Complicado

Capítulo 41: Amistades extrañas

Scarlett

Oh no.

Un suspiro ahogado salió de mis labios cuando cierta rubia fijo sus enormes ojos en mí.

Mis labios se volvieron una apretada línea cuando cierta personita se posicionó a mi lado.

Diantres.

Al parecer la pesadilla aún continuaba. Ayer y a las justas logré salir antes que anocheciera. Por Dios. Si no la hubiera visto tan desesperada hasta creería que tramaba algo.

Resoplé resignada una vez que me di por vencida con las indirectas. Sí. Yo lo sabía. Objetivamente hablando yo podría ser franca y decirle que dejara de ser una masa dependiente y pegajosa.

Sería lo más rápido y... fácil. Fácil. Reprimí una risa agria que rondaba en mi rostro. ¿Fácil? Esa no era ni de cerca la palabra que definiría está situación. O al menos la que yo usaría.

Antes de que pudiera responder alguna de las mil preguntas que rondaban en la boca de la rubia. Mi vista se fijó en un individuo demasiado despreciable como para no enfurecer en el acto. O como para fijarme en quienes estaban a su alrededor.

El agarre de Lincy se apretó cuando guío sus ojos al mismo lugar que yo. Un agarre casi suplicante, casi temeroso y casi de auxilio.

La distancia no era mucha. Unos escasos metros a lo mucho. De reojo podía apreciar que el corredor estaba muy concurrido. Perfecto. No se atrevería a hacer nada con tantos testigos.

¿Estas tan segura? Él no es predecible. No tanto como te gustaría. Fácilmente podría taparte la boca, salir de aquí y acabar contigo. Esta concurrido. No eres la única que puede usarlo a su favor.

No. Basta. Alejaría esa voz cuánto antes. Era el momento justo para encararlo.

A pesar de ello. A pesar de estar muy segura. O al menos tratar de estarlo. No avance. Por más que una parte mía me odiará por admitirlo, tenía que aceptarlo. De nada valía ser necia en una situación como esta. Después de mucho tiempo mi conciencia pareció no estar tan equivocada.

Refunfuñé molesta en mí lugar después de apartar la vista. No era para tanto. Ya conseguiría una forma de hacer justicia. Una en la que mi integridad física no corriera peligro y una en la que él estuviera en desventaja. No me culpen por no querer una pelea limpia. Él no tuvo una pelea limpia cuando me arrastró hasta los vestidores. Solo le daría una cucharada de su propia medicina. Yo no le encontraba nada de malo. ¿Así que problema habría?

Antes de girarme en la dirección contraria una voz familiar y de alguna manera extraña me interrumpió.

—Scarlett —la escuché por segunda vez. Una voz radiante y contenta.
Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo.

No importaba cuánto parpadearan mis ojos. El espejismo no desaparecía. Casi estaba empezando a creer que era real. ¿Pero cómo podía ser posible?

No. No podía ser real. Mis ojos me estaban jugando una mala pasada. ¿De otro modo como explicaría que la castaña estuviera tan cómoda con el degenerado encima de ella? 

Lincy estaba tiritando a mi lado. Era obvio que se trataba de él. Yo tenía que encararlo. Ahora estaba en la obligación de hacerlo. Yo no sabía que mentira detestable le habría contado a Adelaida. Pero esto solo demostraba lo tonto que era ser tan ingenua y...

—Scarlett —llamó por tercera vez la risueña voz antes que tirara de mi brazo izquierdo con unos ojos llenos de alegría.

¿Qué se traían todos con esta nueva movilidad de arrastre? A este paso terminaría con el brazo dislocado. Por Dios. 

—Él es Gustaf —habló la castaña con emoción y una sonrisa tan grande que de no haberla visto, hasta habría pensado que era imposible que ella la diera—. Acaba de llegar de un intercambio. ¿No es genial? —agregó con los ojos fijos en... en ese ser llamado Gustaf.

La palabra perplejidad era poco para definir la mezcla de confusión y caos que rondaba en mi mente.

Genial. ¿Ella había dicho genial? ¿Esa cosa que estaba a su costado? ¿Genial?

Casi quise reír en el acto. Lo hubiera hecho. Si mi mente no fuera un lio de conjeturas estaría riendo a más no poder. A lo lejos pude ser consiente de que no era la única que estaba a punto de tener un colapso mental. Catalina tampoco se veía muy lejos de un colapso, con el ceño fruncido, una mueca que dejaba poco a la imaginación, los brazos cruzados y para mi sorpresa, con la boca cerrada, casi apretando los dientes para no decir nada. Quizá sería muy apresurado decir que el degenerado era el objeto de su furia, aunque el hecho que casi lo quemará con la mirada podía significar algo. Al fin y al cabo luego de lo que paso en la cafetería ni yo ni Lincy estábamos en la lista de sus personas favoritas, así que podía deber a cualquiera de los tres. O a los tres juntos.

A pesar que la pelinegra se mantuvo en silencio, sería una mentira decir que el ambiente era apacible.

La cosa curiosa era saber quien era la dueña del parloteo esta vez. Yo juraría que nunca la había escuchado hablar tanto. Es más, si juntaba todas las palabras que la había escuchado decir hasta ayer, estaba segura que no llegarían ni a la mitad de todo lo que ahora salía de su boca.

Aún estando parada junto a ellas, me era imposible entender lo que salía de la boca de la castaña. Mis oídos estaban cada vez más atentos a cada cosilla que relataban y mis ojos más abiertos al no poder creerle nada.

¿Cómo que era su amigo de la infancia? ¿Cómo que hoy era su primer día? ¿Cómo que era la persona más buena del mundo? ¿Cómo que no había nada más interesante que él?

Si antes mi cerebro estuvo a punto de estallar. Ahora ya lo había echo. Es más, no me extrañaría que comenzará a salir humo de mis orejas. Lo que si me extrañaba era la sonrisa casi amistosa en ese ridículo sujeto. ¿Ella en verdad creía que esa sonrisa era sincera? Por Dios. Si alguien podía reconocer a un mitómano, esa era yo. Y esa sonrisa olía a problemas. Problemas y nerviosismo. ¿Adelaida en verdad creía todo en lo que estaba diciendo? ¿Esta era Adelaida? ¿La Adelaida que yo conocía? La Adelaida que yo conocía no hubiera actuado tan confianzuda con alguien, ni siquiera con Catalina se comportaba así. Y eso que casi nunca se separaban una de la otra.



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En el texto hay: amor odio, despedidas, problemas y amor

Editado: 21.03.2024

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