Complemento Perfecto

Cuando Mi Vena Creativa Se Apaga

-Cami, ¿podemos hablar?- Leo detiene a Camila que iba camino a la habitación.

-Claro- responde cruzándose de brazos.

-Podemos ir al salón o a la habitación donde gustes- pide, sin recibir respuesta. Asi que decide entrar a la habitación, sentándose en la cama, indicándole a Camila que se siente junto a él.

-¿y bien?- indaga ella.

-Cami, es que… tienes dos días extraña conmigo, no me cuentas como van el trabajo y tu papá… yo…-

-¿Por qué no me preguntaste si estaba embarazada?- pregunta girándose y quedando, mirándolo en la cama.

-Yo…-

-Quiero decir, si yo sospecho que mi pareja tiene dos o tres meses de embarazo, se lo pregunto de frente y si no lo hace, es por dos cosas- explica, sin dejarlo replicar.

-Uno, que piense que ese hijo es de otro… Y DOS- alza la voz al ver las intenciones de él de interrumpirla -que no lo quiera, por cualquier motivo, pero no quiere un hijo- resopla cuadrando los hombros, como si fuera hacer su defensa final.

-Así que Leo, ¿cuál es tu motivo?, porque, te he dado dos días, para que preguntes… así que habla-

-Nena, yo no… cuando Mateo encontró la prueba, me asuste- al ver la mirada acusadora en 3D de Cami, se apresura a explicarse.

-Todos nos asustamos, nos sorprendimos y como no sabíamos de quien era el test, decidimos investigar… y no, no pienso que ese hijo no sea mío o no lo quiero, porque te juro que no es así-

-La razón que hayas tenido Leonardo, pero dímela, si no fueron mis dos opciones, ¿por qué no me has preguntado?-

-Tenía miedo ok, si miedo de Gerardo- Cami, rueda los ojos sin creer la respuesta tan poco imaginativa.

-Tenía miedo, de que fuéramos nosotros los embarazados… y que Gerardo, quisiera tenerte durante todo el embarazo… que te llevara al hospital y al nacer, lo secuestrara… le lavara el cerebro, lo pusiera en mi contra, diciéndole que su padre es un pusilánime y me humille todos los días, cuando lo vaya a buscar para llevarlo al beisbol o cuando reciba su titulación y en su discurso lo diga-

-Por el amor de Dios Leo- expresa levantándose de la cama -pero que novela, tan turca, te han montado… definitivamente no puedes ver más telenovelas con Paul-

-No es una novela, es un futuro probable-

-¿Cómo piensas que seguiría viviendo bajo la sombra de mi padre?... mi casa- señala alrededor -mi pareja- señala a Leo -mi hijo- señala su vientre -mi vida- se señala de arriba abajo.

-Aquí Leo, aquí sólo intervenimos tu y yo. ¡Más nadie!- sentencia decidida

-Y tú… tú no puedes vivir, bajo el terror de mi padre… pensé que esa etapa estaba superada con los brownies a domicilio- hace varias respiración profundas, para calmarse.

-Sabes… todo esto, lo que me enseña… es que… no estas al cien por ciento comprometido y decidido a luchar por esta relación… yo no, sólo puedo ser la fuerte… la que luche contra el mundo por nosotros, yo también necesito apoyarme en alguien, que me cubra la espalda y no alguien que su vida girara alrededor de lo que su suegro diga, piense o medita, no puedo-

 -Es tu decisión Leo… tú decides como piensas llevar esta relación y lo que pienses o decidas, está bien para mí, lo acepto, pero que no pienso obligarte a nada-

Cami se quita los zapatos, colocándose unas pantuflas y baja a la cocina, Leo va detrás de ella y la observa en silencio, moverse alrededor, haciendo un almuerzo rápido.

-¿Puedo?- pregunta él, acercándose a su lado, para hacer juntos la comida como desde el primer día que compartieron comida casera.

-Adelante, es nuestra cocina y espero que, por muchooooo tiempo, porque amo esta cocina realmente- responde sonriendo.

-Pensé que estarías molestas…-

-Leo, por favor… tengo 31, además, no me moleste la última vez que Cata hizo un 3312 y no me incluyo… ahora por esto ¡nah!- mueve la mano restándole importancia.

-Yo si quiero que… tu y yo, tomemos nuestras decisiones y no quiero vivir con miedo a tu papá… pero, las veces que he ido hablar con él, no me deja ni hablar me empuja a la cocina a que haga brownies-

-Lo sé- Cami, trata de suprimir una sonrisa ante el recuerdo

-Pero… tú mismo te lo buscaste. Cuando le dijiste que viviríamos juntos, él te escucho e incluso te nombro en la junta y no porque fueses, todo eso que crees que piensa, sino, porque eres mi pareja- Cami lo tomo de las manos, haciendo que fijara su mirada en sus ojos.

-Cuando fuiste a la empresa, nadie hablo mal de ti, por el contrario, “el gran Leonardo Williams, ahora forma parte de la familia Mendoza”, “Camila cazo a un gran hombre”- menciona lo ultimo entre dientes, por los viejos machistas que todavía existen.

-Incluso llegaron a preguntar si, te harías cargo, por eso mi papá te lo pregunto, bueno… casi te lo impuso, pero tú le respondiste que si alguien merecía, ese puesto era yo…-

-¿Escuchaste?- Leo se queda sorprendido, ya que esa conversación, pensó era privada.

-Vamos Bizcochito, ¿cuándo ha sido algo privado aquí?- lo suelta y continua su labor.

-Pensé que todo estaría aclarado y que no sentirías… inseguridad- dice en tono a penas audible, para Leo.

-Lo sé… me deje llevar, pero amor, yo contigo quiero todo y así tenga que llevármelos a Tailandia… no dejaré que nadie intervenga en nuestra relación y especialmente en nuestro hijo o hija-

-Jajajajaja, definitivamente bloqueare todos los dramas en la tv… y no es necesarios irnos a otro país, para cuando eso suceda estaremos preparados- le guiña un ojo mientras acomoda todo sobre la mesa.

-Bueno, todavía no he leído ningún libro sobre paternidad, ni siquiera he buscado aplicaciones que ayuden y…-

-Pero, ¿para qué la prisa?… vamos Leo, no es como si fuésemos a ser padres ya-

-No, pero dentro de 7 u 8 meses si… y tenemos muchos que hacer…-

-¡Wow!, detente ahí- exclama levantando ambas manos -pero… ¿de qué…? ohhh… Bizcochito, todavía no me has preguntado… sabes, que con esa simple pregunta, nos hubieses ahorrado, este par de días… mmm y a ti como medio millón, porque Valery nos explicó todo… disfrazarse de monjas, llorar como niñas…-




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