Cómplices Del Destino (trillizas Hiltmoose Libro 1 y 2)

6. Nina

Publicado Originalmente: 7 de febrero del 2021

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«—¿Hay algo que me estés ocultando? —preguntó mientras soltaba sus manos y caminaba hacia la playa.  Metió sus pies en la orilla sintiendo la calidez de la noche sobre sus hombros.  Deseo que ese momento fuera eterno.

Y, sin embargo, al mirar hacia atrás y verlo descubrió que su momento se arruinaría por completo ante una confesión.»

Nina despertó sintiéndose extraña.  Es la primera vez que sentía esa sensación de vacío en su pecho.  Algo había cambiado y no lograba descifrar que era.  Notó que Fabrizio ya se había marchado.  No había dejado ninguna nota.

Se tiró sobre la cama y observó el techo buscando respuestas a lo que estaba sintiendo.

Una cena, un perdón, una noche de sexo.

Eso es lo que Fabrizio había hecho para hacerla olvidar todo.  Era como un tipo de acuerdo.  Del que ella no se dio cuenta hasta que era muy tarde.

—¿Tan fácil me perdí? —se preguntó en voz baja mientras se aferraba a las sábanas.

No la quería cerca.  Porque sabía que si estaba cerca Fabrizio volvería a caer… y no estaba segura si resistiría a una segunda vez.

Se suponía que el pasado es pasado.  Que debía quedarse allí.

Amar es perdonar, ¿pero aplica igual para la infidelidad?

Se levantó de la cama y caminó hasta el espejo de su coqueta.  Respiró hondo mientras sus ojos aguamarina le respondían con una mirada apagada.

—Siempre dijiste que jamás perdonarías una infidelidad.  Tú, creyente de las segundas oportunidades dijiste que no darías una si se trataba de engaños y mentiras.  Supongo que cuando se trata de él, no importa nada, ¿verdad?  Cuando él confesó haberte mentido, haber fallado al trato y no estar seguro si realmente estuvo con otra, tú lo aceptaste.  Decidiste perdonarlo aun cuando no sentías el perdón por completo en tu corazón.  Ahora debes atenerte a las consecuencias, ¿verdad?  Amar es confiar, solo confía en sus palabras.  Confía en que solo fue una vez, aunque él siga diciendo que no.  Y protege este corazón debilucho —terminó de decir chocando su mano en su pecho.

Comenzó a llorar volviendo a sentir que se había fallado así misma.  Se dio un baño y se preparó para salir.  Visitaría el cementerio, como todos los meses o como cuando se sentía perdida.  Ahora se estaba sintiendo muy perdida.

Antes de salir de la casa se disculpó con Alexa por no poder acompañarla a su primera reunión con el Sr. Hiltmoose.  Había prometido ayudarla con ese evento y le estaba fallando hasta a ella.  No se sentía completamente con ganas de ir.  Así que se disculpó con un corto mensaje.  Luego ya la llamaría.

Durante el camino, Nina sintió como si alguien la estuviera siguiendo.  Era una sensación muy rara que la transportó al día del accidente.  Cuando se dio cuenta que alguien los seguía y de inmediato se lo dijo a sus padres.  Ante su paranoia observó varias veces por el retrovisor, pero no vio nada raro.  Decidió tranquilizarse y no darle importancia.

Al llegar al cementerio respiró hondo.  A pesar de ser un lugar tétrico era el único lugar que la haría sentir mejor en esos momentos.  Así que de forma tranquila se bajó del auto.

—Sus padres comenzaran a molestarse de que su hija siempre venga a verlos —dijo con amabilidad el Sr. Jones.  Nina sonrió estirando la mano para saludarlo.  El Sr. Jones llevaba muchos años trabajando como guardia en el cementerio y a esa hora siempre se lo encontraba.

—Hoy realmente me apetecía verlos y conversar con ellos.  Sé que me escuchan desde donde sea que estén. —respondió.

—De eso no tengas la menor duda, jovencita —dijo el guardia.  Nina se despidió del hombre y caminó hasta la tumba de sus padres.

Sonrió con tristeza cuando llegó.  Sacudió las hojas secas que se encontraban encima de la lápida y cambió las flores por unas que había comprado en el camino.  Luego se sentó en el pequeño banco mientras observaba la foto de sus padres.

Extrañaba esos momentos de felicidad.  En donde sus consejos siempre estaban, donde no se sentía sola.

—Es increíble que ya hayan pasado tantos años desde el accidente y aun siga sintiendo que pasó ayer toda esa tragedia —comenzó diciendo.  Sus ojos comenzaban a picarle, las lágrimas no querían perdonarla—. Intento no pensar en eso, intento sobrevivir a esto, pero es muy difícil y duele muchísimo que no estén aquí.

»No sé qué están pensando de mí en estos momentos.  Seguro están enfadados por lo clase de estúpida que he sido durante tanto tiempo.  Siempre me aconsejaron hacer las cosas bien y durante un tiempo me esforcé en hacerlo.  Convirtiéndome en alguien que no conocía.  Que no reconocía como yo.

»Y ahora de nuevo estoy aquí.  De nuevo no me reconozco.  Esperando algún consejo que no llegara.  Esperando que puedan enviarme una señal para hacerme sentir mejor porque la estoy cagando, mama, me estoy perdiendo, papa.  Quiero volver a ser esa chica.

Guardó silencio permitiéndose llorar ahora que no la veían.  Respiró hondo mientras se limpiaba con rapidez el rostro.

—Estoy tan molesta conmigo misma.  Porque no logro entender qué es lo que quiero realmente en mi vida.  ¿Quiero realmente seguir con un novio que a la primera que nos damos un tiempo ya está con otra?  ¿Quiero continuar en un trabajo en donde mis compañeros me tratan como basura y donde mi jefe me odia solo porque mi amiga no le correspondió?  ¿Quiero realmente ir a trabajar en la compañía de los Evans aun sabiendo que nadie me considera como tal?



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En el texto hay: secretos, trillizas, destinos

Editado: 21.10.2022

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