Completa Extraña

Capítulo 26

Mi corazón tronaba en mi pecho con anticipación. Estaba con los nervios de punta, tenía que ir al centro de asignación de servicio social. Como faltaba ya solo un año para terminar la preparatoria, todos nos vimos envueltos en el rollo del servicio social. Dado que tenía una duración de seis meses, teníamos que comenzar antes de terminar el ciclo escolar.

Realizar trámites aparentemente siempre era complicado. Pero tenía más miedo de que me asignaran sola. Ya que tendría que enfrentarme a lo que más odiaba, socializar.

Pero los dioses, mis ancestros o lo que sea, se apiadaron de mí. Dándome la compañía de Clara. Resultaba ser que Eliot y Mina estarían juntos, pero ella no quería estar con él debido a un intento fallido de relación que habían tenido.

La verdad que si fue decepcionante ver como después de todo, su relación no funcionó, no tenía los detalles exacto, y moría de ganas de saber qué fue lo que falló. Pero de una cosa sí estaba segura, y era probable que me pasara lo mismo si intentaba una relación con Ansel.

Disfruté mucho ver cómo salían, por alguna razón no me sentí recelosa de Eliot. Era como si de entre todas las personas él fuera el indicado o digno de tocar algo que me pertenecía (aunque no me pertenecía en absoluto), quizá se pudo deber a qué me gustaban. Ambos me gustaban.

Tuvieron sus momentos tan tiernos, se tomaban de las manos y paseaban juntos. Incluso Eliot había cambiado de lugar junto a ella en las clases más tranquilas. Donde también nos divertíamos charlando entre todos.

Pero se fue al caño, ¿Quién de los dos lo llevó a la ruina? No estaba segura, y estaba dividida en quién apoyar porque ambos eran mis amigos. Así que mi solución solo fue ponerme en medio, un brazo a cada uno. Sin más.

Debido a ello, Clara decidió ir conmigo para ser asignadas juntas a algún lugar.

El centro de asignación de servicio social quedaba a media hora de la escuela, justo en el centro del municipio. Eran unas pequeñas oficinas junto al único teatro de la zona. En alguna ocasión asistí a ver una obra por parte de la escuela, cuando Belle y Tamara eran las únicas chicas con las que hablaba. Así que llegar ahí no fue complicado.

Clara estuvo en todo momento a mi lado y eso me hacía sentir más segura. Realmente odiaba tener ese repugnante nerviosismo, entrar a sitios nuevos, hablar con gente desconocida, aunque solo fuera por breves momentos, todo aquello hacía que mi corazón se acelera y mi respiración se volviera difícil de manejar.

Un dolor en mi pecho se asentaba, respiraba con dificultad como si hubiera estado acostada por mucho tiempo sobre mi pecho, a parte de ello, un fuerte dolor en el estómago amenazaba con vaciar su contenido. Mis dedos de las manos hormigueaban al igual que mis labios, y una debilidad se apoderaba de mis rodillas.

Estaba hecha un manojo de nervios tan grande que me sorprendió no haber perdido el conocimiento en ese momento.

La cabeza me daba vueltas, podía escuchar todos los ruidos más fuertes de lo que en realidad eran, me sentía como un cachorro asustadizo. Si tuviera rabo seguro estaría entre mis patas, demostrando así mi desconfianza.

Afortunadamente, todo salió bien. Nos dieron nuestras hojas con la asignación a unas oficinas detrás de la escuela. Lo cual nos alegró de no tener que ir a un sitio demasiado lejos.

Fue una felicidad momentánea.

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—Ya nos mandaron a otros chicos.

—¿Qué? —exclamamos al unísono Clara y yo.

Acudimos a las oficinas donde nos tocaba realizar nuestro servicio, para que dijeran que ya tenían a alguien con ellos y no podían aceptarnos. Resultó ser bastante decepcionante.

Miramos a la chica de recepción que analizaba nuestra boleta. Fruncía el ceño ligeramente, mientras relamía su labio inferior, en un gesto de concentración.

Su cabello castaño estaba atado en un moño sobre su nuca, las uñas de sus manos tenían un esmalte de un color mostaza con dibujos en miniatura. Las había observado mientras analizaba nuestras hojas, toqueteando melódicamente el mostrador con los dedos.

Pasó su mirada del formato a nosotras, mirándonos de pies a cabeza, seguro tratando de observar a qué escuela pertenecíamos, nos estaba evaluando en total silencio, hasta que por fin habló.

—Lo siento chicas, pero ya aceptamos a los otros chicos. No podemos aceptar más—dijo con firmeza.

—Está bien, gracias—dijo Clara, con una sonrisa en el rostro, de esas fingidas que se le daban muy bien, mientras sujetaba mi brazo para arrastrarme fuera del establecimiento.

Hice un pequeño asentimiento de cabeza, indicando mi gratitud y en forma de despedida, porque no podía hablar, no con el nudo en la garganta atorado.

La forma brusca de decirlo me había desestabilizado de alguna forma, aún me costaba enfrentarme al rechazo.

El rechazo no siempre era malo,¿verdad?

—Venga, de todos modos se ve que está aburrido. Vayamos de nuevo al centro.

Asentí mientras seguía los pasos tranquilos de Clara. Mirando como se contoneaba en aquellos zapatos altos que usaba. Con sus medias hasta los muslos y una mini falda que se ajustaba a su delgada cintura.

Aún tenía aquel corteEmo Shag,aunque menos definido que antes. Balanceaba los brazos a sus costados con cada paso y sus pechos daban un rebote bajo su apretada camisa blanca y el suéter café que llevaba.

Se giró para dedicarme una sonrisa, transmitiendo confianza.

Sabía que haría cualquier cosa que ella me pidiera, daría cualquier cosa por tenerla a mi lado..

Realmente apreciaba tenerla cerca, que en ese tipo de situaciones ella fuera la que dijera“a la mierda”porque de esa actitud suya fue de la que me enamoré. De lo atrevida, salvaje, valiente que era. No de la que daba sonrisas tontas, hablaba tímidamente y ponía cara de estúpida que parecía no entender nada. Solo para agradar.




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