Completa Extraña

Capítulo 20

No me podía considerar una persona adicta, no lo era. Aunque decir eso me hacía sonar como una adicta. Pero conocía mis límites, sabía hasta donde estaba dispuesta a arriesgarme y no iba a permitirme hacerlo. Ya estaba hundida en demasiada mierda como para a parte agregarle una adicción. Me volvería justo lo que odiaba.

Después de mi pequeño desliz ese día, claro que lo volví hacer. No era una solución pero ayudaba con la desesperación que se acumulaba en mi interior. Cada vez que mi mente se nublaba en autosabotajes y constantes ataques, optaba por quedarme más tiempo al salir de la escuela para ir a fumar con ellos. En muchas ocasiones solo éramos un par. Solo cuando salimos más temprano podíamos estar todos juntos y reírnos de nosotros en el proceso.

Pero en aquella ocasión estaba sola con Verónica. Había descubierto que ella comenzó a consumirla desde la secundaria. Lo que llevó a reforzar mi creencia de que los jóvenes estábamos perdidos si así de fácil podíamos consumir drogas. Aunque el hecho de consumirlas no lo hacía grave. Todos realmente comenzaron por curiosidad, por el morbo de ver qué era eso que todo el mundo tachaba como malo, entonces entendí que el problema no eran las drogas en sí, sino la desinformación y el morbo de probar algo que ante la ley estaba prohibido.

Es como cuando le dices a un niño pequeño que no tome los dulces de la encimera, porque están prohibidos. Es lógico que el niño quiera esos dulces en específico porque quiere ver que tienen de especial para que estén prohibidos.

Sin embargo no quise meterme más en sus asuntos y decidí no preguntar por qué seguía consumiendo. Ella aparentemente era muy feliz. Pero hay que tener cuidado con pensar eso, y lo aprendí. Ella no era feliz.

Me senté cautelosa a su lado mientras la veía forjar un porro con bastante destreza y habilidad. Era obvio que tenía bastante práctica. Dedicándome a mirar sus dedos pequeños y delicados, como fruncía el ceño en concentración. Sus labios carnosos moverse para formar una sonrisa, una que me estaba dedicando porque podía verme por el rabillo del ojo.

Le devolví la sonrisa sin apartar la mirada de sus facciones, ojos pequeños que tenían un brillo peculiar, sus pestañas cortitas y sus cejas finas. El cabello oscuro que le caía suelto sobre el hombro. Su pecho subir y bajar con cada respiración. Finalmente llevó el papel de liar a sus labios y con la punta de su lengua humedeció una parte para cerrar el porro. Me concentré en el vaivén de su lengua, en cómo al final relamió sus labios en señal de victoria.

Un cosquilleo recorrió mi columna con aquel gesto, obligándome a enderezarme y apartarme ligeramente de ella. Verónica tomó con los labios el porro y procedió a encenderlo, dando un par de caladas para que este prendiera de una manera uniforme, luego extendió sus dedos en mi dirección.

—¿Vas a querer? —preguntó con voz aterciopelada.

Sin responder, simplemente lo tomé de sus dedos para fumar. Podía sentir su mirada puesta en mí y eso de alguna forma me calentó de maneras desconocidas. Tuve que luchar para no ahogarme con el humo. El humo. Jamás me acostumbraría al picor que provocaba en mis ojos y mucho menos al sabor amargo que dejaba atrás en mi lengua.

—Me gusta tu cabello—soltó Verónica, rompiendo el silencio—. Rizado y algo esponjoso. Te queda bien.

—Gracias, supongo—contesté regresándole el porro.

Ella lo recibió dándome un pequeño roce con sus dedos sobre mi mano.

«¡Joder!»

No hacía mucho había descubierto que fumar me causaba un cierto efecto en lo más recóndito de mi ser, un cosquilleo aquí y allá que me calentaba las mejillas. Bueno, no solo las mejillas.

Traté de mantenerme calmada ante la situación, realmente quería culpar a las drogas por lo que estaba comenzando a sentir, pero aún no me surtía efecto, por lo cual mi cuerpo era el único responsable por todos aquellos pensamientos morbosos que pasaban por mi mente en ese momento.

Su mano cortó la distancia entre nosotras capturando un rizo entre sus dedos y moldeandolo a su gusto. Un lado de su labio se curvó en una pequeña sonrisa. Recorrí con la mirada de su mano en mi cabello hasta su boca, y lo vio, demonios, se había dado cuenta.

Lo supe en el momento en que se remojó sus labios carnosos y sonrió de manera pícara antes de hablar:

—Es bonito.

Parpadeé, tratando de salir del trance en el cual me había metido. Quise decir algo inteligente, algo interesante, algo que cambiara el tema, pero aparentemente mi cerebro había dejado de funcionar.

—Tú también.

Me miró un momento desconcertada, mientras sentía como mis mejillas se incendiaban.

—¿Yo también? ¿Qué estás queriendo decir, Amaris?

—Tu cabello—agregué sujetándole un mechón—. Es bonito.

Soltó una carcajada pero no se apartó de mí, al contrario, se acercó más y eso me puso bastante nerviosa. Sin nada que hacer le quité a toda prisa el porro de la mano que lo sostenía, mientras ella seguía jugueteando con un rizo.

Fumé desesperadamente tratando de ahogar mis pensamientos más lascivos que comenzaban a forjarse.

Continuamos fumando en silencio hasta consumirlo en su totalidad, mientras Verónica tarareaba alguna canción. Mi cuerpo comenzaba a sentirse algo entumecido y torpe, con cosquilleos en mis dedos de las manos y de los pies. Mi pulso estaba acelerado y no podía descifrar si era por el cosquilleo entre mis piernas o por la hierba.

—¿Alguna vez has besado a una mujer?

Casi me ahogo con mi propia saliva con su pregunta totalmente aleatoria. Me removí en el asiento observándola, había optado por recostar su cabeza en su mochila que estaba sobre la mesa de la palapa. Su cabello caía como riachuelos alrededor de esta.

—Nunca—tartamudeé.

—¿Te da asco?

—No.

—¿Entonces?

Dioses, no quería hablar al respecto de eso. No era como si nunca lo hubiera pensado, claro que lo había pensado, lo había deseado. Me la vivía fantaseando con besar a Clara. En cómo se sentirían sus labios sobre los míos, sobre mi cuerpo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.