Cómplices Del Destino (trillizas Hiltmoose Libro 1 y 2)

1. Nina

Publicado Originalmente: 23 de diciembre de 2020

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Junio, 2017

 

Nina dejó el sobre encima del escritorio y tomó sus cosas para salir a encontrarse con su amiga en el almuerzo.  Si continuaba prestando atención a esos anónimos al final los convertiría en algo realmente importante.  Y eso es justo lo que deseaba evitar.  Decidió que no le prestaría atención y los dejaría en el olvido.  

Ya era el cuarto anónimo que le llegaba y le decía exactamente lo mismo que los anteriores:

«Nada es lo que parece, abre los ojos y no confíes en nadie»

«¿Abrir los ojos a qué exactamente...?» Pensaba mientras iba de camino al restaurante en el que quedó de verse con su amiga Alexa.

No entendía hacia dónde querían llegar esas personas.  O lo que de verdad buscaban decirle.  Su cabeza creaba tantas teorías descabelladas, que la hacían explotar y desesperarse.

«Quizás y no es nada importante» pensó mientras trataba de convencerse de que no debía darle importancia.

—Dijiste que no pensarías más en esto —dijo en voz alta mientras conducía—. Puede que se trate solo de una broma de esas mujeres o puede que se trate de cualquier tontería o equivocación.  Vaya uno a saber qué.

Sin embargo, en su pecho crecía una sensación extraña.  Como si algo simplemente no estuviese encajando en todo eso.

Al llegar al restaurante, Vismith, se encontró a Alexa de inmediato sentada en una de las mesas cerca de la ventana que tenía vista al mar.  Decidió que iba a tomárselo con calma.  Tampoco es que la hubieran amenazado de muerte, ¿cierto?  Solo era una tonta advertencia sobre algo que desconocía.

—Así que hoy has llegado más temprano —dijo a su amiga mientras se sentaba en la silla y dejaba su cartera a un lado de la mesa.  Cogió el menú para ver que elegía para comer.  No tenía mucho apetito tampoco.

—Así que tú por primera vez has llegado tarde —le respondió con una sonrisa—. ¿Qué fue esta vez? ¿El tonto de tu jefe exigiendo que crearas un nuevo diseño porque no estaba conforme con el anterior? ó ¿Algún compañero que te dio trabajo extra aprovechando que tú eras muy buena?

Nina rió y negó mientras se distraía con el menú.  Alexa desde que tuvo un desliz con su jefe, realmente lo odiaba.  Lo que provocaba que su jefe de vez en cuando se desquitaba con ella por sus errores personales.  Era una locura en su trabajo cuando eso pasaba.  Lo peor es que era más frecuente de lo que desearía.

La mirada acusatoria de Alexa se hacía más fuerte.

—Sigo esperando, ¿qué rayos te sucede que te tiene tan silenciosa? —preguntó.

Nina tomó aire y observó la vista al mar.

—Leonard no tiene nada que ver con esto —le aclaró para que desechara la idea—. Hay algo que no te he dicho.  De hecho, es algo que ni siquiera Fabrizio sabe.  Y me ha estado pasando en los últimos días.

Alexa alzó las manos como victoria.  Su sexto sentido nunca fallaba.  Nunca.

—Bueno, ahora sí que me estas preocupando —respondió seria.  Ambas jugaban con el menú en sus manos.

—Se trata de unos anónimos que estoy recibiendo.  Dicen cosas como «Nada es lo que parece, abre los ojos y no confíes en nadie».  Y realmente no sé si se trata de un juego infantil de parte de mis compañeros o se trata de algo serio.  Ya sabes que con mi familia este tipo de cosas no son un juego.  Ya no sé qué pensar.  Me siento bloqueada.

—¿Tienes los anónimos en tu cartera? —preguntó Alexa señalando su cartera.  Nina negó.

—Los estoy dejando en uno de los cajones de mi escritorio.  Donde suelo guardar las cosas que quiero olvidar, pero que algún día puedo necesitar.  Yo no sé qué pensar de esto.

Alexa golpeó suavemente la mesa mostrando su molestia.

—Si esto se trata de un juego de esos envidiosos compañeros tuyos.  La verdad que yo usaría tu muy buen apellido y los mandaría al carajo a todos.

—¡Alexa! —gritó Nina observando a su alrededor preocupada de haber llamado la atención.  Su amiga simplemente se encogió de hombros sin arrepentimientos.

—¡No me importa! Son unos imbéciles de mierda y la verdad es que mucho has soportado.  ¿Qué esperas para entrar a tu compañía como diseñadora y paisajista?  No tienes por qué aguantar las mierdas de los otros cuando tú puedes ser tu propia jefa.  Es que no te entiendo, mi amiga —dijo echando la cabeza hacia atrás de forma dramática y mirando el techo del restaurante.  Nina rió ante lo exagerada que era.

Aunque reconocía que en parte tenía razón.

«¿Por qué estaba aguantando esas situaciones?» Trabajaba de forma aleatoria en el negocio familiar.  Siempre trataba de aprender y ser partícipe de los proyectos más importantes.  Aunque aún no se sentía lista para entrar a la empresa.  Su hermano, Nathan, era uno de los que le insistía demasiado.  Su abuelo simplemente le daba el espacio para decidir lo que quería.

Por eso es que estaba en esa editorial en donde todos la miraban con celos.  Era la más joven en entrar y su apellido gritaba privilegios por todos lados.



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En el texto hay: secretos, trillizas, destinos

Editado: 21.10.2022

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