Publicado Originalmente: 28 de mayo de 2021
Capítulo 15: Walden
“Esa chica comenzaba a ser un dolor de cabeza. Uno del bueno”
Walden deseo haber sido más fuerte y no haber mostrado sus sentimientos tan visibles en su rostro. Deseo no haber sido un idiota y que la chica que tenía al lado tampoco hubiera visto eso. Deseo no sentir, no haber sido tan persistente de haberla llevado consigo.
Ahora tenía que lidiar con las consecuencias de sus acciones, le gustara o no.
Podía seguir soportar demasiadas cosas de su relación. Ya había formado su propio escudo protector. Ya nada le importaba. Era inmune al dolor que pudiera Lina provocarle. Pero no era inmune en evitar no verse afectado por eso.
El amor te convierte en tonto. El amor te pisotea y arrasaba contigo cuando no puedes controlarlo. O en todo caso cuando no le pones un alto. Amar no significa aceptar todo lo que tu pareja diga. Amar es de dos, no de tres o cuatro.
Debió haberle puesto un alto desde que Lina comenzó a engañarlo. Hacerle caso a la razón nunca lo llevo a ningún lado y ahora podía darse cuenta de eso. Al final sus amigos tenían razón. Era un imbécil por pensar que Lina podía cambiar. Que ella podía volver a ser la misma chica de antes.
Lina no se había percatado de que ya habían entrado a la habitación. Pero ¿qué hubiera hecho en caso de verlo? Si es justo eso lo que ella quería cuando le envió el mensaje, ¿no? ¿Qué mente tan enferma podía tener para disfrutar de verlo sufrir por ella?
Apretó el puente de su nariz y respiró hondo antes de siquiera hablar. Mantendría el control, aun si no tenía fuerzas para hacerlo. A la distancia Nina lo estaba observando. Aun en shock por lo que estaba viendo.
«Después de todo él no mentía cuando dijo que las cosas iban mal» pensó ella mientras asimilaba la situación. Porque al final Nina sabía de primera mano lo que era amar a alguien que ya no te respetaba.
Y ver el rostro desencajado de Walden le recordaba por todo lo que ella había pasado.
Lina seguía debajo de las sabanas con el hombre que no lograba ver. Su amante de turno. Walden no entendía que ganaba con eso. ¿Qué más quería de él?
Alejó la vista y convirtió sus manos en puños. Era desagradable verlo con sus propios ojos. En el último tiempo todo se había limitado en verla desnuda en su cama oliendo a otros hombres. Ahora simplemente sentía que todo lo estaba superando. Una cosa es saber lo que Lina hacía en su propia casa. Y otra cosa muy distinta era enfrentarse a esa realidad. Verlo con sus propios ojos y no tener dudas.
Su realidad, la que permitió que ganara.
—Perra… —dijo Nina en voz muy baja. Ella lo miró y forzó una sonrisa de disculpa—. Te lo dije, es una perra.
—Nunca dije que estuvieras equivocada —le respondió en voz baja. Los ojos aguamarina de Nina lo miraron de forma amable. Ya no había ese destello de burla. Nina sujetó su brazo cuando lo vio dar un paso hacía la cama.
—¿Que harás? Aun puedes huir de todo esto. Ella no necesita ver tu rostro —dijo dándole opciones. Quiso agradecerle el gesto. Aunque en esos momentos él no iba a huir de la verdad.
—Lo de siempre, ya estoy acostumbrado a eso —respondió y se acercó a la cama. Deseaba ver la cara del hombre con quien Lina estaba—. ¿Cuál es tu emergencia, querida? No creo que tu intención fuese hacer un trio. Sabes que no me va eso de compartir a mi mujer con otro —dijo en voz alta para que se diera cuenta de que estaba allí y había visto más de lo que debería.
Lina continuo con lo suyo y dándole la espalda.
—Oh, cariño, no pensé que fueses a venir tan rápido. Que iluso, realmente te preocupes por mí al extremo. Aun cuando yo hago esto en tus narices —dijo ladeando su rostro para verlo.
Walden sonrió sin emoción. Lina era el descaro personificado. No tenía remordimientos y mucho menos arrepentimientos de nada. Hacía lo que hacía sin pensar en las consecuencias.
«¿Como le explicaría a Arturo que su hija era una zorra?» Walden ya no sabía que más hacer para proteger la imagen de ambos. Sobre todo, para protegerla a ella.
Lina era tan frágil y susceptible a los comentarios de los demás. Que cualquier cosa podría ponerla aún peor.
—No ganas absolutamente nada con esto, Lina. Se que lo sabes —dijo señalando la habitación—. Siempre vendré a ti porque eres como una niña de 5 años a la que debo vigilar, a la que debo cuidar de que haga cualquier estupidez. No te creas tan importante en mi vida —intentó sonar duro. Pero incluso esforzándose sus palabras salieron débiles a sus oídos.
Mierda, era demasiado difícil enfrentarse a eso de nuevo. Le estaba doliendo más de lo que imaginaba.
Lina perdió las ganas y se bajó de la cama caminando desnuda hasta Walden. En su posición no lograba ver que estaban acompañados de su hermana y eso lo agradeció.
—Yo gano mucho más de lo que de imaginas con esto, mi amor. Y sé que siempre seré lo más importante de tu vida. Haga lo que haga —dijo acercándose a Walden sin perder su sonrisa. Cuando estuvo lo suficientemente cerca se estiró y besó su mejilla.
Su beso quemaba y las ganas de gritarle a su novia crecían. Sus miradas se encontraron y Lina le sonrió como si nada estuviera pasando.
»Tu amor ciego por mí siempre será tu perdición, Walden. Realmente me saque la lotería contigo. Podrás querer dejarme, pero nunca lo harás. Nunca tendrás las agallas de dar el paso, mi vida —dijo acariciando su mejilla.
Walden le sujeto la muñeca y alejó su mano de él.
—Eso fue hace años. Cuando aún creía que había algo bueno en ti por rescatar. Cuando no me importaba nada salvo hacerte feliz y complacerte de la misma forma que lo hiciste cuando más lo necesite. No des por sentado que me conoces, Lina. Ambos hemos cambiado con el pasar de los años. Dejamos de ser los que éramos.
Editado: 21.10.2022