Complicado

Capítulo 34: ¿Ayudarla? ¿Yo?

 

Scarlett

Bien. En este punto ya debería entrar y aceptar que simplemente no acepto.

Técnicamente el director hoy a las tres tenía una junta en algún club campestre. Al menos eso decía en su agenda desde las tres hasta las seis de la tarde.

Técnicamente el colegio ya debía estar cerrado y técnicamente no debía haber nadie deambulando. Pero al parecer la seguridad de este lugar era muy poca. Eso o sencillamente a los empleados les importaba casi nada su trabajo. Me inclinaba más por la ultima.

Mirando hacia ambos lados saqué la llave de mi bolsillo antes de introducirla en la perilla para luego escabullirme sin ser vista.

En un principio, solo fue cuestión de curiosidad, saber que cosas sórdidas podría encontrar en las dichosas grabaciones. Ahora era más personal. Oscar ya había limpiado sus huellas. Ahora era mi turno.

Todo en su oficina estaba en completo orden. Bien. Así todo sería más fácil todo. 

En menos de cinco minutos ya me encontraba sentada navegando por la red buscando donde podían estar las grabaciones. Si Oscar pudo encontrarlas yo también, después de todo si bien yo no era una joya de la informática, tampoco era una inepta tecnológica.

Con eso en mente me apresuré a buscar y buscar.

—Sí —susurré de alegría al dar con ella.

Eliminar cualquier cosa que me incriminó fue fácil. En demasía si me permitía decir, pero en fin, no iba a quejarme por parecer sencillo.

Por lo que si podría quejarme o mejor dicho. Lo que si podría recalcar sería lo curioso que fue el hecho de no existir registro de cámaras que vigilaran la oficina del director. Había de dos, o simplemente era una persona muy exquisita con la privacidad o el director hacía cosas no tan honorables en aquella oficina. Por el sin números de regalos anotados en aquella agenda se podía presumir que esa era la alternativa correcta.

De pronto mientras iba revisando uno que otro video logre ver algo que me hizo detener la grabación.

¿Era...?

No. Solo eran insultos. Las palabras no hacían nada. No era tan malo.

Inconscientemente seguí viendo, viendo y viendo. Cada ataque. Cada acoso. Cada...

—¿Qué? —chille dando un saltó mientras no creí lo que veían mis ojos.

Incluso la golpearon. Fue... ¿Jonhson? ¿Qué demonios pasaba por la cabeza de este sujeto?

Traté de negar con la cabeza. Intentado creer que no era para tanto. Pero... No pude. No pude. Fallé brutalmente. La habían golpeado, se veía claramente, ella estaba llorando mientras protegía su estomago, casi parecía que le faltaba el aire. Una patada en el abdomen no era cualquier cosa. Por mucho que quisiera hacerme a la que no vi nada, no podía. No podía. Era demasiado. 

Ni siquiera yo era tan insensible para permitir que esto le siguiera pasando.

Mis viajaron hasta la fecha. ¿Cuándo la habrían? Mis ojos casi salieron de sus orbitas. ¿Ayer? ¿Esto había sido ayer? 

MI ceño se frunció.

No podía quedarme de brazos cruzados. Si bien yo a Lincy podía considerarla un demonio, pero me gustará o no, ni ella merecía eso. Ninguna mujer lo merecía. Punto.

La primera idea que se me vino a la mente fue exponer aquel video delatando a Jonhson. Lincy talvez pudo no haber querido venganza, pero yo, yo era un caso muy aparte. Después de todo si un video logró hundirla, quizá un video logrará...

No. No lo harás.

Aviso mi conciencia mientras volvía a sentarme en aquella silla.

A regañadientes acepté que esta vez mi conciencia tenía la razón.

De esta manera solo terminaría haciendo más grande el problema. Ya había borrado mis huellas, no las iba a volver a ensuciar. No era egoísmo, yo era muy consiente de admitir cuando hacía una acción egoísta, pera ahora, créanme o no, no era egoísmo. Era auto-preservación. No podía solucionar un problema metiéndome en otro. Así no arreglaría nada. Solo alimentaría el problema de manera innecesaria. Porque se exponerlo públicamente, estaba claro que sus padre no se quedarían tranquilos, ciertamente dudaba que lo reprendieran, además que con un regalito al director todo sanción hacía Johnson sería olvidada. La única que ganaría un enemigo más sería yo. Y no, por mucho que disfrutará salirme con la mía, hasta yo sabía ponerme un limite. Con el cavernícola y la rubia tras mío. No quería más gente en mi contra. 

Así que esa opción estaba muerta desde ya.

Respiré profundo evaluando mis opciones.

Debía ayudarla de algún modo y después de ver aquellos reveladores videos la culpa y el arrepentimiento estaba a flor de piel. Además de que las palabras de Leonel no dejaban tranquila a mi cabeza.

No soporto verla llorar en los baños. Todos lo días se encierra ahí. A nadie le importa. Nadie hace nada por ella.

No era necesariamente mi problema. Lincy siempre podía aceptarlo, respirar y superarlo.

A nadie le importa. Nadie hace nada por ella.

Rayos.

¿Por qué me costaba tanto creerlo? Una chica que se encerraba en los baños a llorar era obvio que no estaba cerca del camino de la superación. 

Agaché mi cabeza mientras me levantaba de la silla en contra de mi voluntad. 

¿Por qué tuve que escucharlo? ¿Por qué tuve que ver esos videos? ¿Por qué tengo que sentirme mal por ella?

Demonios.

 ¿Y después preguntan porque detesto los sentimientos? 

Bufé dirigiéndome hasta la puerta.

Sabía lo que tenía que hacer. ¿Lo odiaría? Claro que sí. ¿Me impediría hacerlo? Por desgracia no.

 

***

 

En mi mente hacia donde yo me dirigía era hasta la salida del colegio. Mis pies, por su parte, parecían tener otra idea.

La salida no era un cumulo de cubículos revestido con mayólicas blancas y piso resplandeciente.

Okey. Si mi conciencia lo que buscaba era hacerme sentir peor, lo estaba logrando. Y lo estaba logrando mucho.



#2633 en Novela contemporánea
#14023 en Otros
#2227 en Humor

En el texto hay: amor odio, despedidas, problemas y amor

Editado: 21.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.