Cómplices Del Destino (trillizas Hiltmoose Libro 1 y 2)

11. Nina

Publicado Originalmente: 5 de abril del 2021

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 “Y luego lo último que recordó fue su cabeza sobre el suelo”

 

—¡Mierda! —dijo en voz baja mientras se agachaba a coger la bandeja de forma rápida. Necesitaba salir de allí con urgencia. Su cabeza no dejaba de dar vueltas. Su corazón no paraba de latir rápidamente. Sintió un fuerte deseo de llorar—. Yo lo siento mucho señor. No lo vi y fue mi culpa —dijo alzando la mirada con preocupación y un poco asustada.

Todo lo que había escuchado era aterrador y ahora tenía miedo de haber perjudicado a Alexa. 

«¿Es que nada puede salir bien hoy?» pensó mientras controlaba las lágrimas.

Se levantó del suelo encontrándose con una mirada esmeralda que lo miraba sorprendido. Tragó saliva, él también pensaría que era otra persona. Y eso es justo lo que no quería que pasara. 

—Tú… —dijo la voz del chico que Nina no reconocía. 

—No soy ninguna de ellas y no quiero que te me acerques —espetó alejándose.

—¡Espera! —gritó Walden intentando detenerla—. No puedes irte todavía de la casa. Déjeme ayudarte —intentó decir. Nina dio un paso hacia atrás alejándose aun más de él. 

—¿Quieres hacerme el favor de dejarme en paz? ¡No quiero saber nada de lo que está pasando aquí! —gritó mientras se alejaba con rapidez hasta la cocina. 

Comenzaba a sentirse mareada. El estomago le estaba rugiendo y el dolor de cabeza era insoportable. Chocó con Helen cuando entró a la cocina. Al verla no pudo evitar llorar.

—¿Quién se supone que soy? No soy ellas, solo soy Nina. ¿Cómo es posible que…? No entiendo nada. Pero usted parece entenderlo todo. No sé lo que está pasando. Me siento tan mal —comenzó diciendo, mientras comenzaba a sentirse mareada. Helen cogió sus manos con fuerza.

Fabrizio observó que algo estaba pasando con Nina. De inmediato intentó acercarse, pero la mano de Jane lo detuvo. 

—Creo que lo mejor es no acercarse. Algo turbio esta pasando —dijo Jane con voz conciliadora. 

—Necesito saber qué está pasando con mi novia —le espetó Fabrizio sin pensarlo—. Nina esta descontrolada. ¿Cómo no puedo acercarme?

—Jane tiene razón, Fabrizio. Quédate ahí, te lo digo como tu jefe —instó Martin. Fabrizio apretó las manos sintiéndose impotente por no poder hacer nada. 

—Pequeña, sé que estas confundida y asombrada. Yo intenté decirte por todos los medios, pero no tuve tiempo de advertirte. Estabas tan ocupada con el trabajo que no encontré forma de advertirte. Lo siento muchísimo —dijo Helen con voz suave y maternal. Le acariciaba la espalda intentando tranquilizarla. 

—No entiendo… yo no sabía. ¿Cómo es que esto es posible? Su discurso y luego ellas. Dios, estoy tan confundida. Es como una pesadilla —dijo Nina sin poder controlar sus lágrimas—. ¿Cómo es posible que yo sea esa persona de la que hablaban y jamás lo hubiera sospechado? Fue una terrible alucinación. Si esto es un sueño es un terrible sueño.

Para esas alturas le resultaba imposible controlar sus lagrimas. El pecho le estaba doliendo y solo deseaba irse de ahí. 

—Pequeña, sé que esto es muy fuerte, pero debes tranquilizarte —le pidió Helen de nuevo. Nina negaba intentando centrarse. 

Alexa llegó a la cocina y al ver a su amiga fue de inmediato a ella. Había salido de la mansión a resolver un inconveniente. Y de pronto todo parecía un caos. 

—Nina, ¿qué pasa amiga? Porque estas tan pálida y llorando. ¿Te hicieron algo? Nina…

Su mirada se dirigió a su amiga de forma acusatoria. 

—¿Tú lo sabías sobre esto y no me dijiste nada? —le preguntó a Alexa—. ¿Porque no me lo dijiste? ¿Es por eso por lo que me hiciste venir hasta aquí? ¡Esto era algo que yo necesitaba saber antes!

—Pequeña…

—¡No me llames así! No soy ellas —dijo Nina sintiendo que iba a explotar en algún momento.

Alexa se sentía muy perdida. La abrazó sin pensárselo. 

—Helen, ve y busca un calmante. La srta. Evans esta a punto de desmayarse —dijo Walden acercándose.

Nina se sorprendió al verlo de nuevo. 

—Tú… no te me acerques. Es aterrador que sepas quien soy, pero yo no tenga ni puñetera idea de quién eres tú. Esto es aterrador —murmuró mientras sentía que se perdía.

—Nina, mírame —dijo Walden llamando su atención. Ella lo hizo a regañadientes—. Quizás no pueda entender por lo que estas pasando. Pero debes darte cuenta de que esto es algo que será también difícil para ellos. Si escuchaste el discurso del duque, sabrás que esa familia realmente esperaba tu regreso.

Nina sonrió con desdén. 

—¡Ellos no esperaban mi regreso! ¡Me han dado por muerta! No intentes hacerlos ver cómo las víctimas de todo esto —dijo soltando su agarre de Alexa y acercándose a Walden—. Por supuesto que no tienes ni una puta idea de cómo me siento. Yo solo vine a ayudar a mi amiga —dijo señalándola—. Jamás vine con el interés de encontrarme a una familia perdida. 

Fabrizio ignoró la advertencia de Martin. No toleraba ver lo que estaba sucediendo y no ser participe, de no enterarse. Se acercó a ella y pasó su brazo por su hombro girándola y acercándola a su pecho. Nina sintió el abrazo y comenzó a llorar. 

—Necesito salir de aquí, Fabrizio. No quiero que se me acerquen. Esto es una locura. No quiero estar aquí —dijo negando. 

—Tranquila, debes calmarte. Recuerda que no estas bien de salud —le susurró al oído mientras acariciaba su espalda. Pero para ese momento Nina estaba poco interesada en su salud. 

—Tu y yo nos cruzamos en el elevador, ¿cierto? —preguntó recordando aquel momento en la empresa de su abuelo. 

—Si, me llamo Walden Moore, en el elevador de la empresa de tu abuelo adoptivo —dijo el chico. Nina soltó el agarre de Fabrizio y lo apunto con el dedo. 

—¡No te atrevas a llamarlo de esa forma! Augusto Evans es el único abuelo que tengo. Trátalo como tal. 



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En el texto hay: secretos, trillizas, destinos

Editado: 21.10.2022

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