Cuando Nos Dimos Cuenta Que La Historia Se Repite

-Mujeres y niños primero- exclama Leo levantándose de su asiento, haciendo que el barman le dedique una mirada curiosa.

-Es que tenía la chiripiorca- expone Mateo, arrastrando las palabras y quitándole el vaso de las manos a Paul -amigo, te lo digo yo, que tengo experiencia suficiente en el tema-

-Bueno, al menos ya despertó- niega con la cabeza el barman.

-Leo, Leo- se aclara la garganta Paul -Bizcochito, michu, michu, michu- Leo voltea a ver a Paul que lo llama chasqueando los dedos.

-Ahh sí, sí, ¿dónde me quede?- pregunta rascándose la cabeza.

-¡Pues Dormido!- responde Mateo -ves amigo, te lo dije- resopla en dirección al barman, que se convirtió en su nuevo mejor amigo.

-Bueno creo que fue suficiente alcohol, por esta noche- reprocha el nuevo amigo de Mateo -tomen esto- sirve tres vasos de un líquido transparente -si me dan el número de las habitaciones, pediré que los lleven- toma el teléfono, para pedir ayuda, pero le arrancan el auricular.

-¡Ahh! en eso no hay problema estamos en la misma habitación- menciona Paul, volteando su vaso y sacudiéndolo.

-¡Oh!- exclama sorprendido -son una de esas “parejas”- hace las comillas con sus dedos.

-Siiii- responde Bizcochito, vaciando su vaso y comienza a hipear -mi Camiiiiii, he perdido a mi Barbie tamaño real, cero plástico… mi Camiiiiii-

-¡Puaj! Yo pensé que esto era otra cosa, no agua- se queja Mateo, al tomarse todo -Laloooooo, he perdido a Laloooooooo-

-Yo no he perdido a Amanda, pero estoy en proceso, por culpa de ese estúpido y sensual, bailarín, ¡Amanda no me dejesssssss!- Paul comienza a gritar.

Haciendo que los tres suenen, como perros atropellados. Nada bonito, ni agradable. Lo juro y por cinco minutos, la tortura.

-¿Entonces ustedes no son pareja?- indaga, el nuevo mejor amigo de Mateo y los señalas -digo, ustedes tres-

-¡Iugh! No- se apresura en responder Paul, tratado de levantarse de su asiento -que tenga mi sexualidad muy bien definida, no implica que vaya a caer tan bajo, ¡Por Dios!- un golpe seco, se escucha al terminar su explicación.

-Ja, ja, ja, ja, a él siempre le pasa ja, ja, ja- comenta burlándose Mateo, al ver la aparatosa caída de Paul.

-Ja, ja, ja, es cierto- responde igual en burla Leo -y pregunta ja, ja, ja ¿por qué siempre salgo maltratado? Ja, ja, ja-

El barman, sale detrás de la barra y ayuda a Paul a ponerse en pie, mientras Mateo y Leo sigue riendo, pero de pronto comienzan a llorar abrazados.

-¿Estás seguro qué no son pareja?- pregunta señalando a la extraña pareja.

-Obvio- Paul pasa su brazo por los hombros del mejor amigo de Mateo.

-Amigo, a ver te explico, él- señala a Mateo -está casado, pero no porque quiera, bueno sí, pero fue todo un enredo, y esa es otra historia, ahora, como que le pidió matrimonio y le dijo que no… ya va, pero si están casados, ¿Cómo le va a pedir matrimonio otra vez?- Paul camina en zigzag, al llevar separa de manera abrupta a los amigos.

-A ver, si ya estas casado, ¿para qué le propusiste matrimonio de nuevo?- Paul se rasca el mentón pensativo -no entiendo-

-Porque… porque- trata de explicar Mateo -¿Por qué? ¿tú sabes Leo?-

-Porque, llego Alejandra y arruino todo- se queja y comienza a llorar -Mi Camiiiiii-

-Leo a perdido a su Camiiiii- chilla Mateo como coyote en el desierto. Y una risa, hace que los amigos y el nuevo amigo giren, buscando el origen de la risa.

-¡Salud!- levanta su copa y exclama muy alegre -Y este momento… se llama ¡Felicidad!, por tu desgracias Pusilánime-

-¡Papá Gerardo!- reclama Paul, que camina en su dirección, pero se enreda con sus pies y cae al suelo y todos vuelven a reír.

-¡Auch!- se queja tocándose la nariz -Oigan, ¿esto es sangre?- pregunta al observan el líquido viscoso en su mano, Leo se acerca y al observar el rostro de Paul, trago grueso y se torna verde.

-Señor, ¿esta bien?- el nuevo mejor amigo de Mateo, pregunta a Leo, pero a ver a Paul se apresura a buscar un vaso con hielo y una servilleta de tela.

Otra risa escandalosa y aplausos se escuchan, al ver como Leo ha caído desmayado, de la impresión, por la sangre que brotaba de la nariz de Paul.

-Si, felicidad extrema- afirma, Gerardo, aclarando su garganta y tomándose todo el contenido de su copa -Sólo falta registro fotográfico y listo-

Gerardo se movilizan donde esta un muy desmayado Leo, le pide al barman que lo levante un poco apoyándolo a la barra y él se coloca a un lado para un selfie digna de una noche de felicidad.

-Ahh, a mi no me dejen por fuera yo amo las fotos- reclama Paul, con una servilleta con sangre que sale de su fosa nasal derecha -Mateo, ven tengamos un recuerdo para nuestra historia-

-Umm, no lo sé- responde dudoso, tomándose hasta el agua de un florero, literal, se tomó el agua del florero que se encontraba en la esquina de la barra.

-Uff amigo, el agua hay que cambiarla diariamente- menciona saboreando y quitándose una hoja de la boca -esta, está pasada- Paul lo arrastra y caen ambos al piso riendo.

-Paul te he dicho que eres el mejor cuñado de la historio- Mateo le planta un beso en la mejilla.

-Insisto, ¿no son pareja?- el nuevo mejor amigo, mira a Gerardo que esta riendo como foca epiléptica, tomando fotografías de Leo, cambiándolo de posturas.

-No, lo creo, no tengo tanta suerte- responde este, después que quitarle las flores, que Mateo desecho del florero y que había colocado como bouquet en manos de Leo -Bueno última selfie y a dormir-

Todos se sientan en el piso, el barman hace una mueca como sonrisa ante la insistía de Mateo, que le pidió no reflejar cara de bipolar, que el tiene mucha experiencia en eso y luego llorar, como niña de kínder, al recordar a su Lalo.

-Muy triste tu situación Mateo- niega Gerardo -a la una, a las dos y a las…-

… Un sonido punzante, chillón y extraño, comienza a soñar de manera repetitiva, haciendo que Leo abra los ojos, ante la sensación de martilleo en su cabeza. Una luz incandescente lo enceguece momentáneamente.