Completa Extraña

Capítulo 28

Nunca tuve objeciones en cuanto a mis calificaciones, si bien no eran buenas tampoco eran malas. Pero esas eran horribles. No era el primer extraordinario al que me enfrentaba. Había ido a unos anteriores por un par de proyectos que no entregué. Eran materias tan fáciles que no tuve problema alguno.

Pero química, simplemente ese no era mi fuerte. Debí ponerle más empeño, pero el profesor tampoco ayudaba mucho, era malísimo explicando y te mandaba a la mierda si tenías dudas.

¿Creen que alguien con miedo a la humillación pública iba a animarse a pedir ayuda? Obviamente no.

Acepté mi destino. La verdad ni siquiera quería presentar ese jodido exámen, es más, planeaba morirme antes que enfrentarme al fracaso. Podría entrar una manera, lo haría.

Mis días se oscurecieron durante un tiempo, no comía, dormía en exceso o simplemente me mantenía un insomnio despierta durante toda la noche.

En servicio social, al no tener nada que hacer, con la terrible sensación de fracaso, simplemente opté por esconderme en la sala de exhibición arqueológica. Junto a los seis cráneos humanos.

Fue hasta cierto punto, reconfortante.

Escuché el sonido de unos pasos crecieron por el pasillo, manteniendo alerta en caso de que fuera gente que había decidido subir a observar un par de cadáveres.

Me relajé al escuchar la característica risa de Leonel seguida de una muy sutil de Clara. Parecían discutir algo. Las voces cesaron y el caminar de alguien hacia mi dirección me hizo levantar la mirada. Solo para encontrarme con los pies de Clara, quien terminó por sentarse en el suelo frente a mí.

Estaba moviéndose mucho, incómoda de todas las posiciones que probaba. Encogió sus piernas juntas hacia un lado para que su falda no se levantara.

Finalmente, me dedico una mirada seria.

—¿Qué tienes? —susurró, acercándose con cautela un poco más. Como si de un cachorro asustado se tratara.

—Nada—dije con voz ronca.

Un nudo picaba en mi garganta por contener las lágrimas por bastante tiempo.

—Es por las calificaciones, ¿Cierto? —no contesté, dándole quizá la respuesta. Tarareo una melodía y luego se volvió acercar más hasta que sus piernas tocaron las mías, las cuales abrazaba con fuerza ocultando parte de mi rostro en las rodillas—. No sé mucho de química, pero te puedo ayudar. Aunque yo igual me fui a extraordinario en esa. Así que no estás sola.

Quería agradecerle por su intento de consolarme. Pero mi mente me había encerrado en el autodesprecio, por ser insuficiente, por fracasar.

Fracaso.

Solo había eso, solo era eso. No importaba lo que hiciera, daba igual cuánto lo intentara, estaba tan encerrada en la idea de que era un fracaso que quizá por eso la gente se apartaba de mí. Podría ser que por eso mis padres se sentían como entidades totalmente ajenas, ellos esperaban de alguna forma que fuera una hija de buenas notas y de una inteligencia explotable. Pero no era así. Y para evitar crear decepcionarlos prefería mantener una distancia con ellos.

Crear una brecha. Alejarlos. Total, ya me habían dejado sola cuando más los necesite.

Quería soltarme a llorar, odiaba tener que mostrar una parte fuerte ante todos cuando solo quería llorar, por todo y por nada al mismo tiempo, hasta que mis ojos sangraran.

Estaba rota y nadie podía ayudarme con eso. Ni siquiera yo sabía cómo o por dónde iniciar.

Otros pasos llamaron mi atención. Neill y Leonel habían estado en el pasillo, pero habían perdido la paciencia de esperar y decidieron acercarse.

Sus ojos aceitunados de Neill me miraron con,¿Lástima?Dioses, lo menos que quería era que él me mirara así.

—¿Qué sucede? —preguntó en voz baja.

Se sentó con las piernas cruzadas a la izquierda de Clara y Leonel tomó asiento a su derecha, extendiendo sus piernas hasta casi tocar las rodillas de Neill.

—Se fue a un extraordinario—apuntó Clara con tranquilidad.

Mierda. No quería que supiera eso de mí. cuán mala era. Era humillante que él lo supiera, cuando era un jodido cerebrito. Seguro pensaría que era patética, una mierda que llora por sus calificaciones, aunque, tenía un buen cinco para llorar por ello.

«¿Quién reprueba química?» La estúpida de Amaris.

Leonel soltó una carcajada que trató de ocultar con su mano. Neill le lanzó una mirada de desaprobación.

—Perdona. Pero pensé que era algo más grave por la situación—hizo una pausa tras recibir un golpe amistoso de Clara—. Digo, no lo hace menos grave. ¿Qué materia fue?

Los miré a todos, quizá esperando que Clara hablara por mí, pero esta vez convenientemente se quedó callada.

—Química—susurré.

Hubo un silencio muy incómodo, mientras tres pares de ojos me miraban con intensidad. Pero solo uno me importaba más.

Tras su breve pausa Leonel se pasó la mano por el cabello, para rascarse la oreja mientras soltaba un bajito“Diablos.”

—¿Quién les da clase? —preguntó Neill.

—Oswaldo—respondió Clara a toda prisa.

Observé cómo Neill se rascaba el mentón, pensativo, mirando un punto en específico, cruzando su brazo libre frente a su pecho.

—Ahora entiendo. Ese señor es malísimo dando clases—dejó escapar un suspiro, luego me miró con un brillo en sus ojos extrañamente cautivadores—. ¿Quieres que te ayude a estudiar?

Una emoción distinta a la vergüenza me golpeó, no esperaba recibir ayuda, aunque realmente no estaba dejando que nadie me ayudara. Me había enfrascado en que era una decepción para la humanidad que simplemente me rendí.

Tendía a cerrarme ante todos, negando cualquier ayuda que cualquiera pudiese darme. Recordado la vez que en segundo año de secundaria, la profesora de física me amenazó con no dejarme presentar examen si no le entregaba una actividad.

Cabe aclarar, que con todo el entusiasmo que podía llegar a tener por esa materia, mi ejercicio estaba erróneo y en lugar de poder corregirme o mostrame el camino para el resultado, simplemente arrugó la nariz en desaprobación y con una mirada fría y una voz seria dijo:




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