Cómplices Del Destino (trillizas Hiltmoose Libro 1 y 2)

8. Nina

Publicado Originalmente: 24 de febrero del 2021

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        Nina se estaba cambiando cuando Fabrizio decidió entrar a la habitación para hablar con ella.  No podían seguir en esa situación llenos de silencios y resentimiento.  Él ya estaba cansado de lo que pasaba entre ellos. Al entrar al cuarto la encontró con su ropa de trabajo y no contó con eso.

         —¿Qué haces vestida así?  Aún es muy pronto para que regreses al trabajo.  ¿No recuerdas lo que dijo tu tío? —dijo recargándose del marco de la puerta y negando lo que estaba viendo.

         No podía creer que ella fuese tan inconsciente.  Nina respiró hondo ignorando sus palabras.

         —Tengo una junta importante en la empresa.  Así que quiera o no debo ir a la junta porque para todos ellos yo estoy bien.  Hasta ahora mi familia no sospecha nada y Georgina fue realmente buena en evitar que mi abuelo se enterara por las noticias.  Así que, por favor, no me distraigas.

         Claramente sabía que Fabrizio no estaría de acuerdo.  Cuando se trataba de cosas de salud nunca se relajaba con eso.  Si su tío la mandó a reposar, Fabrizio la obligaría hacerlo.  Y una parte de ella se sintió contenta de ver que él al menos se preocupaba aun por ella.

         Quizás y no todo estaba perdido aún.

         «No hay nada de malo vivir en una mentira»

         —Ambos sabemos que esto no es algo que puedas ocultar por mucho más tiempo.  El señor Augusto es un hombre muy inteligente y observador.  Sabrá que algo le pasó a su nieta con solo mirarte o escucharte.  Y no olvides lo que piensan de ti en la empresa.  Si esta gente ve que tu abuelo no sabe la verdad, te van a delatar, Nina y no podrás hacer nada —intentó hacerle ver.  Aunque fue completamente en vano.  Nina simplemente se negaba a escucharlo.

—¿Podrías simplemente bajarles dos rayas a tus reclamos?  Estoy cansada emocional y físicamente de todo esto.  Debo ir porque es una junta muy determinante.  ¿Crees que me da gusto salir cuando hace cuatro días intentaron matarme dos veces? —dijo con voz determinada.

Fabrizio apretó la mandíbula.  A veces lo mejor era mantenerse callado.  Cualquier cosa que dijera en esos momentos, Nina no la escucharía.

—Martin acaba de llamarme —dijo cambiando de tema.  Provocando que su enojo fuera creciendo—. Aparentemente volvió a discutir con tu amiga.  Dijo que tenía todo listo para el evento de mañana y que al menos ella no debía preocuparse por el catering.

—Que irónico… no son los únicos que están peleados —respondió cruzándose de brazos.

Nina no lograba entender en qué momento todo se puso tan tenso entre ambos.  Ese día estaba realmente agotada y de pronto se vio discutiendo con Fabrizio sobre todo.  Aunque recordaba perfectamente cuál fue el detonante de la pelea.  Y es la misma razón por la que se negaba a dirigirle la palabra.

De solo pensar esas palabras su corazón se rompía una y otra vez.  Que la llamaran masoquista por no ser capaz de pasar página y olvidar.  Hacía eco cada vez más fuerte en su mente.

«¿Alguna vez te has puesto a pensar que yo si me tome en serio la ruptura?»

¿Cómo continuabas una relación después de esa confesión?  Es algo que Nina intentaba entender.

Eso le quemaba demasiado fuerte en su pecho.  Era duro de escuchar, duro de sentir.  Tantos años en una relación en la que jamás se percató de que algo andaba mal.  De que algo estaba fallando entre ellos.  Si tanto estaba pensando en romper. ¿Por qué no lo hizo antes?  ¿Porque le suplicó una y otra vez que regresaran de nuevo?  ¿Por qué no continuó su camino?

Dios, solo intentaba entender porque su corazón estaba doliendo tanto.  Porque le dolía recordarlo cada vez más fuerte.  Nada encajaba en ese puzzler.  Todo parecía estar tan mal encajado y lo que era peor es que de cierta forma se sentía culpable.  Tenía tantas dudas en su cabeza.  No estaba lista para enfrentarse a una ruptura.

Amaba a Fabrizio, pero tampoco quería que él estuviese en una relación que lo hacía infeliz.  Amar no debe ser destrucción y mucho menos obligación.

Pero aun así seguía sin estar lista y tampoco quería hacerlo.

Lo amaba, lo extrañaba y esa situación la estaba enloqueciendo.

Sacudió la cabeza y terminó de ponerse el blaizer crema.  Para luego tomar su bolso dispuesta a marcharse.  Aún no estaba lista para tener esa conversación.  Fabrizio se recargó del marco de la puerta observándola.  Al pasar por su lado, Fabrizio la detuvo con un agarre suave en su brazo.  Evitando que continuara.

—Hablemos… claramente no podemos seguir actuando como si no estuviera pasando nada.  No puedo estar así.

Nina se zafó de su agarre y respiró hondo antes de señalarlo.  Todo en su cabeza simplemente explotó.

—Yo solo quería comprensión, quería descansar, quería que entendieras porque no dije nada.  Tú fuiste el que terminaste soltando mucho más de lo que alguna vez imaginé en la discusión.  Admitiste que consideraste romper conmigo.  Y al final fuiste tú quien había terminado suplicando regresar.

»Lo que es irónico es que yo jamás considere que termináramos.  Nunca se me pasó por la cabeza y ¿sabes por qué fue?



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En el texto hay: secretos, trillizas, destinos

Editado: 21.10.2022

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