Complicado

Capitulo 54: Obsesionado

Scarlett:

—¿Aún sigue abajo? —pregunte mientras trataba de distraer el dolor de cabeza.

Ella no respondía. De hecho desde que se metió al cuarto no había echo nada, ni siquiera se movía. Estaba parada en una esquina. Perturbada y... ¿miedo? Sí. Podía decir que era eso.

Hace media hora había subido aquí. Un cuarto visiblemente desocupado. Había trabado la puerta. Según yo para pensar en paz y evaluar las opciones. Por lo que no entendía como es que Lincy había podido entrar. O como no pude darme cuenta.

En mi defensa estuve demasiado sumida en mi misma mientras subía las escaleras o mientras recorría el pasillo o mientras abría la puerta.

Pero...

Yo recordaba haberla visto a unos metros del cavernícola mientras subía las escaleras. Sabia que no era sensato dejar a una posible victima junto a un idiota desequilibrado y violento.

Por otro lado, también me conocía. Pude encontrar fascinante burlarme de él. Pero eso no resolvía el problema. No lo solucionaba. Ni uno de ellos.

Por lo que en la primera oportunidad que tuve me dirigí a las escaleras. En mi defensa era un apartamento repleto de cosas, Lincy podría coger un tenedor y clavárselo en la mano si el cavernícola trataba de hacerle algo. No había mayor ciencia que coger el utensilio y presionar. 

Era simple.

Para mi lo era.

Pero en esta media hora comprendí que para la actual Lincy era algo impensable, o no se habría escabullido hasta aquí.

Así que, a pesar de todo, hable.

Al fin y al cabo necesitaba estar sola para pensar. Y al encontrarme con una estatua rubia que no dejaba de mirarme, pues no era exactamente mi definición de soledad.

—¿Sigues teniendo miedo?

Era una pregunta obvia. Pero que otra cosa podría decir. Lincy debía bajar la guardia al menos conmigo. O de lo contraria estaría incomoda por el resto de la noche. Claro que también podría salir y buscar otra cuarto que este desocupado, considerando lo grande que era el apartamento seguro habría mas de uno o dos desocupados.

Pero algo parecido a la cortesía me lo impidió. Después de todo, ella me había permitido quedarme, no estaba en posición de irme porque su presencia me incomodara.

Me habría gustado decir que después de unos minutos ella respondió, pero seria una mentira.

—¿Por que le tienes miedo? —volví a objetar, esta vez saliendo de la cama en camino a la puerta.

No es que me iría, pero necesitaba saber si al menos el descerebrado ya se había ido. Con una ojeada bastaría.

—Sigue abajo —hablo de pronto con cierta desesperación escrita en el rostro, su mirada fija en mi mano sobre el pomo de la puerta, cierto terror de que girara la perilla.

Yo no hable, aun mirándola, necesitaba mas que eso para dejar la perilla. Además, me negaba a regresar al monologo interrogativo.

—Es terco —susurro retrocediendo un paso—. Se quedara toda la noche si es necesario —balbuceo algo aturdida.

—¿Necesario para que? —pregunte cruzando los brazos, ya dejando de lado la puerta.

Lincy no contesto.

Por favor, no de nuevo.

Iba preguntar una vez mas, o lo hubiera hecho de no haber visto como estrujaba sus manos. Al parecer era un tema que no debía tocar. Al menos no sino quería que se arrancara las manos.

Como sea, tampoco era tan importante.

—¿Con quien estabas conversando hace rato? —cierta curiosidad destilando en mi tono.

No es que fuera algo fundamental, pero hasta donde yo sabia no tenia mas familia que su madre, ¿quizá un amigo? ¿O una amiga? Bueno de ser así no entendía porque no había corrido hacia un amigo en vez de a mi. Al fin y al cabo no es como si ambas hayamos sido precisamente amigables.

¿Quién podría ser?

—Beverly —soltó luego de un tiempo.

Mi mente se quedo en blanco por unos segundos. ¿Era la misma Beverly que yo conocía? ¿Aquella pseudo-amiga-secuas que se burlo de ella? 

Bueno pensando racionalmente quizá tuviera sentido. Quizá estaba despertando. Quizá quería recuperar su antigua personalidad. Quizá ya estaba lista.

La idea desapareció de mi mente al verla. Aquella rubia no tenia ni la quinta parte del carácter que poseyó la Lincy que yo había conocido.

Entonces, ¿por qué?

—¿Ella trato de hacerte algo?

Si era honesta, era lo mas evidente. Lincy tal como estaba era un blanco fácil, aunque no sonaba bien que yo lo dijera.

—No —respondió con la mirada en el pies, parecía pensativa, como si estuviera midiendo sus palabras, lo que de alguna forma era extraño sabiendo que hasta hace tres días se me pegaba como chicle—. Yo... yo fui quien la llame —agrego titubeando.

Ahora si ya no entendía nada.

Tampoco es que me importara mucho, pero supongo que era mejor que intentar dormir siendo grosera.

—Entonces, ¿arreglaron las cosas? —pregunte con un ápice de esperanza vibrando en el fondo de mi voz.

Si ellas se habían arreglado ya no me sentiría tan culpable, después de todo significaría que no fue tan malo, solo unos días de llanto para que volviera a su vida de antes y yo a la mía.

Era perfecto.

O lo habría sido si ella no hubiera abierto la boca.

—Solo le pedí hablar —respondió sentándose en el piso con las rodillas contra el pecho, su voz intentaba ser firme, se sentía el esfuerzo por mantener la compostura, pero habían cosas que simplemente no dependían de una—, creí que por los viejos tiempos me podría —su voz se quebró ligeramente, algo rodando por su mejilla, algo parecido al liquido, algo que podía ser catalogado como una lagrima—. No se, realmente no lo se... quizá protegerme... —Se llevo las manos a la cara, la vergüenza era palpable en el ambiente, en su tono y en todo lo que respectaba a la rubia.

Yo solo me le quede mirando, no es como si pudiera hacer otra cosa.



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En el texto hay: amor odio, despedidas, problemas y amor

Editado: 21.03.2024

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