espero y use condón, no me quiero contagiar de alguna enfermedad venérea —Amanda abre la boca para hablar pero me giro a mirar al director, escucho un gruñido y me río internamente por hacerla de rabiar.

Eh, que no me culpes que empezaste tú.

Ja.

Amanda no es la única que ha sido tosca conmigo, casi todas mis ex-compañeras de curso me han mirado de la peor forma y hasta me han tratado de puta, y todo por ser la mate del nuevo alpha de la manada. No es mi culpa que me hayan destinado a él pero tampoco quiero que por eso me gane el odio y rencor de todas en el pueblo.

—. Estos chicos han recorrido nuestro instituto desde muy críos, les vimos crecer y madurar—el director acomoda su corbata y suspira, haciendo que el micrófono haga un ruido sordo —. Ya no son aquellos chavales de 12 años que correteaban por los patios, ahora son jóvenes con una mentalidad abierta a todo.

». Hoy se cumplen la meta de 22 jóvenes que han trabajado duro para conseguir el titulo, se han quemado las pestañas para pasar los exámenes finales y poder graduarse —el director rueda los ojos —. Bueno, a excepción de Brett Till que tuvimos que pasarle porque ya no lo aguantamos aquí.

Todos se ríen por las ultimas palabras.

Anda, que eso es verdad.

Brett imita al director sobandose la barriga, rueda los ojos y eso me hace gracia.

Hombre, pero es que no lees bien.

—. En fin, quiero felicitaros por haber alcanzado este logro y desearles suerte en su futuro —el hombre rechoncho pasa la mano por su bigote, ampliando mas la sonrisa oculta en el —. Todos vosotros son excelentes estudiantes y tendrais grandes oportunidades para progresar en la vida.




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